Aurelio Sagaseta: "No me veo a falta de reconocimiento, después de todo soy músico de una catedral"

El fotógrafo le pide que toque algo al piano. Interpreta una melodía que escuchaba a Kattalin la serora, la sacristana de la iglesia de Ituren. Subía a la torre a tocar las campanas tres veces al día, siempre sin reloj y siempre puntual y cantaba 'Jainko Saindua', mirando al monte Mendaur. Aurelio Sagaseta (Ituren, 1935) recurre a su infancia para iniciar el repaso de una vasta trayectoria. Sacerdote, canónigo, musicólogo de denso currículum, Maestro de Capilla de Música de la catedral de Pamplona durante 61 años. Quien más tiempo llevaba en el cargo en España y desde que hay conocimiento en la seo pamplonesa, deja la batuta con 87 años, pero no piensa en el retiro. Comparte conversación con la proporción milimétrica de erudición, amabilidad e ironía. La Capilla es la institución musical más antigua de Navarra. Muchas emociones estos días Bueno, yo soy parco en esas cosas. Pero... sí, porque al final siempre hay un después. Pero ya el 24 de enero es el último, cuando jurídicamente pasa al nuevo maestro de Capilla. Solo venía Martintxo Azpíroz a cantar la misma antífona de 1961. Pero sospecho que una cosa que iba a ser interna, dentro de la misa de un día de labor, que no viene nadie, va a ser algo más y llegarán más voces. Por si acaso, hoy tengo ensayo, laudes y misa. Ya que están, que hagan algo. Para mí tiene gracia porque es la misma antífona, con los mismos dos, que ya no cantamos ni Martintxo ni yo, pero al arrimo de los otros... Complicado quedarse con un día, con una fecha Tengo deformación profesional con la acústica. La catedral la tiene bastante deficiente, el claustro buenísima. Pero cuando está llena, cuando hasta en la girola hay gente, algo que ha sucedido pocas veces, es fantástico. Oyes el último acorde, la última nota. Todo. En 1994 en la inauguración de las grandes obras de la catedral, se llenó. Por ejemplo aquel día. Como lugares que hemos recorrido, en Hiroshima Japón, o en San Patricio,en la Quinta Avenida de Nueva York o en Notre Dame de París, que es una maravilla cómo te exige. Tú no vas allá y cantas. No, no. Todo está muy controlado. Aquí yo he oído a veces: Soy amigo de la novia y vengo a cantar. No. Usted canta algo acorde con la catedral, no cualquier cosa. Todo esto lo controlan muy bien en otros países. Pero frente a estos lugares que son importantes, me quedo con Córdoba, la mezquita, ese paso procesional cantando desde la parte árabe, que respetan mucho, a la zona cristiana, a la catedral. Esa salida me recuerda, no sé, toda la historia. Volvería siempre. ¿Y alguna obra? Bueno, Bach por supuesto. Pero ya a nivel más local, en estos días de Navidad recordaba ‘Belenen sortu zaigu Jainkoa’ que es un villancico de un caserío de Anizpe, cerca del embalse de Leurtza y es una historia real, un bisabuelo mío Fermín ‘Itsua’, que era carbonero. Acabó ciego y se dedicaba en ese caserío a enseñar ese villancico y otros y catecismo a los niños del entorno. Mi madre y mi abuelo nacieron en ese caserío. El testimonio que tengo es de este, por ejemplo, que luego lo orquesté y lo cantamos en la catedral en Navidad, una melodía simplísima, a una voz, pero muy real, muy verdadero. En 2022 recibió el premio UPV-Orfeón Donostiarra. ¿Echa en falta reconocimiento en Navarra? No me veo a falta de eso. Hay muchas personas a las que habríaque valorar. Sucede que en la vida diaria igual están como ocultas y a veces cuando se van nos acordamos. Después de todo eres un músico de una catedral, y ahora no está tan de moda. Repara a menudo en la incidencia social y cultural de una Capilla de música religiosa Es único en las catedrales españolas el aspecto cívico religioso que incide en la ciudadanía de esta Capilla de Música. Nos llama el Parlamento, el Ayuntamiento en San Fermín, San Saturnino, y se suman Orfeón y Orquesta Sinfónica de Navarra. Tiene una incidencia en la vida social y cultural de Pamplona. Les he dirigido unas 350 veces. Pediría hacia el futuro que la sociedad civil, la administración, se implique en el mantenimiento. No cualquiera tiene un coro del siglo XIII. Inglaterra lo mantendría, seguro; Alemania también. La catedral tiene una dignidad musical de las mejores de España y supongo que el nuevo obispo la matendrá. Pero puede llegar un momento en que los canónigos digan de hacer una música pastoral, de guitarreo, de atraer a la juventud. No, la juventud no es tonta, hay que darle lo mejor. Ya cogerá lo que sea, tú sirve lo mejor. Es usted el Maestro de Capilla con más años en el cargo en España Parece ser que se han preocupadod de mirar y que hay alguno con 50 años o así, con 60 ninguno y es normal porque era un trabajo duro y estaban deseando cumplir los años y retirarse. Lo mío ha sido porque no había otro, porque el perfil de maestro de capilla actual es más difícil que antes, yo estaba bien de salud y tú sigues hasta que llega un momento que no puedes, lógicamente, por la salud, por los años... Y felizmente habiendo dado con un sustituto que se acomoda, ya no clérigo, sino seglar, en este caso un farmacéutico, pero que desde niño ha cantado en al escolanía de los Jesuitas, luego en la Capilla, conoce todo esto. Podía haber optado el Cabildo por hacer unas oposiciones y que venga alguien de Sevilla, pongo por caso. Pero es mejor alguien que conoce esto, la gente lo quiere. Creo que es un acierto. Yo propuse a Ricardo Zoco, es mi candidato, el Cabildo lo acepta y el obispo lo ratifica. Eso es todo. No ha habido divergencias No. Sí ha habido antes intentos con otros, no es tan fácil dar con el perfil, pero una vez que tienes un candidato y lo razonas. Él en cuanto a gestos es mucho más ampuloso que yo, yo soy más moderado, pero en la manera de ser somos exactamente al revés. Yo grito, muevo y él es muy suave, pero domina igualmente. Son dos figuras distintas y cada uno debe manifestarse como es. Curioso, un farmacéutico. Sí, tendrá que compaginar. Aquí, como le digo yo, lo fácil es dirigir, el problema es ensayar, preparar el material. Entra a prueba y tiene que ver. Tanto el Cabildo como él tienen que ver esta experiencia cómo va y quizás cambiar las condiciones de contrato, es una realidad nueva. ¿Es posibe ejercer el sacerdocio desde la música? Creo que dentro de la estética, dentro de la liturgia y dentro de la Teología, la música ocupa un lugar importante. El que mejor ha hablado de la música es el Concilio Vaticano II;sin embargo, después cayó mucho en España la música religiosa o la dignidad de la misma dentro del templo. Considero que una manera de transmitir no solo la estética sino a través de la estética la Teología, es la música religiosa bien hecha, servida desde una altura digna. Yo le decía un poco en broma a Fernando Sebastián. Usted predica en la catedral y viene poca gente, yo organizo un concierto, se llena y, además, vienen unos textos buenísmos tomados de la Biblia, si les explicas y les das, algo les quedará. En el fondo quería decir que tiene una misión la música religiosa como elemento evangelizador y a través de la estética. Es una de las fuentes de servir a Dios, cada uno luego coge lo que coge. Bueno y no he hecho solo música, tuve grupo de catequesis, fui capellán de Potasas y un año coadjutor en San Martín de Unx donde, a pesar de ser yo del norte, nos entendimos bien.Uno de Ituren que va y descubre allí que Ituren es bonito. Lo has visto todo tan natural y de repente aquellas casas tan distintas. Vuelvo a casa y digo, ay va, qué bonito es esto... Pero fundamentalmente sí, se puede decir que me he dedicado a la música religiosa. ¿De retirarse no tiene intención? Como todos me hablaban de mi jubilación, ya me estaban enterrando, y pensé en decir que voy a seguir aquí 20 años más dentro del trabajo que yo pueda aportar que es el archivo. Hay trabajo. Los CD que hemos publicado es una mínima parte del patrimonio que hay en el archivo catedral de Pamplona. Hay que cuidarlo, hace poco tuvimos un ataque informatico, desde China. La gente suele decir esto es del pueblo... Claro que lo es y está al servicio del pueblo. Pero quien lo ha creado y mantenido es el Cabildo, para el culto de la catedral, y eso hay que mantenerlo. Queda ese trabajo por hacer, ese control del patrimonio que es fruto de maestros de capilla desde el siglo XIII hasta ahora. La música debe ser buena para mantener esa lucidez suya No sé, la música o un detalle que tal vez pasa desapercibido. Desde niño has tocado el órgano y hacerlo en una liturgia es muy difícil. No tanto por la pieza grande que vas a tocar, sino por la cantidad de detalles a atender, un teclado, un registro, ver cómo va el coro, cogerle el tono. Te obliga a hacer varias cosas a la vez. Eso es bueno, aunque yo ahora ya no hago más que una cosa. ¿La salud de la capilla también es buena? Andamos sobre 40 voces, pero en estos años han pasado 280, personas que la identifican muchas con esa época feliz de descubrimiento de la música cantada. Muchos eran alumnos míos en el conservatorio, época creativa que es muy bonita. Y ahora no vienen todos a cantar, pero con dos ensayos te resuelven una situación. No es tan fácil encontrar gente que sacrifique, sobre todo porque también afecta a la familia. Pero van viviendo jóvenes y muy buenos. Mujeres y hombres. Por aquí han pasado muchas voces reconocidas. Decía en una entrevista que el sonido de los joaldunak les ha hecho un pueblo rítmico Ituren tuvo la suerte de tener de organista 53 años a José Urrestazaru, alumno de Felipe Gorriti. Nos enseñó solfeo a todos los críos. A mí me siguió apoyando y pagando en los estudios, en el seminario. He encontrado una carta suya bonita en la que me dice: “Muy bien la música, pero estudia latín y todo lo demás eh? no te abandones..” Me da consejos. Frente a esta educación común estaba también el sustrato del pueblo, el rítmico, los joaldunak. Ituren es el único pueblo que toca rítmicamente. Luego ascendió a Zubieta porque se casó uno de Ameztia a Zubieta y ahí empezaron. Dentro de Ituren, los distintos barrios tenemos diferencias también, Ituren y Aurtitz, un golpe más. De críos íbamos a la escuela imitando el ritmo de los cencerros. Es interesante esta educación del ritmo, que hay que respetar. Beethoven dice que el principio es el ritmo. Luego viene la melodía y la armonía y en este sentido es educativo que el niño desde pequeño tenga este sustrato rítmico que yo he tenido dentro de mi formación. ¿Y la formación actual? La gran labor, antes que los conservatorios, la han hecho los organistas de los pueblos, los compositores han nacido de ahí. Es importante esta labor educativa. Y ahora hay filiales, escuelas de música. Pero aquel niño que tenía un acceso al órgano... Esto lo salvó bien el pueblo. En general, el organista era también secretario del pueblo y eso lo controlaban entre el párroco, el ayuntamiento y una junta de vecinos. El pueblo se preocupaba de que ese niño fuera educado en música. Nació usted en un caserío, en una familia de diez hermanos Nos criamos diez en Palaziokoborda y era conatural la música, entre el ritmo de los joaldunak, el organista....Y me iba a Narbarte a aprender txistu, que está como a cinco kilómetros, en una de esas bicis antiguas de hombre que llevaban un manillar al que yo no llegaba del sillín y metías el pie por debajo. Hace falta ganas. Ir, llegar allá, tocar dos horas y volver a casa, con 10 años. Esto era normal. Hoy día es inconcebible. Es más, denunciarían a los padres. Pero estábamos acostumbrados. Íbamos de noche al caserío... nos criamos así. A la vez te ayudaba a superar las dificultades también. Todo tiene ventajas e inconvenientes. ¿Quién le enseñó txistu? Alberto Aguirre, natural de Ituren, sacerdote, era organista de Narbarte. Me compró el txistu. En el método del padre Olazarán aparece un tal Larrambebere que vende txistus en Aranaz. Y él me lo consiguió y aún lo tengo, ahora casi es objeto de museo ese viejo txistu de boj. Sigue tocando el piano Más el órgano. No soy un gran intérprete, ni mucho menos. Quizás lo que sí me quedó es saber improvisar, definir un ambiente. Cualquiera es mejor que yo, pero es saber usar eso que tienes, entender ese ambiente, saber interpretarlo y traducirlo improvisando.

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