Ladrón de arte
Muere Erik el Belga, el ladrón que robó los esmaltes de Aralar
Desde hace años trataba de recuperar una parte del gran patrimonio que sustrajo en ermitas e iglesias españolas

- DN/EFE. Pamplona/Huesca
René Alphonse Vanden Berghe, más conocido como Erik el Belga y considerado como el mayor ladrón de arte religioso de Europa, falleció ayer, a los 80 años en un hospital de Málaga a consecuencia de un fallo cardíaco que no ha podido superar. Asentado desde hace unos años en Málaga como marchante de arte y pintor, Vanden Berghe había renunciado desde tiempo atrás a su carrera como ladrón y emprendido una particular cruzada para tratar de recuperar parte del patrimonio que él mismo había sustraído, una gran parte de ermitas e iglesias españolas.
Uno de sus golpes más célebres ocurrió en Navarra, ya que fue el autor de la sustracción en 1979 de los esmaltes del retablo de San Miguel de Aralar.
Aquel golpe, según contaría muchos años después, comenzó a gestarse en el puerto de Barcelona, donde Erik el Belga recibió un sobre con una diapositivas de la imagen del retablo de Aralar, la mejor obra de esmaltería medieval del mundo. La robaría unos meses después por encargo de un comprador mexicano y recibió unos diez millones de pesetas (traducidos a euros, serían 60.000, aunque en en aquel tiempo el valor adquisitivo de ese dinero era muchísimo mayor que hoy).
En una entrevista en 2011 a Diario de Navarra, Van den Berghe explicaba que cometieron el robo entre cuatro, dos que desmontaron el retablo y otros dos que esperaban, y aseguró que recibieron ayuda del interior del Santuario. La mayor dificultad, rememoraba, fue el cristal antibalas que protegía la pieza y que les resultó difícil de quitar. “Es una de las piezas por las que más he cobrado en mi vida. Son los esmaltes más preciosos que jamás he tenido en mi mano. Es muy difícil explicar lo que sientes.
Robar arte es una pasión, y la pasión sin dinero no vale nada. Cuando tuve que separarme de ellas me dio mucha pena. Muchas obras han dormido a mi lado varias semanas porque nunca más iba a tener en mi vida la oportunidad de tenerla en mi mano. De muchas obras me costó separarme”, aseguraba el belga con motivo del 20 aniversario de la reposición de los esmaltes.
MÁS DE 6.000 ROBOS
También pintor y autor de falsificaciones, a Erik el Belga se le atribuye el robo de más de 6.000 obras de arte sacro a este amante del arte gótico y románico cuya biografía protagonizó el libro Por amor al arte, donde se narran algunos de sus golpes. Después donó pinturas hechas por él a cofradías e iglesias españolas y tiene un museo en Cúllar (Granada) con obras suyas que él les regaló.
A lo largo de su vida fue detenido y acusado de receptación, aunque nunca fue condenado; se fugó de una prisión de Alemania y pasó por la cárcel Modelo de Barcelona, donde estuvo 36 meses de preventivo y siete años en libertad provisional. Creó obras hasta que pudo, explicaba ayer su viuda Nuria Gutiérrez.
Ella califica la vida de Erik como “larga e intensa” y de una “existencia fructífera” y añade que tuvo “una época en la que hacía maldades, pero rectificó”, al tiempo que recuerda que colaboró bastante con la Policía para descubrir falsificaciones de obras de arte.
Con diversos padecimientos de salud en los últimos tiempos, el Belga se sentía muy malagueño y sus dos hijos nacieron en esta ciudad de la que estaba “enamorado” y en la que se afincó hace más de tres décadas; le gustaba la playa de Málaga, a la que acudía, y ha estado “bajo el sol de España, que era su amor”, destaca su viuda.
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