Osasuna alcanzó en el
Bernabéu una de esas gestas tan especiales que serán recordadas. El empate conquistado en un escenario de semejante magnitud significó bastante más que el punto que subió al casillero en la clasificación. En este terreno donde han claudicado equipos de primer orden europeo, los rojillos resistieron con esa personalidad extraordinaria que expusieron de principio a fin. El
Real Madrid quebró su pleno de triunfos con un oponente que le plantó tremendas dificultades, no solo para dejarle sin espacios sino también para defender en ocasiones las feroces acometidas navarras. Fue un Osasuna con un desarrollado sentido colectivo que se sobrepuso a los accidentes que le iban sucediendo.
En ningún momento perdió la compostura para aplicar el plan que había ideado Arrasate en la pizarra. No era nada sencillo fundir los plomos de un oponente repleto de figuras que nunca supo a qué jugar. Más nítida pareció la propuesta osasunista, que supo qué sinfonía interpretar en cada momento. Desde esa colocación donde ningún futbolista falló fue creciendo un equipo que se fue al descanso contrariado por el gol en contra y que en la segunda parte volvió a sacar sus uñas para arañar de verdad. Empató
Kike García con un cabezazo hacia atrás y pudo haber más goles en cualquiera de esas salidas valientes que se proyectaron. El final le dio un tinte más heroico a este gran partido de Osasuna, un verdadero coloso. David García fue expulsado con veinte minutos por delante y Benzema mandó al larguero un lanzamiento de penalti, una vez más en el frente a frente con
Herrera. Ese 1-1 era ya de por sí un tesoro. La recompensa a un sistema de ayudas que no dejó filtrar al agua y que se culminó pese a esas intentonas a la desesperada de un Real Madrid incapaz.
A LO QUE QUISO OSASUNA
Ni defensa de cinco ni un Osasuna colgado de su larguero. Nada de eso se vio en el Santiago Bernabéu de salida. Fue la imagen de un equipo que más allá de su excelente disposición defensiva en el medio campo y en su área cuando era necesario, se soltó en sus posesiones para alcanzar el control con precisión y en algunas transiciones endiabladas. No fue tan conservador que hace un año, donde consiguió el mismo botín. Torró, Darko y Moncayola ponían cemento armado y criterio en una medular donde apareció siempre la exquisita figura de Moi Gómez para dar soluciones continuas. Abde representó la verticalidad con su descaso y Kike García la templanza como auténtica referencia entre los dos centrales blancos.
Poco se había reservado Ancelotti, señal del respeto que le tenía a este Osasuna. El italiano atendía con gestos serios a lo que estaba viendo en el césped. Los 35 primeros minutos se colorearon de rojo sin Vinicius pudiera romper a Nacho Vidal o Benzema sacar de sitio a los García. Juan Cruz estaba firme con Rodrygo. El caso es que a los rojillos no les importaba ordenarse cuando no tenía el balón ni tampoco soltarse con él. Abde y Nacho Vidal habían avisado, pero fue el marroquí quien se anotó la primera ocasión de verdad en el minuto 33 con un disparo cruzado tras una conducción magistral de Moi a Gómez campo abierto.
El golpetazo dolió antes del descanso. Benzema había despertado con un remate en carrera muy complicado a servicio con el exterior de Vinicius, que minutos después marcaba el primer gol de la forma más inesperada. Osasuna estaba aparentemente bien colocado en el área, la zona que dominó durante el partido con vigor. El centro del brasileño acabó en gol. Rüdiger quería el remate. Estaba en fuera de juego, pero se interpretó que no había intervenido en la jugada. Estaba lejos, es cierto, pero un amago pudo provocar que Sergio Herrera reaccionara tarde para sacar una pelota que en condiciones normales lo haría.
REACCIÓN ESPECTACULAR
Osasuna redobló su carácter cuando saltó a jugar la segunda parte. De venirse abajo, nada de nada. Kike García empató enseguida. Unai García, que protagonizó en defensa una actuación para enmarcar, le vio en el área y el ariete conquense, de espaldas con su corpulencia, prolongó la pelota hacia atrás mientras Lunin la vio pasar por encima de su mirada y de sus brazos. La dirección fue perfecta. Había partido.
Nunca dieron los de Arrasate un paso atrás. Cuando vieron ocasión de presionar, no dudaron. Pudo llegar el 1-2 tras una acción colectiva de pases. Moi Gómez se incrustó por dentro y cedió para Kike, que no acertó en el remate. Osasuna alternaba sus momentos. Estaba serio cuando el Madrid le apretaba, pero se estiraba con metros por delante, como en una salida de un Lucas Torró que tenía piernas para llegar a todo. El balón tampoco le quemaba.
Aimar y Rubén Peña salieron para refrescar fútbol e ideas. Llegó el siguiente contratiempo, de nuevo en otro instante aislado sin que el Madrid estuviera dominando. Centró Camavinga y Benzema ganó el espacio a David García, que cometió un claro penalti por empujón tras una maniobra de calidad del francés. Cuadra Fernández lo vio claro en el monitor del VAR. A falta de quince minutos para el 90, se torcía el camino. El capitán rojillo era expulsado y el Madrid disponía de la pena máxima. Otra vez Benzema y Herrera mirándose a los ojos. El portero aguantó y el delantero dudó demasiado. Mandó la pelota al larguero. Osasuna seguía con vida. Le faltaba rubricar el partido con el esfuerzo final mientras Ancelotti quedamaba todas sus naves posibles.
Fueron unos minutos de emoción máxima. El VAR decretó que un gol de Benzema no debía subir al marcador por un fuera de juego milimétrico. Y en éstas, Moi Gómez se sacó una tremenda volea con la derecha que no salió muy desviada de la portería de Lunin. Osasuna se defendía con todo. Los tres cambios restantes echaron la última mano. El tiempo extra no trajo malas noticias, aunque sí sustos como sendos cabezazos de Mariano y Benzema. Pitó Cuadra Fernández el final. Brazos en alto porque sacar un punto del Bernabéu jugando así no estará al alcanza de muchos equipos.
REAL MADRID: Lunin, Carvajal (Mariano, min. 86), Rüdiger, Alaba, Mendy (Militao, min. 74), Ceballos (Camavinga, min. 53), Tchouámeni (Valverde, min. 53), Kroos (Asensio, min. 74), Rodrygo, Benzema y Vinicius.
OSASUNA: Herrera, Nacho Vidal (Aridane, min. 82), Unai García, David García, Juan Cruz; Moncayola (Manu Sánchez, min. 82), Lucas Torró, Darko Brasanac (Aimar Oroz, min. 69), Moi Gómez, Kike García (Budimir, min. 82) y Abde (Rubén Peña, min 69).
GOLES: 1-0: min. 41, Vinicius. 1-1: min. 50, Kike García.
ÁRBITRO: Cuadra Fernández (Balear). Amonestó a Ceballos (m.47), y a los visitantes Abde (m.47) y Kike García (m.78). Roja directa a David García (m.78), de Osasuna.
INCIDENCIAS: Bernabéu, 54.410.
Abde y Kike García se estrenan en el once
Arrasate no apostó finalmente por una defensa de cinco. Mantuvo la línea de atrás más habitual y pobló el centro del campo con Torró, Darko y Moncayola, que volvía. Ez Abde y Kike García se estrenaron como titulares esta temporada.
Ancelotti no optó por las rotaciones
En el Real Madrid, Courtois fue baja de última hora y un gris Ceballos sustituyó al lesionado Modric. El resto, toda la artillería con Vinicius, Rodrygo y Benzema.
Osasuna complica al Real Madrid
Osasuna cuajó una buena primera parte en el Bernabéu. Salió con las ideas claras para neutralizar a su rival, sin ideas ni espacios. Se ordenó bien sin incrustarse en su campo y se soltó cuando tuvo la pelota. Hubo criterio. Se jugó a lo que quiso Osasuna. Abde, activo peligroso, dispuso de una oportunidad con 0-0.
El primer gol, de la manera más tonta
Era una acción que parecía no entrañar peligro. Vinicius lanzó un centro lateral con Osasuna en su área y la pelota se paseó hasta que llegó a las mallas de Herrera. El portero tardó en reaccionar, quizá porque esperaba el remate de Rüdiger, que estaba más adelantado e influyó. El VAR entendió que era gol legal.
Gol de Kike, premio a un gran Osasuna
Los rojillos saltaron enchufados a la segunda parte. Kike García empató de cabeza con un remate hacia atrás. Osasuna seguía mostrando su personalidad en Chamartín. Solidario en defensa y sin renunciar al ataque.
David ve la roja y Benzema falla
Fue un momento clave. David García empujó en el área a Benzema, que mandó el balón al larguero desde los once metros. Era el minuto 78. Faltaba resistir. Osasuna se aplicó con contundencia. El Madrid no encontró los espacios. Solo le quedó la opción de los centros. Algún susto al final, pero nada más. Gran empate.