Patxi Vera Donazar: “Internet no puede ser el único cauce de la Administración con el ciudadano”

Patxi Vera Donazar (Pamplona, 1959) acaba de decir adiós a tres décadas como gerente de la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN). Ahora, se prepara para enfundarse el próximo día 23 el ‘traje’ como tercer Defensor del Pueblo de Navarra. Tomará el relevo a Javier Enériz en su papel de ‘Pepito Grillo’ de la Administración. Dirigirá la desembocadura a la que van a parar cientos de quejas de navarros insatisfechos con actuaciones de los gobernantes. Su elección ha contado con el apoyo de PSN, Geroa Bai, Podemos, I-E y EH Bildu y el voto en blanco de Navarra Suma. ¿Cuándo y cómo fue la llamada que le hizo Ramón Alzórriz? No me llamó él directamente. Una persona que conozco desde hace años hizo de mensajero y me preguntó si estaría dispuesto a ser candidato a Defensor del Pueblo. Me sorprendió, lo hablé con mi mujer, Paloma, y contesté que sí, pero dije que no quería entrar en el tema de los grupos. Luego, ya sí me llamó Alzórriz para decirme que había un acuerdo con cinco grupos para mi candidatura. Hay quien ha cuestionado su perfil por no ser jurista. Supongo que usted lo tuvo en cuenta. No soy abogado y fue una variable a tener en cuenta, pero hay un equipo de juristas fantástico para dar apoyo al Defensor, que llevan años trabajado con Enériz y que, desde el minuto uno, he dicho que pienso mantener. Lo de jurista es una faceta, muy importante, pero solo una más. Tiene que haber un componente social. Ahí me veo bien, reflejado. Siempre he puesto el foco en las personas. ¿Sabe que es moneda de cambio en un reparto de puestos del pentapartito: Defensor, Comptos, y Transparencia? Lo comentó Javier Esparza en la comparecencia. Dije que no me consta porque yo, de verdad, no he participado. Que haya otros cargos que haya que elegir.. No le digo que haya participado, sino si le consta que ha habido reparto de cargos, aunque usted se haya enterado a posteriori. No lo sé. Se dice que es así, pero a mí nadie me ha dicho que sea así. Puestos a elegir ¿le hubiera gustado tener más el apoyo de Navarra Suma que el de EH Bildu? Me hubiera gustado tener los 50 votos, los de todos los grupos. Ya, pero eso no le pregunto. Es que no está en mis manos elegir. Está en manos del Parlamento, que ahora tiene el juego político que tiene. Para tener el apoyo de todos el PSN debería haber contado con Navarra Suma, pero le ignoró. Es que eso no depende de mí. El apoyo de todos hubiera dado a la institución una mayor solidez. De todos modos, me quedo con la mano tendida de Esparza y su oferta de colaboración. He tenido una magnífica relación con él y Bujanda me dio un abrazo fuerte. Su cita de no dejar a nadie atrás, que la usó Sánchez con eso del escudo social al inicio de la pandemia, le sonó a Esparza a patina socialista. No dejar a nadie atrás es un principio de Naciones Unidas. Me da pena que no sea de todos los gobiernos, de todos los grupos parlamentarios y de toda la sociedad. Que lo adopte unos no quiere decir que sea de ellos. Yo lo he hecho mío sin ser del partido socialista. ¿Ha estado alguna vez afiliado al PSN? No he estado afiliado nunca a ningún partido político. Cuando me llamó en su día Paco San Martín no me preguntó si tenía carnet. ¿Le temblará el pulso si tiene que cuestionar la actuación en las instituciones de los partidos que le han propuesto para el cargo? No. Voy a intentar mantener la misma independencia que ha demostrado Enériz. En mis 29 años en las cooperativas he colaborado con todos los gobiernos y lo hecho con independencia. Ahora, mi labor de supervisión de la administración será al margen de quién esté en una consejería. Tiene 63 años y acepta un cargo para seis años. ¿Qué necesidad? Antes de esta propuesta ya había dicho en mi trabajo que no pensaba jubilarme a los 65 años. Tenía pesando estar hasta los 67 o 68. Ahora, lo alargo un poco y coincido con la jubilación de Paloma. Podía haber seguido donde estaba. ¿Por qué meterse en el berenjenal de Defensor? Porque es un reto que me ilusiona. Hasta ahora hacía cosas por un sector amplio, campo, economía social, mundo rural... Ahora lo amplío a toda Navarra. También está la ambición sana personal de poner un broche de oro a una carrera. ¡Si voy a tener que trabajar más! No sé si es un broche de oro, porque lo mismo no me puede salir bien. Es un salto sin red porque, además, Javier Enériz ha dejado un listón muy alto. El carácter de Enériz es más guerrero y el suyo, en cambio, es más mediador, más reposado. Mediador, sí. Siempre intento ser conciliador, pero también he sido muy persistente, lo que otros llaman cabezón. La gente de la administración que me conoce suscribiría esos dos adjetivos. Años tratando con la administración. ¿Cómo ha cambiado? Hay cosas en las que, desgraciadamente, no ha cambiado. Son cosas en las que la administración lleva ventaja sobre los ciudadanos. Por ejemplo, el silencio administrativo. No es justo que si no responde haya que entender que la respuesta es no. Que la administración te cobre intereses si tú te retrasas y que no los pague si se retrasa ella. Los recursos de alzada: en la práctica no sirven para nada. En mis 33 años no he conocido ni un solo recurso de alzada que haya sido favorable a quien lo presentó. Y en lo que ha cambiado es en una mayor distancia con la ciudadanía. Recuerdo cuando estaba de jefe de gabinete que allí entraba cualquiera hasta la cocina. Era súper cercana. Ahora eso es imposible. Se ha distanciado del ciudadano. Está mucho más regulado todo. Vamos, que se ha dado unos cuantos cabezazos contra el muro administrativo. Sí, claro. Muchos temas de la Política Agraria Comunitaria. Falta de comprensión de situaciones en las que expliques lo que expliques no te escuchan. Por ejemplo, la consejería toma una decisión de que a partir de tal fecha se tendrá en cuenta una consideración. Se firma hoy, pero como tarda dos meses en publicarse en el BON, hay en una inspección en medio y, como no está publicado, hay una sanción de miles de euros. Será legal, pero ¡ostras!... Ahí está la tractorada. Usted estaba allí. Ya le dijo Félix Bariáin que alguna queja le iba a caer. Me pregunto: ¿Por qué no ha ido antes? Pero recibiré todas las quejas como no podía ser menos. ¿Cree que la administración es poco transparente? Lo que veo es falta de empatía. Hay funcionarios maravillosos, pero da la sensación de que hay personas a las que se les olvida que están para servir a los ciudadanos, para ayudarles. Si lo piensa, es paradójico que tenga que haber un institución que defienda al ciudadano de una administración que paga de su bolsillo y que está para servirle. Todos cometemos errores. Y está bien que haya una institución que supervise la actuación de la administración porque puede haber diferentes criterios de interpretación de una norma. En lo que he estudiado de la institución, de todos los expedientes que han tenido lugar con las administraciones se han atendido casi el 74% . Fíjese, puede haber gente que te diga que no te hacen caso... Veo que quiere justificar la existencia de la institución. Sí porque creo que sirve y que da respuesta a los ciudadanos en gran medida. ¿Cree que el ciudadano ve al Defensor del Pueblo como una institución creíble, que puede resolverle sus problemas? Pues 5.000 y pico personas acudieron el año pasado y hubo 1.400 quejas. Habrá gente que sí, gente que no y gente que ni la conoce. ¿Y considera que las administraciones toman en serio los informes del Defensor? Ahí están los datos. ¿Que no será suficiente? Pues quizá no. ¿Qué puede aportar usted a la institución? Mi experiencia en la cooperación me va a ayudar porque con entidades, la administración y colectivos se puede cooperar. Creo que en eso tengo un punto fuerte. Con el talante conciliador puedo aportar. Soy una persona honesta, perseverante, cercana, no voy a cambiar mi número de teléfono y, en mi trayectoria, he demostrado que soy fiable, que si llego a acuerdos los mantengo y si me comprometo a algo, lo cumplo. Y, desde luego, muchas ganas de ayudar. ¿En qué asuntos cree que el ciudadano está más indefenso? En el tema de vivienda, y no solo para los jóvenes. Y el tema de la salud mental, que se ha agravado con la guerra de Ucrania. Es una incertidumbre enorme, que genera gran ansiedad. Creo que la administración no tiene una respuesta sólida, fuerte e inmediata a las necesidades de salud mental que está empezando a haber. ¿Se pueden estar vulnerando los derechos de las personas que no tienen acceso a internet a la hora de hacer trámites para la administración o al acceder a los servicios? Sí, creo que la administración no puede dejar internet como único cauce con los ciudadanos. No creo que todos los navarros tengan un ordenador y los conocimientos para entender y rellenar un formulario. Y necesitas la ayuda de un vecino, de un hijo, etc. ¿Tiene pensado abordar de oficio algún tema que le preocupe? De momento, quiero conocer los casos que estén encima de la mesa y, a partir de ahí, garantizar que en el relevo no se produzcan paros. La idea es que, cuando Enériz me entregue el testigo, yo tenga un poco de velocidad para que nada se pare. Luego, más pronto que tarde, abriré una línea de no solo esperar a que lleguen quejas sino dirigirme a colectivos, llámese red de lucha contra la pobreza, Cáritas, Cruz Roja, etc. Quiero conocer de primera mano sus problemas y dar voz a los que están peor para ver si la administración les está dando respuesta y si se puede implementar acciones. Por último, ¿qué le ha aconsejado Enériz? Nada. Me ha dado sus mejores deseos y su oferta de estar a mi entera disposición cuando lo necesite. Y lo agradezco muchísimo. Patxi Vera Donazar nació el 6 de enero de 1959 en casa de sus abuelos, en la calle Calderos. Sus padres -Francisco Vera Guerrero (Trasobares, Zaragoza) y la pamplonesa Mila Donzar Suescun- vivieron en la calle Goroabe (barrio de la Milagrosa). Es el mayor de cinco hermanos. Acudió al colegio de El Pilar, donde compartió pupitre con el que un día sería alcalde de Pamplona, Enrique Maya. Tras su paso por el Ximénez de Rada e Irubide, estudió Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra. Allí, conoció a su mujer, Paloma Losada Fernández, con la que se casó en 1985. “Paloma es una parte muy importante de mi vida”, afirma. Nada más licenciarse debutó como corresponsal del rotativo ‘Navarra Hoy’ en Tudela. Posteriormente, entre 1983 y 1987, fue cronista parlamentario de dicho medio. Entre 1987 y 1991 fue jefe de gabinete agrícola del consejero socialista Paco San Martín. Y, a continuación, fue nombrado gerente de la Unión de Cooperativas Agroalimenatarias de Navarra (UCAN), cargo que ha desempeñado hasta la fecha. En lo personal, es un gran aficionado a los fogones. “Me gusta que vengan amigos a casa y cocinar. Empiezo a disfrutar al ir a comprar al mercado. ¿Un plato que me salga bien? Carrilleras con verduras”. Además de su perro (un border collie), a Vera y su mujer les gusta viajar. Hace unos 20 años, la pareja visitó Cuba, donde conoció a la antropóloga y escritora Natalia Bolivar Arístegui. “Mantenemos una amistad como si fuéramos familia”, afirma. Tan es así, que la nieta de Bolivar ha estudiado aquí, vive aquí y la consideran su ahijada. “La conocimos con 7 años y tiene unos 28 años”. También mantienen una gran relación con una familia de Filipinas, de una amiga de su mujer que estudió en Pamplona. “La verdad es que viajamos mucho”. También suelen ir fines de semana a Las Landas a casa de unos amigos. Ahora, Patxi Vera dirigirá la oficina del Defensor del Pueblo, con una plantilla de 8 personas (4 asesores juristas, 3 personas del Parlamento y 1 secretaria) y que cuenta con un presupuesto de unos 875.000 euros al año.

Patxi Vera Donazar: “Internet no puede ser el único cauce de la Administración con el ciudadano”

Se define como “conciliador”, “perseverante” y “hombre que pone el foco en las personas”. El nuevo Defensor señala el problema de la vivienda y de la salud mental en un momento de incertidumbre avivado por la guerra

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