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Conciertos

El Navarra Arena arropa a Alejandro Sanz en su primer concierto tras su crisis personal

El cantante agradeció "desde el fondo del pecho" el apoyo de los 11.300 asistentes a su primer concierto de gira, una “prueba de fuego” para él

Actualizado el 03/06/2023 a las 23:49
La lluvia no fue obstáculo para que Alejandro Sanz congregara este sábado 3 de junio por la noche en Pamplona a 11.300 personas . Gente de diferentes edades y diferentes generaciones aunque predominaban los de los cuarenta y... El sueño de muchos después de tanto tiempo sin ver a su ídolo por fin se iba a cumplir.
El concierto comenzó bastante puntual, con sólo 5 minutos de retraso. Después de una inspirada introducción instrumental en hechuras de pop con los habituales aires aflamencados que siempre han inspirado la música de Sanz apareció arriba y en la parte central de una pasarela con escaleras. Desde esa altura interpretó No es lo mismo. Se le veía tranquilo, agradecido y con ganas de interaccionar tanto con el público como con sus diez músicos, y aprovechó al finalizar para dirigirse escuetamente a la concurrencia. “Gracias por estar conmigo de nuevo... con muchas ganas de que os guste”
Sencillo en la actitud, sencillo en vestimenta con camiseta negra y pantalón grana y con esas gafas de sol de cristales tintados en tono rojizo, bajó las escaleras, lanzando su brazo al alto para interaccionar con el baterista. Fue el momento de enaltecer al respetable con uno de los temas más famosos de su prolífica carrera que comenzó en 1988. Era el momento de Quisiera ser . Las más de 11.000 gargantas corearon al unísono en una apoyo absoluto al artista madrileño.
Alejandro Sanz da las gracias a Pamplona por el apoyo recibidoM.C. GARDE
Dos pantallas gigantes verticales flanqueaban ambos lados del escenario. La zona trasera se dividía en otras tres también verticales. Un gran espectáculo visual. Sanz subía y bajaba de la plataforma de escaleras con forma triangular. Después de cinco temas se dio un descanso para que sus músicos defendieran un tema instrumental con gran presencia vocal no sólo de sus dos coristas sino de sus compañeros instrumentistas en esa profunda formación de a diez con mayoría femenina.
A la vuelta a escena del madrileño, quiso rematar otro tema aflamencado y de hechuras de rumba a guitarra y voz con sus músicos en silencio. El público enloqueció... Continuó con La fuerza del corazón, llevando de calle a la concurrencia, aunque el exceso de vatios sonoros hacía que se perdieran detalles del acompañamiento instrumental.
Los expresivos vídeos que se proyectaban en las tres pantallas traseras ofrecían momentos introspectivos de Sanz en actitud reflexivo, bañado y rodeado de brumas, otras de sol y hasta llamas de fuego...
Se tomó algún otro descanso entre canciones para que su cuerpo vocal fuera protagonista de la velada. Sus vueltas al escenario, con pausadas introducciones, daban paso a temas clásicos como Cuando nadie me ve, bañado en ambientación luminosa sobre todo en tonos rojos... un momento que aprovechó para espetar un “Échalo para fuera. Lo malo para fuera”. El artista exorcizaba sus miedos y su devenir actual.
VERSIONANDO A SABINA
Siguió un formato acústico, en el que el bajista cambió bajo por contrabajo y un solo de su trompetista se apoderó del espacio sonoro. Aprovechó entonces para hacer una versión de Joaquín Sabina cantando Contigo en un tempo aún más desmayado. Y el público la coreó al unísono despidiendo el tema con una enorme ovación que remataba el arpegio final de la guitarra flamenca...
Llegó después de los momentos estelares de la noche cuando cantó a dúo con una de sus coristas el tema Looking for paradise, el tema que en su día popularizó junto a Alicia Keys... El público se vino tan arriba como el exceso de vatios de sonido. Primaba el espectáculo por encima de la valía de esa sección rítmica y vocal protagonizada por mujeres.
Un largo y profundo solo de guitarra precedió como introducción a Amiga mía, bañada también en tonos rojizos que fueron virando a azul, colores básicos dominantes durante toda la velada. Después fue el momento de la pianista en su introducción a una bella canción de hechuras salseras con otro buen solo de trompeta y muchas imágenes de La Habana pertrechando la ambientación de Te canto un son... donde se enzarzaron en sendos solos el percusionista con la pianista que despachó un tremendo tumbao.
Fue el momento en que paró el ritmo para agradecer “desde el fondo de mi pecho”. Visiblemente emocionado (llorando) recibió una ovación atronadora del público que le cantó el “oe oe oe oe”. “Muchísimas gracias por vuestro cariño. Es un agujero que se te hace aquí en el pecho y desde el que os hablo. Hay que acercarse a los que te quieren. Y yo tengo mucha suerte y me siento tremendamente agradecido. Hacía mucho tiempo que no estaba en Pamplona. Y este primer concierto es para mi una prueba de fuego.” Eran las 23.10 horas y Alejandro se sinceró durante tres minutos a su gente de Pamplona.
Llegó el momento de Corazón partío con un precioso fondo y ambientación, otra vez en tonos rojizos y naranjas, con un sonido muy latino y con incendiarios solos de trompeta. Era momento de despedida, las 23.15 de la noche.
Tres minutos después volvió a escena. Le habían colocado un pañuelo rojo con el escudo de San Fermín. Solo ante todos, con una preciosa guitarra acústica pintada con motivos y dibujos de las culturas mejicana y costarricense para interpretar Yo me quedo aquí.. Tras los primeros compases ya le acompañaban sus tres coristas y su guitarrista también con acústica.
Se volvió a retirar de escena mientras se hacía un oscuro total. El público pedía con palmas su vuelta. Colocaron el piano en el centro del escenario y Alejandro se sentó en él para interpretar ¿Lo ves?. El público hizo los coros mientras el artista dejaba espacios en las letras de sus estrofas “Yo sigo estando enamorado. Y tú sigues sin saber si lo has estado. Y si te quise alguna vez...” Cerrada ovación con las pantallas proyectando estrellas... y un nuevo oscuro...
Volvió a escena para interpretar Mi soledad y yo, Y si fuera ella, presentar a sus músicos y desplazarse a lo largo del escenario para ir saludando a todo el público, visiblemente emocionado... Los tremendos abrazos con los músicos atestiguaban el momento emocional tan especial para el artista. Mientras el público le despedía con el oé oé oé oé... tras más de dos horas de concierto...
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