Raúl Sierra es la víctima

Ya hace un mes que no estás con nosotros. Ahora estás con tu padre, tu hermano y esa persona que tanto nos quería a todos y sabes quién es. Te quitó la vida al día siguiente de tu 45 cumpleaños y el día del cumpleaños de tu sobrina. Esa que para ti (al igual que tu sobrino) erais como hermanos y celebrabais los cumpleaños juntos. Este año no te han dejado.

Estamos rotos de dolor desde entonces, pero con toda la fuerza para luchar por la razón por la que te han quitado la vida, tu hija. Yo te juré en el tanatorio que lucharía por ella hasta el final porque ella para ti era lo más importante más que tu propia vida. Escribo esta carta en el periódico para darte voz porque el 10 de mayo te la arrebataron y ya no puedes defenderte más. Hemos tenido que leer en muchos medios de comunicación y redes sociales todo tipo de barbaridades. Que eras un maltratador, que lo merecías, que algo habrías hecho… Y por eso estamos aquí, para contarlo.

Es cierto que tenías una orden de alejamiento. Tan cierto como que esa orden la aceptaste porque iba a ser la única forma de ver a tu hija. Tan cierto como que tú jamás le pusiste la mano encima a nadie. Jamás. Tan cierto como que la condena por ese “maltrato” fue la mínima posible porque no suponías una amenaza (normal) y jamás habías tenido problemas con nadie. Tan cierto como que ese día, te condenaron por proteger a tu hija y quererla fuera de unos ambientes impropios para una niña de escasos 5 años y darle la educación y la calidad de vida que una niña de su edad debía tener. Tan cierto como que en toda esta historia y en todo el contexto ha habido y siempre habrá una única víctima: tú.

Todo lo que has hecho desde que nació ha sido por y para tu pequeña, y eso nadie lo sabe más que nosotros y toda la gente que te sigue llorando y nos sigue preguntando cómo es posible que, al hombre más bueno que conocemos, lo están tachando de esas barbaridades. No te preocupes, las malas lenguas siempre hablan más alto, pero nosotros sabemos la verdad, y ahora la Justicia también. Nos da igual que la gente lo crea o no, cada persona es libre de pensar lo que quiera, pero no podíamos quedarnos callados.

Esta carta va firmada por mí, pero detrás está toda tu familia, tu jefe y amigo, tus clientes y tu expareja y su familia que nos han acompañado en todo momento. Nadie te olvida ni podrá olvidar jamás. Todos juntos vamos a pelear, con todo lo que tenemos, por tu memoria, por que se haga justicia y, sobre todo, por tu hija, que era lo que más amabas. Siempre va a tener presente la enorme persona que era su padre, créeme. Adiós, aita (como ella te llama). Te queremos y te echamos mucho de menos.