Ainara Vera: "Mi oficio, desde pequeña, ha sido entender las cosas"

Nunca se ha ido del todo de Pamplona, Ainara Vera Esparza recuerda que su nombre significa golondrina en euskera y que, como ellas, va y viene todo el rato, pero lo cierto es que la inauguración de la 37ª Muestra de Cine y Mujeres con su película 'Polaris' sí tenía este viernes algo de la emoción de la vuelta a casa, de mostrar a su hermana o a sus amigas una película que, además, no tiene distribución en España y de momento solo se puede ver en festivales. 'Polaris' es una historia sobre una mujer fuerte, capitana de barco, llamada Hayat, que navega por el Ártico, lejos de su pasado en Francia. Pero su hermana Leila, todo lo contrario a ella, aparece en escena, embarazada, y con ella todo ese pasado. La hermana da a luz durante la película, y los vínculos familiares se replantean ante la cámara que registra una historia real y que hace olvidar por momentos que se trata de un documental. Vera (Pamplona, 1985) trabaja como montadora, consultora de documentales y tutora de proyectos en el máster de Documental de Creación de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde reside. Hay un momento en la película en el que se debate sobre salvar a un pájaro herido o no, porque sería interferir en la selección natural... ¿en sus documentales, que trabajan con la realidad, se plantea un debate parecido? Aquel debate fue largo. La pareja de Hayat es biólogo y dice que no hay que tocar los pájaros, mientras Hayat tenía la teoría de que ellos habían roto el nido al ir a por leña y tenían que ayudar a ese pájaro. A mí este debate me encanta. ¿Se interviene o no se interviene? Yo estaba con Hayat, yo creo que había que ayudar al pájaro. Yo me levanté a las seis de la mañana, le di de comer, me involucré un montón, pero la realidad es que el pájaro murió. Ahora pienso que tal vez cuanto menos intervengamos, mejor. Y esto es un resumen del cine documental para mí. ¿Intervienes? ¿No? ¿Simplemente observas? ¿Generas situaciones? Lo importante es saber que si intervienes, eres responsable. Su mera presencia ahí, grabando, ya es intervenir, ¿no? Exacto. Tienes que ser consciente de que por el mero hecho de estar ahí ya vas a cambiar la trayectoria vital de esas personas, probablemente para bien en algunos aspectos y para mal en otros. Tienes que saberlo. Lo peor son las buenas intenciones y la inconsciencia. Y luego ya que cada uno haga lo que pueda. Esta película además de años de trabajo le ha supuesto vivir y rodar en circunstancias extremas. ¿Cuando lo ve en pantalla qué sensaciones le produce? Creo que esto lo puedes hacer una vez. Significa que tienes que involucrarte en cuerpo y alma, literal. Con el nacimiento del bebé o cuando estás en el Ártico no puedes estar a medias tintas, estás o no estás. Si estás, estás totalmente. En este proyecto en especial, porque son personas muy vulnerables. Yo era muy consciente de que era un momento muy concreto de mi vida, ahora soy madre y a lo mejor no podría involucrarme de esa manera, pero entonces podía hacerlo. Sus proyectos a priori parecen imposibles, rodar esta relación familiar en el Ártico, o una historia con cerdos reales en 'Gunda', con gran dramatismo, además. ¿Lo difícil le estimula? Es que nunca pienso que algo es imposible. De hecho cuando tenía que entrevistar a mi equipo yo no cojo a gente que piense que no se pueden hacer las cosas. [risas] Si ya de primeras alguien me dice “Uy, qué difícil”... Yo no me hago nunca esa pregunta. Ni si es imposible, fácil o difícil. Digo: qué bonito sería hacer esto, vamos a ver cómo lo hacemos. Es como aprender una nueva lengua. Aprender ruso sería como cruzar el Atlántico a nado. Si tu te planteas que es difícil, no lo vas a hacer. Dices: “Ay, me gustaría leer a 'Ana Karenina' en ruso. Entonces empiezas poquito a poquito a hacerlo y quizá sin darte cuenta lo has logrado. Y a priori parecía imposible. ¿Y la película se va escribiendo mientras la está grabando? Sí. Yo tenía una idea pero conforme fui rodando 'Polaris' me di cuenta que era muy naïf y muy romántica. Yo voy, filmo, vuelvo, monto y vuelvo a salir a filmar. ¿La primera corazonada de que ahí había algo que contar? Fue cuando conocí a Hayat. Tenía una historia personal muy poderosa y luego visitaba lugares muy especiales, esta combinación me parecía muy mágica. A mí me encanta la naturaleza y también la psique humana, ella ponía las dos. ¿Cómo es el trabajo previo para ganarse la confianza de sus protagonistas y meterse en sus vidas? Ella y yo nos conocíamos desde hacía varios años y nos habíamos entendido muy bien. Sí hay que hacer un trabajo, pero no le llamaría así, no me lo tomo como una tarea. Es una responsabilidad. En el género documental las personas que se dejan grabar son infinitamente generosas. Ella no recibe dinero. ¿Por qué se deja filmar? Yo estoy en deuda. En ese aspecto necesito cuidarla y respetarla, y si siente que la voy a cuidar y respetar, ella confía. En 'Hasta mañana si Dios quiere', que rodó en Pamplona, también se ganó la confianza de todas las monjas de un convento. Fueron super generosas. No sólo me dejaron filmar, me dejaron aprender a filmar, porque me equivoqué mucho mientras filmaba [risas]. Pero no es un trabajo, todo surge del punto de partida de que las personas están siendo muy generosas contigo y lo mínimo que puedes hacer es cuidarlas. ¿De dónde le viene el impulso de dedicarse a esto? Desde pequeña me ha costado entender las cosas. El cine documental es una manera genial de entender la vida. Mi oficio, desde pequeña, es entender las cosas. He convertido mi necesidad personal en un oficio. Lo difícil es hacer algo que no es natural en ti. Para mí lo difícil es a priori lo más simple. A mí ir a tomarme cañas me resulta muy difícil, pero no me resulta difícil irme a Groenlandia. Hace años presentó en el festival Punto de Vista el experimento que filmó junto con Victor Kossakovsky que consistía en grabar una calle de Pamplona mientras el rey leía su discurso de proclamación. Era algo así como encapsular el momento en una película para completarla después. Pasados ya 9 años, ¿ve algún cambio? No lo sé, la verdad. Es un experimento que me encantaría terminar. Creo que no deberíamos haberlo enseñado hasta que lo hayamos terminado. Algún día, yo qué sé, igual dentro de veinte años lo termino. Si empieza cuando el rey sube al trono... ¿termina cuando lo deje? Es que es un fenómeno rarísimo el de la monarquía. Sigo muchísimo la estrategia de comunicación, me parece fascinante. ¿Punto de Vista ha contribuido a formarle como cineasta? Claro. La primera película de Agnès Varda y el primer documental lo vi en la Muestra de Cine y Mujeres en los Golem. A mí me encantaría venir más a Punto de Vista, pero luego llega la fecha y tengo otros compromisos... pero es un lujo tener el festival y tener los Golem también. Y eso que estuvo en Cannes con 'Polaris' y la Berlinale con 'Gunda'... Pero da igual. Lo importante son los lugares de resistencia. Esta muestra es uno de esos lugares de resistencia y Punto de Vista, otro. Yo cuando fui a Cannes estuve cenando con la persona que llevaba la publicidad de 'Top Gun', de Tom Cruise. Estaban promocionando la película en La Croisette con un casco y con unas pantallas... El presupuesto de mi película era una ínfima parte de lo que había invertido Top Gun solamente en publicidad. Por cierto, con 'Polaris' ganó el premio a la mejor película en el Festival de Trento, convirtiéndose en la segunda directora navarra en lograrlo después de Montxo Armendariz con Tasio en 1986. Ya, es muy bonito, me encantó.

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