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Gaskue: "La derecha es mi arma y la zurda la tengo para defender"

El zaguero de Larraintzar debuta este viernes con Aspe tras superar la rotura total del tendón de Aquiles y colgarse un oro mundial

Ampliar Andoni Gaskue posa en las inmediaciones del centenario frontón Toki Alai de Larraintzar
Andoni Gaskue posa en las inmediaciones del centenario frontón Toki Alai de LarraintzarUrbina
Publicado el 05/11/2021 a las 06:00
Andoni Gaskue Mendive vive cerca de un frontón centenario, el Toki Alai de Larraintzar, enclave de una localidad que no excede el centenar de habitantes y que, sin embargo, se erige en cuna de deportistas de elite como la golfista Carlota Ziganda o su tío ‘Cuco’, futbolista y ahora técnico del Real Oviedo; Anaitz Arbilla, defensa del Eibar, o de pelotaris profesionales del valle de Ultzama, como Peio Etxeberria, Aritz Begino, Xabier Urdaniz o el tan recordado Julián Lajos.
El también zaguero, de 22 años, debuta este viernes (22 horas) en las filas de Aspe, en su localidad natal y apadrinado por Iker Irribarria, con quien entrenó el martes, frente a Elezkano II-Tolosa. De esta forma, Gaskue da el salto tras haberse enfrentado a la rotura total del tendón de Aquiles de su pierna izquierda y proclamarse campeón del mundo sub-23 por parejas. Todo ello en el plazo de siete meses. Recoge así, 35 años después, el testigo de quien fuera el bicampeón manomanista de Larraintzar. “Me han contado que Lajos fue el mayor pegador que ha habido, que tenía un garrote terrible”, cuenta.
Lo suyo ha sido una montaña rusa de emociones.
Volver del Mundial siendo campeón y a los cinco días firmar mi primer contrato profesional con Aspe, parece increíble. Además, siete meses exactos desde que me operaran del tendón de Aquiles.
¿Cómo contactaron con usted?
El pasado martes iba a entrenar con mi club pero me llamó Apezetxea a última hora de la mañana, que Fernando Vidarte quería vernos entrenar a Aarón Arbizu y a mí en Tolosa. Al final de la sesión me dijeron que llevaban tiempo siguiéndome y que quería saber si estaba interesado en ir al día siguiente a las oficinas de Eibar a firmar un contrato con ellos.
¿Desde Aspe estuvieron pendientes de usted durante su lesión?
El mismo día que me lesioné me llamaron Etxaniz y Errandonea para preguntarme qué tal estaba y durante la recuperación mantuve el contacto con Jokin. Cuando pude empezar a entrenar quisieron contar conmigo para unos entrenamientos pero les dije que era demasiado pronto para entrenar con ellos, que no me sentía preparado, y preferí esperar un poco.
Optó por ir despacio.
En ese momento pensaba más en poder disputar el Campeonato del Mundo sub-23 que en otra cosa. Tenía la ilusión de poder jugarlo, es algo diferente, y me olvidé un poco del profesionalismo.
¿Dejó de ser una prioridad?
Siempre tienes la esperanza de poder ser pelotari profesional, de que quieran contar contigo. Pero tampoco estaba muy obsesionado. Yo quería llegar al Mundial sí o sí y después jugar el Campeonato Navarro de Parejas, el Diario Vasco y Mallabia. Pero entonces llegó la llamada sorpresa de Apezetxea.
Haber ganado el Mundial sub-23 y dar el salto al profesionalismo tras la lesión fue gracias a su disciplina, pero también al trabajo guiado de Jurdan Mendigutxia, fisioterapeuta y fundador de Zentrum.
En cuanto me dijeron que me había roto el tendón de Aquiles tenía clarísimo con quien iba a hacer la rehabilitación. Ya le conocía de antes. A principios de mayo de 2017 sufrí una rotura parcial del ligamento cruzado de la rodilla derecha y Jurdan se ocupó de mí. En siete semanas estaba ya jugando. Quería trabajar con él a toda costa porque, además de la fama que tiene, también trató de esta misma lesión a Aritz Altadill. En cuanto me operaron le llamé.
¿Fueron capaces de acortar los plazos?
Al día siguiente de que me quitaran la escayola fui con él. Empecé con la movilidad de tobillo, luego tocó aprender a andar, corregir los malos vicios y, más tarde, recuperar la musculatura. En julio me dio permiso para volver al frontón, para hacer manos del uno a uno sin volverme loco.
Mejoró los pronósticos.
Jurdan me decía: “Eres un poco pupas para las lesiones, pero para recuperarte eres una máquina”.
¿Qué tal sobrellevó estar parado tanto tiempo?
Se me hacían los días eternos, no podía hacer cosas tan básicas como ducharte solo, hacerme la cama o prepararme el desayuno y llevarlo a la mesa. Andaba con las muletas por casa, los taxistas y los amigos de la familia me acercaban al frontón para visitar a los chavales del club… Fue duro.
¿Cómo lo encajaron en casa?
Para ellos fue duro verme triste. Me dijeron que, durante los días que estuve ingresado, el aita estaba un poco raro, que se enfadaba con nada y mi madre estaba disgustada. Ellos fueron quienes aguantaron mis enfados y mis rarezas en esos momentos. Ahora están felices, igual o más que yo.
Tengo entendido que la figura de Aitor Paternáin, monitor del club Buruzgain, también fue fundamental en su recuperación.
Me acompañó todos los días que visitaba a Jurdan, entre ellos comentaban mi evolución. Siempre estuvo encima de mí e incluso cuando volví a pelotear me tenía que frenar en el frontón, me decía: “Para, no hagas el burro, no vayas a recaer”. ‘Pater’ sabe mucho de pelota, te corrige muchas posturas y te enseña mucho.
¿Qué le define a usted como pelotari?
Soy un zaguero un poco diferente al resto. Ahora son atletas, muy fuertes, muy grandes, muy poderosos; yo soy más fino y me muevo fácil por la cancha. La toco bien con la derecha, que es mi arma; y la izquierda la tengo un poco más para defender. Mi abuelo Ignacio, de 94 años, siempre me ha dicho que hay que tener una mano para atacar y otra para defender.
Actualmente la altura media de los zagueros de Aspe es de 1,89 metros frente al 1,75 de usted, ¿cree que eso le va a suponer un hándicap?
Mucha gente me dice que puede que sea pequeño para ser zaguero, pero si he llegado hasta aquí será por algo. Ninguno es tan fino como yo. Además, ha habido zagueros profesionales de mi estatura, como Beroiz en su día, Imaz o Salaverri II.
¿Siempre ha sido pelotari?
Jugué a futbol sala un par de años con los amigos, pero en seguida me di cuenta de que me tiraba más la pelota. En casa siempre ha habido mucha afición. Siempre se ha dicho que mi abuelo jugaba muy bien, pero no tuvo la suerte de ser profesional. Mi padre también destacó en aficionados pero tuvo una lesión en la espalda que le retiró. Ambos fueron delanteros y yo salí al revés, aunque me acuerdo de que en 2015, siendo cadete, disputé como delantero de Ultzama el Interpueblos.
¿Cuáles han sido sus referentes?
Zabaleta y Rezusta, son los ‘número uno’, y anteriormente, Patxi Ruiz y Barriola. Siempre me han gustado, fueron los dos últimos grandes zagueros que han sido capaces de competir en las tres modalidades. Me gustaría ser como ellos, pero el Cuatro y Medio no me hace mucha gracia, lo doy por descartado.

DNI
​Andoni Gaskue Mendive. Natural de Larraintzar, nació el 20 mayo de 1999. Hijo de Arantza y Antonio, tiene dos hermanos, Aimar y Ainhoa. Se formó en el Centro Integrado Agroforestal de Pamplona, en las especialidades de ganadería y asistencia en sanidad animal. Pesa alrededor de 70 kilos y mide 1,75 metros. Es zaguero diestro y se ha formado como pelotari en los clubes de Buruzgain, Txaruta y Erreka. Actualmente, ejerce como monitor de pelota de una veintena de chavales, de entre 5 y 6 años.

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