Juan Sukilbide presenta una exposición llena de símbolos, líneas y color

Aunque pueda parecer una pintura infantil, ingenua, divertida, a veces traviesa, la obra de Juan Sukilbide es pura simbología. Esos animales, estrellas, árboles, barcos, ropas u otros objetos cotidianos no aparecen en sus cuadros por casualidad, sino para mostrar los hechos, acontecimientos, pensamientos o reflexiones del artista sobre la vida y el mundo exterior. Con el propósito de plasmar lo que acontece en una sociedad plural y diversa, Juan Sukilbide (Pamplona, 1961) ha creado cada uno de los cuadros de Ahora de nuevo, exposición inaugurada en el Pabellón de Mixtos de la Ciudadela y que suma su tercera muestra individual en dicha sala tras Sol Invictus (2006) y El Viajero Cautivo (2014). A través de unas obras que juegan con la abstracción y la figuración, Sukilbide explora relaciones que se establecen entre significantes y significados. Signos y símbolos plasmados en 25 óleos con acrílico y rotulador que destacan por sus formas contundentes y sus colores vivos y brillantes. “Es una simbología que para mí es nueva, es la que he ido trabajando y ese dibujo, esa línea que me sale, quiero que esté en armonía con el color”, explica el autor. La mayor parte de las obras que componen Ahora de nuevo forman parte del último proyecto creativo que el artista viene desarrollando desde 2017, a las que ha añadido ocho cuadros de una colección anterior de quince obras titulada Historia universal hoy, cuyo resto de piezas se exponen actualmente en Bilbao. Pero la diferencia en el tiempo no significa que el mensaje sea diferente. Su pretensión es reflexionar sobre esas imágenes o figuras que tienen una raíz antigua, pero que presentan contenidos nuevos. “Se trata de fijarse, retener el momento en que estás pintando porque, de alguna manera, estás reviviendo acontecimientos. Aunque estoy encerrado en mi casa con una labor íntima y reservada, quiero ser consciente de lo que ocurre más allá de mi persona. Pienso en el exterior, en esa vida plural, diversa, cada vez más interesante, y quiero participar de ella. ¿Como? Pues viviendo la vida cotidiana como los demás, pero también reinterpretando a través de la pintura”. Aunque sus obras pueden parecer espontáneas, incluso desorganizadas, no hay improvisación. Todo lo contrario. El artista juega con el caos y la armonía para conseguir sus propios universos en los que se esconde un trabajo de análisis y un control del color y la composición. “Una mezcla de símbolos de alguna forma caótica, me permite jugar con la posición en la que hay que mirar un cuadro. Incluso a veces los invierto cuando los estoy pintando. Y este caos se fusiona con una armonía intuitiva que tiene que ver con la ordenación de colores, formas, volúmenes y áreas”. SU PROPIO VOCABULARIO Los símbolos de sus cuadros han ido creciendo al ritmo de su proceso creativo, una simbología que fluye a través del dibujo, la línea recta y las superficies geométricas. “Más allá de dibujar superficies planas, me atraía hacer pintura que tuviera línea. Me gusta la sensación del pincel mojado en el óleo y en el aguarrás que hace que el pincel se deslice fluido, libre. Y con el gesto de la mano, más o menos armónico, empezaron a salir formas que me gustaban”. Pero esos dibujos deben estar en armonía con la amplia paleta cromática que utiliza, lo que le permite crear símbolos con libertad. “Eso significa que el dibujo debe de tener algo de ebullición, de picnic, de fiesta, que aparezca en el proceso de pintar, que yo sea consciente de ello. El interés que la línea ha despertado en su proceso creativo le ha llevado a utilizar por primera vez los rotuladores de óleo en sus obras, un material que le permite trazar líneas muy finas y rectas, incluso con ayuda de una regla, así como perfilar superficies que ha recortado con cinta adhesiva para conseguir un plano geométrico. Y mientras incorpora nuevos estímulos en sus creaciones, se mantiene fiel a su pintura colorista, rica en brillos y matices. “Necesito estar en contacto físico con los colores”, argumenta el artista, a la vez que los equipara a las letras del abecedario y los percibe como elementos de su propio vocabulario artístico. “Necesito la presencia de tonos intensos y brillantes, pero todos los colores son valiosos. Están llenos de sugerencias. Los colores son mi vocabulario. No puedo prescindir de ninguno de ellos para expresarme, como tampoco puedo prescindir de las letras y las palabras para comunicarme”. A Sukilbide no le gusta pintar sobre bocetos ni planos previos. Considera que sus cuadros son intuitivos, en los que dibujos y símbolos se disponen sin puntos de referencia espaciales y sin dirección aparente. Y quiere que el público que visite la exposición tenga también su espacio para pensar, reflexionar e imaginar. Una razón por la que ha prescindido en sus cuadros de títulos y carteles explicativos para evitar distracciones. “Hay vida cotidiana en mis cuadros, pero también hay otra vida para la gente que le gusta imaginar. Me inspiro en el hecho de estar vivo, de apreciar la vida y las oportunidades que tengo. Pero también trato de acercar mitología o historias que me preocupan. Mis símbolos hablan de muchas cosas”. ‘Ahora de nuevo’ Pabellón de Mixtos de la Ciudadela. Hasta el 15 de marzo. Horario: martes a viernes, 18 a 20.30 horas. Sábados, 12 a 14 y 18 a 20.30 horas. Domingos y festivos, 12 a 14 horas.

Juan Sukilbide presenta una exposición llena de símbolos, líneas y color

La exposición ‘Ahora de nuevo’ instalada en el Pabellón de Mixtos, está formada por 25 óleos con acrílico y rotulador. El artista pamplonés plasma en sus lienzos sus reflexiones sobre la vida y un mundo exterior plural y diverso

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