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Historia y Patrimonio

Los números arábigos más antiguos de Europa se escribieron en el reino de Nájera-Pamplona

Ampliar Crónica albeldense
Primera representación de los números arábigos en Occidente, en el Codex Conciliorum Albeldensis seu VigilanusDN
Actualizado el 29/11/2022 a las 21:29
Los números arábigos ni son números ni son arábigos. Primero, deberían denominarse cifras, puesto que los números son los conceptos abstractos y las cifras, sus representaciones simbólicas; y, segundo, su origen no debe situarse en la península arabiga, sino más al este, en la India. La confusión geográfica tiene su explicación: estas representaciones tan familiares hoy en día, que aprendemos desde la infancia en las temidas clases de matemáticas, llegaron a Europa en la Edad Media a través del contacto con el mundo musulmán. ¿Y dónde había mayor contacto entre cristianos y musulmanes en el medievo? Pues en el emirato de Sicilia y en la dividida Península Ibérica. Y, por eso, estos dos enclaves son los candidatos obvios para conservar los "números arábigos" más antiguos. La curiosidad es que quien se lleva la palma es el reino de Nájera-Pamplona (antecesor directo del reino de Navarra), ya que dentro de las que fueron sus fronteras se representaron por primera vez en Occidente estas, por entonces, extrañas cifras.
A lo largo de los siglos X y XI, los reyes de Pamplona lo serían también de Nájera. Y las tierras de estos monarcas se extendían, a grandes rasgos, por lo que hoy es Navarra y La Rioja. Sancho Garcés, cuarto rey de Pamplona y primero de la dinastía Jimena, quiso fundar en los confines de sus dominios un monasterio para conmemorar la conquista por las armas de Nájera y Viguera. Para ello, eligió un roca que se enseñoraba sobre los contornos y en ella mandó construir lo que después se conoció como el monasterio de San Martín de Albelda (hoy, Albelda de Iregua).
De la importancia que pronto cobró este nuevo enclave cristiano da fe el hecho de que, casi inmediatamente después de su fundación, trazó por aquel punto su itinerario el Camino de Santiago, concebido como una cadena que debía unir los territorios cristianos y asegurar las recientes conquistas al norte de la Extremadura del Duero y del Alto Ebro. No en vano, sabemos que el primer peregrino registrado por la historia, Gotescalco, obispo de Puy, fue acogido en su ruta por los monjes de San Martín de Albelda.
Y fue allí, en aquel cenobio del reino de Nájera-Pamplona, donde un copista llamado Vigila, en colaboración con los monjes García y Sarracino, escribió en los albores del año 1000 la Crónica Albeldense (o Codex Conciliorum Albeldensis seu Vigilanus), una recopilación de hechos ocurridos en los territorios cristianos de la Península Ibérica en la que incluyó -en el duodécimo folio- los "números arágibos", del 1 al 9, con un aspecto muy similar al que usamos hoy en día.
El monasterio fue posteriormente sede episcopal y convertido en Colegiata, si bien en la Baja Edad Media entró en decadencia. Hoy en día permanecen sus ruinas en las cercanías del casco urbano de Albelda de Iregua.
El reino de Nájera desapareció con la muerte del rey Sancho Garcés IV, el de Peñalén, si bien su vertiente pamplonesa pervivió y se convirtió en reino de Navarra de la mano de Sancho VI el Sabio.
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