Entre el despilfarro y la ceremonia de la confusión
- Miguel A. Sáenz Martínez
Un ciudadano es testigo de los siguientes escenarios: escenario uno, confluencia de dos calles de un barrio pamplonés. El ciudadano observa cómo en la columna de tres de las cuatro farolas que iluminan las cuatro esquinas figuran pancartas de tres partidos políticos diferentes.
Escenario dos: pantalla digital de grandes dimensiones que está situada en un lugar céntrico de la capital navarra: El ciudadano se para delante de ella durante unos pocos minutos y comprueba que van apareciendo, sucesivamente, y de forma repetida, imágenes de los cabezas de lista de las diferentes formaciones políticas. Escenario tres: calle céntrica de una localidad de la Cuenca de Pamplona. El ciudadano observa cómo los carteles de las diferentes formaciones políticas aparecen pegados, en una misma pared y a muy escasa distancia unos de otros. Escenario cuatro: Buzón del domicilio de un ciudadano cualquiera. En estos días de campaña electoral el ciudadano no hace más que extraer de su buzón propaganda electoral de las diferentes formaciones políticas.
Cualquier medio o plataforma audiovisual (televisión, YouTube, redes sociales..) es utilizado por los partidos políticos para tratar de convencer a los ciudadanos para que les den su voto. El ciudadano acaba atiborrado y empachado de siglas, eslóganes e imágenes y, en no pocos casos, acaba por confundir unos mensajes con otros. Previamente a todo esto las diferentes formaciones políticas han dedicado mucho, diríamos demasiado, tiempo y dinero a diseñar todo lo relativo a la campaña electoral (eslóganes, mítines, sesiones fotográfícas...). Hasta los más mínimos detalles han sido concienzudamente estudiados por los directores de campaña y por los correspondientes asesores de imagen. Todo importa: los gestos de los candidatos, sus posturas, la Indumentaria, el color de la ropa..
Y, en medio de todo este circo electoral, nuestro ciudadano no para de hacerse preguntas. Primera:¿qué sentido tiene el despilfarro económico en el que se incurre en las campañas electorales? Segunda: ¿cómo financian los partidos políticos las campañas electorales? Tercera: ¿las financian con créditos concedidos por entidades financieras? Cuarta: un partido político que depende, para su financiación, de los créditos concedidos por entidades financieras, ¿puede ser totalmente libre, en caso de que acceda a las instituciones, para legislar a favor de la ciudadanía con lo que ello puede conllevar de ir en contra de los intereses económicos de esas entidades financieras a las que debe dinero? Quinta: ¿los partidos políticos no deberían de financiarse exclusivamente en base a las cuotas de sus militantes y simpatizantes? Sexta: ¿no deberían de estar prohibidas las encuestas en la medida de que los resultados obtenidos en las mismas pueden llegar a condicionar el voto o la abstención de la ciudadanía? Séptima: ¿cuántos ciudadanos deciden, realmente, su voto en base a lo visto y oído en la campaña electoral? Octava: ¿no sería mucho más adecuado dedicar todo el dinero que se malgasta en las campañas electorales a mejorar unos servicios públicos que están ya muy deteriorados? Y novena y última: ¿cómo es que esto último no ha sido propuesto, todavía, por ningún partido político?