Funesto principio de año
- Imanol Moso Sanz
Es día 15 y ya he ido a despedir a 3 personas en un tanatorio. Tres personas a las que apreciaba y quería. A Jesús Mari Pérez Iturri que en sus 54 años pasó por varias enfermedades, pero que no por ello dejaba de estar todo lo que podía socialmente activo y sensible a lo que pasaba en su pueblo, Burlada, y muy implicado en las actividades que le interesaban. A Eugenio Oria Mundín, 64 años, compañero de colegio y con el que los últimos años he compartido ámbito laboral donde nos encontrábamos de vez en cuando y nos íbamos poniendo al día sobre nosotros mismos, sobre algunos antiguos compañeros, sobre el trabajo de cada uno, sobre la sociedad en general... Yo lo calificaría cariñosamente como “entrañable cascarrabias” y creo que coincido en ello con más personas, pero que a quienes eran atendidas por él les dejaba con la sonrisa en la boca y le apreciaban por sus maneras de atender, sus sabios consejos e indicaciones... Sabía de lo que hablaba, era muy crítico, como poseedor de la buena mente lúcida que tenía, y no le importaba granjearse alguna enemistad entre quienes sufrían sus críticas, muchas veces cargadas de razón.
A Nekane Moso Elizari, de 44 años, alcaldesa de Jaurrieta, una luz cuya presencia desprendía allí donde se encontrase y que se ha ido muy temprana y rápidamente, dejando muy buen recuerdo en las personas que la rodeaban. También implicada socialmente, a la que la cruel enfermedad ha impedido muy rápidamente seguir con su rica vida social y familiar.
Y ninguna de esas tres personas ha caído por la m... de bicho en que estamos inmersos desde hace dosaños. Hay otros males que también necesitan atención y que corren el riesgo de quedar desatendidos. También me acuerdo de Enrique, fotógrafo, que lo está pasando mal, ya lleva mucho tiempo con ello y eso a veces le desmoraliza. Quisiera darle ánimos, que aún le queda tiempo para poder disfrutar de buenos momentos. Tengo que pensar que la naturaleza ha encontrado resquicios para llevarse por delante a esas tres personas que habrán dejado de sufrir, pero que podían haber disfrutado todavía de algunos años de buen vivir y de las pequeñas cosas que no apreciamos hasta que ya dejamos de tenerlas.
Así es la vida, vamos pasando por ella y en el camino nos vamos encontrando con personas a las que después perdemos y a veces reencontramos; pero en estos tres casos las pérdidas son definitivas, ya no las voy a volver a ver, a estar con ellas, a comentar con ellas sobre nuestras vidas... El otro día en la frutería me dijeron que les quedaban uvas de las de las campanadas, voy a volver a comerlas a ver si cambia el sino de este funesto principio de año. A cuidarse y a disfrutar de lo que se pueda dejando los malos rollos aparte y buscando lo positivo de cada ocasión. ¡Que sean felices!
Imanol Moso Sanz