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Aimar Olaizola: “En el Labrit siempre me he sentido como si estuviera en mi casa”

El sábado 23 de octubre, el Labrit y toda la afición pelotazale navarra despedirá a Aimar Olaizola, un hombre que con su trayectoria, juego y palmarés ha hecho historia en la mano profesional. Aimar cuelga el gerriko sabiéndose querido en casa

Ampliar Aimar Olaizola junto al frontón Beotibar, donde se entrena habitualmente, ayer por la mañana. El goizuetarra se despide el sábado del Labrit
Aimar Olaizola junto al frontón Beotibar, donde se entrena habitualmente, este martes por la mañana. El goizuetarra se despide el sábado del LabritJosé Antonio Goñi
Publicado el 20/10/2021 a las 06:00
El sábado 23 de octubre Aimar Olaizola volverá a llegar tres horas antes de que empiece el festival. Aparcará en el Jito Alai para luego entrar al Labrit por la puerta trasera de vestuarios. Se asomará a la cancha antes de empezar a ponerse los tacos por última vez. Aimar se despide del Labrit. Se marcha un pelotari de leyenda.
¿Recuerda cuándo fue la primera vez que pisó el frontón Labrit?
El día exacto, no. Yo creo que tendría nueve o diez años. Me trajo mi padre a algún campeonato, no me acuerdo de cuál. El frontón era blanco entonces, el suelo era tipo baldosa... Empecé a jugar campeonatos cuando era muy pequeño, no es como ahora que en algunos sitios no dejan a los chavales, y jugamos aquí.
Conoció el viejo Labrit, entonces.
Sí, jugué de crío. Creo que se cambió para el Mundial 2002 y también vi jugar en él a los profesionales. No me acuerdo bien qué partido.
Venir a jugar el Interpueblos en Pamplona era como un premio.
Sí, hubo unos años en Goizueta en el que había un grupo muy bueno. No sé cuántas txapelas ganamos, pero andábamos ahí con Estella.
¿Qué tenía ir al Labrit?
Para mí era algo especial, ir a jugar al Labrit o a ver a los profesionales era algo que a mí me hacía mucha ilusión siempre.
¿Solía venir con su padre a ver a los profesionales?
Del Labrit no me acuerdo de haber estado muchas veces, porque entonces no había autovía y venir a Pamplona era hora y media mínimo. Sí que recuerdo de haber ido al Atano un par de veces porque jugaba Julen Salaberria, que jugaba en Asegarce y era del pueblo.
¿Qué tiene el Labrit?
Yo diría que es uno de los dos frontones más importantes para mí. Teniendo en cuenta que Baiko, antes Asegarce, programa aquí casi todos los sábados del año, quitando el verano, me ha tocado jugar muchas veces partidos de campeonato en Pamplona. Siendo navarro, siempre es algo especial. Para mí es el frontón en el que más gente va y más ambiente tiene. Para cualquier pelotari siempre es una gozada jugar en el Labrit.
¿Tiene alguna manía cuando viene a jugar aquí?
Me gusta aparcar en el Jito Alai.
Aunque no se pueda.
Ya, a vaces nos dejaban. Al pelotari le gusta dejar el coche lo más cerca posible, porque se te hace incómodo ir con el bolso. Los pelotaris agradeceríamos que nos dejaran aparcar allí siempre.
¿Le han multado muchas veces por aparcar allí?
No, nunca. Si hay que mover el coche, se mueve.
¿Es de tomarse un café en el Kantxa o el Café con sal antes de jugar?
No, nunca. No me gustar estar con gente antes de jugar un partido o de los entrenamientos. Para eso soy muy maniático. Me gusta ir directo al frontón, estar muy puntual, con mucho tiempo de antelación. Suelo llegar hora y tres cuartos antes de que empiece el festival, tres horas antes de que me toque jugar. Es una costumbre. La pelota es mi trabajo, y en eso siempre he sido muy responsable. Siempre puede haber un contratiempo en el viaje y por respeto a los compañeros y al público hay que llegar siempre con tiempo. Eso da tranquilidad.
¿A qué suena el Labrit?
Suena precioso. Hay frontones que pueden ser muy bonitos por fuera, pero luego la pelota no anda o no suena bien. El Labrit lo tiene todo bueno. El frontis, el suelo, y como es tan recogido, suena perfecto.
¿Cómo ha sido su trato con los empleados del frontón estos años?
Muy bueno. Txiki, David cuando estaba, gente de la Federación Navarra... Durante los 24 años que he estado en esto y en la época de aficionados entrenando o jugando aquí nunca he tenido ningún problema con ellos. Son gente que trabaja mucho por la pelota, y en el Labrit siempre me he sentido como si estuviera en mi casa.
Siempre ha tenido fama de cancha noble.
Es un frontón muy bueno. Para mí junto al Bizkaia es el que más me gusta. Es noble, para rematar es muy agradecido. Y aparte de todo eso, para ver es una de las canchas más acogedoras para los espectadores. Se ve bien de todos sitios, la gente está muy encima...
No es grande ni pequeño, perfecto.
Entra un buen número de gente y casi siempre está lleno. Y eso le da mucho ambiente. Es un frontón en el que el pelotari nota que tiene la gente encima, y eso transmite mucho.
¿Era muy diferente el viejo Labrit al nuevo?
Tampoco lo recuerdo muy bien, pero todas estas reformas suelen hacerse por lo general para bien. Y para el Mundial se hizo un trabajo muy importante. Para mí es uno de los mejores sitios para jugar, con diferencia.
¿Cómo es el público del Labrit?
Caliente. Es el frontón de los que vamos a jugar que más gente joven acude. En los últimos años ha habido un cambio. Yo creo que la gente hace un plan de día. Va a comer y luego va como de fiesta al Labrit.
Es una afición un poco futbolera.
Sí, es bastante caliente. Grita y canta mucho, animan...
Pero también hay puristas.
Claro, claro. Los pelotazales de toda la vida ya sabes dónde se ponen. Cuando hablas con ellos, te dicen que el Labrit es uno de los sitios donde mejor se ve la pelota. Es que es muy acogedor. Y luego está la gente joven, que le gusta la pelota pero que viene a pasárselo bien. Para el pelotari es bonito todo ese ambiente. Tiene que haber de todo.
Y luegos están los Sanfermines, que eso es ya como otra cosa, otro planeta.
Total. Es algo increíble lo que se ve en Sanfermines en el Labrit. A mí me gusta mucho ver que todo el mundo va de blanco, que hay un ambiente terrible... y un calor exagerado, que no lo sufres en muchos otros sitios. Los tres partidos que más calor he pasado en mi vida, dos han sido aquí. Y los recuerdo perfectamente, una final contra Juan y otra vez que jugué contra Altuna. Me acuerdo que cuando jugué contra Irujo él se cambió los pantalones en un descanso del calor que hacía. Yo ese día quedé con los amigos, de día estuve todo el rato bebiendo porque estaba deshidratado. Me acuerdo que no conseguí mear hasta las 12 de la noche, porque el cuerpor absorbía todo lo que bebía de lo deshidratado que estaba.
¿El partido del 7 de julio por la mañana en el Labrit es el más especial del año?
Sí, porque es el único que se juega por las mañanas. Es el día de San Fermín, todo el mundo quiere ir a ese partido, nunca hay entradas porque hay muchísima demanda...
¿Ese ambiente sanferminero es único?
Sí, no hay otra feria igual. Y cogiendo todo el año, no hay un frontón que tenga el ambiente del Labrit.
¿Se ha sentido querido en el Labrit?
Mucho. Coincidí muchos años con Juan Martínez de Irujo. Y es normal que siendo él de Pamplona hubiera días con más gente a su favor que a mi favor. Nunca he tenido una queja del Labrit. La gente me ha querido y respetado siempre, jamás me he sentido incómodo jugando contra Irujo ni contra nadie.
¿El Labrit era más irujista que olaizolista?
Igual ha sido más de Juan, pero él es de aquí al lado y el entorno de él era más de aquí. Nunca me ha molestado que el Labrit fuera más irujista. En el Atano seguramente había más gente que me seguía a mí. Pero eso es igual. Creo que a un pelotari nunca le tiene que molestar que haya más aficionados del rival que tuyos. Otra cosa es que te falten al respeto.
Nunca ha ganado una txapela de las tres grandes en el Labrit porque nunca ha jugado finales aquí. Pero sí que ha sido un frontón determinante para llegar a finales.
Sí. El aforo le ha limitado un poco, pero los partidos grandes de cuartos y semifinales los he jugado aquí. He jugado aquí muchos partidos importantes. Creo que no ha habido ningún año que no haya jugado partidos del Parejas, Manomanista o Cuatro y Medio en el Labrit en el que hubiera algo en juego que no fuera aquí.
¿Pedía jugar aquí?
No, no nos preguntaban. Pero ya sabía que iba a jugar aquí.
¿Recuerda el partido contra Patxi Ruiz en el que se lesiona gravemente de la rodilla?
Lo recuerdo perfectamente. Él le da a la pelota arrimada a la pared, me pilla un poco a contrapie, salgo a un lado, corrijo al otro y tontamente sin torcer nada, la rodilla me hizo crack. Fue un dolor tremendo de cinco segundos y luego se me pasó. Nunca había sufrido algo así. Mikel Sánchez, el traumatólogo, me dijo luego que estaba viendo el partido por la tele y enseguida supo que me había roto todo.
Hay una imagen sacándole a hombros de García Ariño y Apezetxea, su botillero sacándole de la cancha.
Sí, luego fui con Txema Urrutia a hacerme una resonancia y allí se vio la avería que tenía. Ahí fui consciente de lo que tenía y desde ese momento me puse a pensar en la recuperación.
Usted ha jugado nueve finales del Cuatro y Medio de San Fermín.
San Fermín es algo especial, diferente a todas. El pelotari disfruta más aquí que en cualquier otro sitio. El público es distinto, el ambiente, también... y luego los pelotaris solemos salir a dar una vuelta -no salir de fiesta- después a ver el ambiente, es bonito.
Cuatro finales con Irujo.
Sí. Al final con Juan me ha tocado jugar en todos sitios, en campeonatos, torneos... las finales del Cuatro y Medio navarro eran diferentes y ahí he tenido de todo. Partidos buenos, malos, mejores, batallas...
¿Cómo es despedirse para siempre de un frontón?
Ya me he despedido de tres. El Ogeta, Éibar y el frontón Bizkaia. En ese momento tampoco soy consciente de que nunca más voy a volver a ese frontón vestido de blanco para jugar. Tampoco le estoy dando muchas vueltas. Desde hace un tiempo me he mentalizado para lo que va a ser el mes final de mi carrera y las despedidas. Voy casi con el automático. Sé que nunca más voy a jugar, pero tampoco es un drama. Me estoy yendo muy contento de todos los sitios y comprobando que la gente me quiere mucho y está respondiendo. Yo tenía algo de miedo de cómo iba a comportarse la gente por la pandemia, porque primero hemos estado jugando sin nadie, luego aforo reducido. Ahora ya se puede ir con más normalidad, pero no tanta gente como antes... Para el día del Labrit va a estar lleno.
Es que nunca más va a jugar allí.
Ya, y estoy mentalizado. Desde que estaba pensando en la retirada sabía que no era fácil ponerle una fecha concreta, un límite. Tomé una decisión y creo que ha sido la acertada. Estoy dando un nivel de juego muy bonito en las despedidas. Tenía muy claro dejarlo en lo alto, es verdad que de cabeza los últimos meses me han costado. Pero de juego , estoy como quería estar para dejarlo.

Ni una entrada disponible para el sábado

La despedida en el frontón Labrit supondrá para Aimar Olaizola entrar en la recta final de su tourné. Después le quedarán Oiartzun, Vitoria y Bermeo antes del partido final en Goizueta, el 13 de noviembre.
Para el encuentro del Labrit no queda ni una sola entrada, y podría llenarse un aforo mayor que las 945 entradas de la Bombonera. Habrá invitaciones de paseo de cancha que las distribuirá la empresa.
El programa comenzará a las 17:15 con el partido del Cuatro y Medio entre Elordi y Etxeberria. Luego, Aimar-Mariezkurrena contra Laso-Aranguren.
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