Los escritores homenajean a Helena Taberna, la cineasta que huye del panfleto, en el inicio de la Feria del Libro de Navarra

“Me siento un poco usurpadora...”. Y Helena Taberna sonrió. La frase la pronunció este viernes en el homenaje de la Asociación Navarra de Escritores a su labor como guionista y cineasta, uno de los primeros actos además del inicio de la Feria del Libro de Navarra. Y si bien desde 2018 le han precedido en este reconocimiento autores -Lucía Baquedano, Marina Aoiz, Agustín Ferrer Casas, Pepe Alfaro y Fernando Luis Chivite-, la palabra ‘usurpadora’ utilizada por la cineasta alsasuarra quedó en el olvido en cuanto contó que la aparición del vídeo doméstico le permitió jugar con las imágenes y los contenidos y que ella comenzó con textos poéticos e imágenes libres. “La poesía estaba ahí rondándome...”, recordó en referencia a lo que luego se convertiría en su primer cortometraje, 'La mujer de Lot', de 1986, un canto a la liberación de la mujer inspirado en el poema del poeta José Ángel Valente 'Consideración de la mirada'. “Esos primeros balbuceos en los que ni siquiera pensaba que iban a tener un desarrollo profesional se produjeron en esta tierra y en un entorno donde la cultura y la poesía tenían sitio”. En una charla a tres junto a las poetas Isabel Hualde y Txaro Begué, habló de guiones, de adaptaciones de novela y de documentales. Indicó que, aunque “a diferencia de un libro, el guion no puede saberse si no hay detrás un director que lo ejecute” y que “el guion solo describe lo que se va a rodar, lo que se ve” -“los adornos, todo lo que es literatura, sobra”-, “es, sin embargo, una escritura literaria que fundamenta la existencia de la película”. Sobre el “eterno debate” de que la mayor parte de las películas que son adaptaciones de obras literarias no satisface ni al autor ni a los lectores primeros, confesó que en este momento su relación con Isaac Rosa, a punto de poner en marcha cinematográficamente el 'Feliz final' del escritor, “es excelente”. Y que ella, que no lee libros pensando en hacer guiones o películas, encontró en la novela del escritor sevillano todos los elementos que le interesan sobre el amor y el desamor en estos tiempos: “Cómo amamos y desamamos en el siglo XXI y reflexiones profundas. Porque me apetece entrar en la temática en contra de la banalización del amor y romper el mito del amor romántico proponiendo alternativas luminosas”. LIBERTAD CREATIVA Se refirió a la gran libertad creativa en los casos de las adaptaciones de obras literarias al cine cuando el autor es capaz de entender que a los profesionales del cine les ha interesado su proyecto “porque algo de lo que ha contado les ha tocado”. Y asemejó esa libertad a tomar historias de la realidad, como ella 'Yoyes' o 'Nagore'. “El cine es tan complejo que necesita de la confianza absoluta del autor o de la persona protagonista de esa vivencia. Porque sin esa libertad son tantas las dificultades de la película que se lanzarían sobre ti con una autocensura feroz que impediría que nada pudiese salir bien”, añadió. Por eso, del documental 'Nagore' (2010, sobre el crimen de Nagore Laffage en los Sanfermines de 2008) considera que “el regalo ha sido la potencia de la película y cómo se ha visto y movido por todo el mundo para que el autor del crimen hubiera preferido probablemente unos años más de cárcel que enfrentarse a un conocimiento universal de su historia”. De hecho, la Manada hizo regresar a 'Nagore' y la lucha feminista de aquel momento. “Me hizo ver la importancia que tiene que las mujeres también contemos el mundo”. Taberna huye del panfleto, de nada que no sea verdad. “La verdad en sí misma me parece profundamente dolorosa como para necesitar adornos de planfletario, que considero un mal cine porque rompe con la esencia del ser humano: la contradicción. Me importa el mundo en el que vivo y que los niveles de felicidad humana vayan a más”. "PELÍCULAS PODEROSAS" En la dirección de una quincena de cortos, películas y documentales, el encuentro de este viernes ofreció pinceladas de su filmografía “bella, comprometida y necesaria”, en palabras de las poetas. De 'Yoyes' (2000), sobre la exmiembro de ETA asesinada por la banda terrorista en septiembre de 1986 en Ordizia -“la importancia de este trabajo fue su refrendo como película. Para mí era muy importante que como película tuviese entidad cinematográfica; porque si no es una película poderosa, no hay espectadores que la vean”-, y de 'Extranjeras' (2005), el universo afectivo y cotidiano de las inmigrantes en Madrid. Además, de 'La buena nueva' (2008), la historia basada en hechos reales de un sacerdote destinado en un pueblo de Navarra en el estallido de la Guerra Civil, a la que llegó a través de un libro que se publicó clandestinamente en los años cincuenta y que ayudó a conocer “los horrores de la Guerra Civil y sus consecuencias más tremendas” -“iba a ser mi primera película pero, aunque Franco había muerto, la censura continuaba y no tuve posibilidad de rodarla entonces”-. Y de 'Nagore (2010)', implicándose en las emociones de quienes la conocieron, sobre todo de su madre -“hacer la película fue como darle un abrazo”-; de 'Acantilado' (2016), cuyo guion coescribió con Andrés Martorell y Natxo López y es una libre versión de la novela de Lucía Etxebarria 'El contenido del silencio', y de 'Varados' (2019), sobre la experiencia de la inmigración y de las personas que se ven ancladas en Grecia -“fue un ejercicio de guerrilla, de voluntariado de cine”, se refirió al documental con la ong Zaporeak para contar la espera de los inmigrantes, “una de las cosas más terribles, donde el dolor tiene cabida pero no salida”-. Sus palabras unieron cine y literatura como necesidad y alimento humano, cultural y vivo. Y aunque el mayor placer que produce a los humanos es aprender, lamentó que “la sociedad judeo cristiana siempre ha vivido el aprendizaje como castigo, disgusto, motivo de sufrimiento”. No obstante, dar la vuelta a ese hecho permitirá una sociedad mucho más rica. “Y el esfuerzo que tenemos que hacer es pequeño: simplemente, que entre en la enseñanza reglada. Porque los libros se leen en los colegios e institutos y todavía tienen una persistencia mayor en el tiempo, pero el cine reflexivo está perdiendo la batalla”, señaló.

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