La transversalidad de la lectura en toda la educación

Todo lo que pretende perdurar necesita un relevo. La lectura también, y planteó Belén Galindo a Martín Nogales si desde su vinculación con el mundo de la educación -es autor de libros de literatura juvenil- cree que se hace suficiente en las aulas, desde pequeños, para fomentarla. “Los lectores se hacen en el colegio y en la familia”, destacó el también crítico literario que señalan las encuestas, de modo que del trabajo aquí dependerá la creación de lectores en las futuras generaciones. A su parecer “no se cuida la lectura, el ejercicio de una lectura crítica, y hay que dedicar tiempo a la lectura en los colegios”, refirió ante la dificultad de compresión lectora de los estudios españoles de la que hablan los informes Pisa. A favor de los docentes apuntó que en sus visitas a centros ha comprobado que quienes leen incentivan la lectura en los estudiantes, que el estudiante que lee es más curioso y que la curiosidad es la base del conocimiento, de ahí la necesidad de “crear espacios agradables, dentro del aula, pero también en el exterior, en el parque, en la orilla del río”. Y es que leer, siguió, debe ser “una actividad gozosa” y el libro, convertirse “en algo familiar”. ¿Por qué es importante proteger el libro?, se preguntó. “Porque sin bibliotecas, sin libros, sin lectura, ¿qué tenemos? Ni pasado ni futuro. En los libros está todo lo que somos como personas, sociedad, historia”. El ADN de la raza, de la civilización y de la cultura. ¿Pero hasta qué punto es responsable el escritor de implicar a los jóvenes en un producto con un público muy abierto? De acuerdo con Martín Nogales en que los libros, la lectura, deberían ser transversales “en toda la educación, en todas las materias”, Rodríguez Lezaun consideró que “leer La Celestina no puede ser un castigo”. Como directora de Pamplona Negra, confesó que una de las cosas que más le satisfacen es haber conseguido “una colaboración constante con las bibliotecas de Navarra”: empezaron la edición del año pasado y este llevan semanas “pergeñando” entre ambas partes ideas “para atraer a lectores adultos y jóvenes”. Y resaltando que la situación de los escritores es “muy curiosa” porque se encuentran en la base de la literatura -“somos quienes creamos, pero luego desaparecemos”-, dijo constarle que en Navarra “los escritores están deseando compartir sus experiencias con librerías, bibliotecas y todo el mundo y tener una mínima presencia”. Pamplona Negra, añadió, apuesta por la literatura local, y así el año pasado se subieron al escenario de Baluarte dieciséis autores y autoras navarros de este género. “Queríamos que la gente los conociera y, a partir de ese conocimiento visual, comprara sus libros”, indicó, y añadió que difunden la lista de invitados “con bastante tiempo” a las librerías de Pamplona para que dispongan de los libros de esos autores y el día que los asistentes acudan al festival puedan hacerlo con el libro “bajo el brazo o leído, o puedan charlar con quien lo firma”. Saben bien en las bibliotecas de Navarra qué significa crear espacios para dinamizar la lectura de pequeños y jóvenes. De hecho, Maestro se refirió a una iniciativa muy exitosa de 2018 y 2019, Epicentros de lectura: 647 alumnos de once institutos navarros de Secundaria y Bachillerato leyeron y analizaron en clubes de lectura en las bibliotecas tres novelas y decidieron cuál era la ganadora, un acto que se celebró en un abarrotado Auditorio Barañain entre los chavales y los tres autores. “Hay que buscar estrategias para recordarles que la lectura es una herramienta de disfrute, convivencia y encuentro”, reflexionó, confesando que “la poesía les apasiona”, pero que no la han trabajado mucho con ellos. Y mientras que es fácil ver entrar a los menores de 10 años con sus padres y madres en las librerías, los adolescentes, anotó Escalada, son más reticentes -“algunos sienten vergüenza de hacerlo en librerías pequeñas, como Ménades, y prefieren otras más grandes, como Elkar o Fnac”, anotó-. “Pero quienes entran por sí mismos lo hacen con mucha afición y saben qué quieren”. Más que chicas que chicos y “con mucha fantasía en sus lecturas”, consideró el cómic y la novela gráfica “una manera estupenda de ayudar a que se aficionen a la lectura y entren después en otros libros”. “Vemos en la librería a padres que tuercen el morro cuando sus hijos quieren esos libros y nosotros les decimos que les dejen leerlos, que seguramente ese universo lector se irá expandiendo”, concluyó.

La transversalidad de la lectura en toda la educación

Apoyados en que según las encuestas los lectores se crean en el colegio y la familia, debe entenderse la lectura como actividad gozosa y desarrollarse en espacios agradables en las aulas y el exterior

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