CUMBRE EN LIMA
Ramos: "Sería muy negativo que no se alcanzara un acuerdo en Lima"
El secretario de Estado de Medio Ambiente repasa la cumbre que sentará las bases de un acuerdo climático global en 2015

- COLPISA. MADRID
El Protocolo de Kyoto (1997) se quedó corto. La cumbre de Copenhague (2009) fracasó. Pasan los años y las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan más rápido que nunca. Los científicos avisaron: el aumento global de las temperaturas es inevitable. El objetivo ya no es impedir un cambio climático, sino ponerle freno antes de que las consecuencia sean demasiado graves. Detenerlo cuando crezca 2 ºC, no más. Todo se jugará en París, donde se espera que, a finales de 2015, un gran número de países pacten un plan de choque.
Lo sustancial de ese acuerdo, explicó Federico Ramos, secretario de Estado de Medio Ambiente, deberá pactarse a lo largo de esta semana en el COP20, la cumbre de Lima que antecede a la de París. "En Lima hemos de sentar las bases del acuerdo de 2015", afirmó dos días antes de emprender camino a la capital de Perú, en un encuentro con los medios. "Tiene que quedar claro a qué nos queremos comprometer los países". Europa, que acude en comandita, lleva el plan más ambicioso. Los países de la Unión ya han acordado -pase lo que pase con los demás- una reducción del 40% de sus emisiones en 2030 y un aumento del porcentaje de energías renovables hasta el 27% del total.
Los planes del resto de Estados no están tan claros. "Nosotros vamos a Lima con los deberes hechos. La Unión Europea es consciente de que es el grupo más comprometido", aclaró Ramos. A Lima, reconoce, acuden "a dinamizar y a trabajar para que los grandes emisores se sumen al acuerdo".
Por primera vez en años parece que Estados Unidos y China -los dos emisores de gases de efecto invernadero más destacados del mundo- están dispuestos a llegar a un acuerdo. Como solo entre las dos potencias representan más del 40% de las emisiones del mundo, su ratificación de un acuerdo global puede representar la diferencia entre el éxito y el fracaso. "Sería muy negativo que no se alcanzara un acuerdo en Lima. Si no se controlan las emisiones se pueden generar grandes estreses en muchas zonas del planeta", afirmó el secretario de Estado.
Pero, aunque el planeta es uno, hay que poner de acuerdo más de 190 intereses nacionales muy distintos. Algunos países -sobre todo islas del Pacífico- quieren que se les compense por las consecuencias del cambio climático, que ya sufren, y que no han colaborado en provocar. Los productores de petróleo quieren ayudas para poder adaptar sus economías. Otros están preocupados porque los acuerdos limiten su capacidad de desarrollar sus industrias. El punto de equilibrio entre crecimiento, prosperidad, desarrollo y contaminación no es fácil. "Sea como sea, el acuerdo en Lima tendrá muchos flecos por resolver", apuntó Ramos. Aun así, indicó, "el reto merece la pena; tenemos que ser la generación que sea sensata y aprenda a desvincular progreso y consumo intensivo de recursos".
Aunque España va integrada dentro del grupo de la Unión Europea, le espera un papel especial. "Tenemos ciertas ventajas culturales y de complicidad con los países de América Latina", reconoció el secretario general. "Perú nos ha pedido colaboración". Algunas grandes empresas españolas tienen que ser parte activa, aclaró, en sentar un ejemplo. "Necesitamos que sectores pujantes de la economía demuestren que se puede tener desarrollo económico sin generar tanta contaminación", explicó.
Los países en vías de desarrollo temen que un acuerdo climático global que exija una reducción de emisiones cercene su capacidad de crecer y prosperar. "Pero no hace falta que sigan exactamente el mismo proceso que seguimos nosotros", afirmó Ramos, en referencia al uso intensivo del carbón, el combustible fósil que más emisiones de dióxido de carbono provoca.
Mientras que el Protocolo de Kyoto solo comprometió a luchar contra el cambio climático a países responsables de, aproximadamente, un 15% del total de emisiones, Europa espera que entre Lima y París se llegue a un acuerdo mucho más amplio. "Entre China, Estados Unidos y la Unión Europea ya estarían representadas más de la mitad de las emisiones globales", explicó Ramos. Una forma de saber que todo va bien, explicó, será que nadie guarde negociaciones para después de París. "Será un síntoma positivo que durante las negociaciones en Lima no se cree ninguna plataforma que vaya más allá de 2015", aseguró. "Al menos esa es mi percepción".
Europa y España quieren que se sumen muchos y que se sumen en serio. "Aspiramos a un acuerdo jurídicamente vinculante", contó el secretario de Estado. "Que incumplirlo tenga consecuencias".
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