Ola de incendios
¿Por qué arde Navarra?
Las chispas de una cosechadora, los rayos... detrás de esta ola de incendios hay diversas causas. El problema es que muchos factores han convergido para que Navarra sea una gran yesca y eso complica mucho las labores de extinción

Publicado el 21/06/2022 a las 06:00
Los grandes incendios forestales van a ser cada vez más frecuentes por el aumento de la masa vegetal combustible causada por el abandono del entorno rural y como consecuencia de las condiciones ambientales derivadas del cambio climático. Y superarán la capacidad de extinción de cualquier operativo, porque el trabajo de los bomberos no puede ser eficaz en estas circunstancias”. Esta fue una de las principales conclusiones de la jornada ‘Incendios forestales ante el cambio climático’, celebrada en Pamplona en diciembre de 2019 con la asistencia de más de 120 expertos. La terrible premonición parece que no ha tardado ni tres años en darles la razón. Navarra lleva días haciendo frente a la peor ola de incendios de su historia y el ímprobo trabajo de los equipos de extinción parece sobrepasado.
¿CÓMO HAN ARRANCADO LOS INCENDIOS?
A mediados de la semana pasada se desataron los primeros fuegos en la sierra de Leyre y Tafalla al paso de sendas tormentas secas, lo que se convirtió en la obertura siniestra del desastre que estaba por venir. El escenario no podía ser más peligroso: una de las olas de calor más intensa de las últimas décadas combinada con unos suelos y una vegetación seca por la práctica ausencia de precipitaciones en los dos meses anteriores. Pero, ¿cuáles han sido las causas concretas del inicio de la ignición de los fuegos desatados el sábado? Las investigaciones están en su punto inicial, aunque las primeras informaciones apuntan a que el factor humano, y concretamente las labores agrícolas, estarían detrás de buena parte de los fuegos, como en Arguedas. En Arróniz parece achacable a un rayo. El Seprona de la Guardia Civil (Servicio de Protección de la Naturaleza) se encarga de la investigación del incendio de la Ribera, mientras que la Brigada de Protección Medioambiental de la Policía Foral ha asumido el resto.
CÓCTEL EXPLOSIVO: REGLA DE LOS 30 Y HASTA PIROCÚMULOS
Más allá de las causas concretas del origen de los fuegos, Navarra se ha convertido estos días en una gran yesca donde cualquier chispa podía convertirse en el inicio de un fuego de grandes dimensiones y difícil de controlar, como así ha sido. El delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Navarra, Peio Oria, ya advertía la semana pasada del ‘cóctel explosivo’ de ingredientes que se estaba gestando y que elevaba el riesgo de fuego a ‘extremo’.
Ayer, no podía sino corroborar con datos las condiciones meteorológicas de humedad, temperatura y viento que han acompañado a los incendios: “Las temperaturas en la Ribera y la Zona Media se acercaban a los cuarenta grados, la humedad relativa apenas llegaba al 20% y las rachas de viento superaban ampliamente los 30 kilómetros por hora”. Y es que, según los expertos, hay tres factores que hacen que se dispare el riesgo de incendios forestales y que se compliquen las tareas de extinción, la llamada regla de los 30. Es decir, una temperatura superior a los 30 grados, unas rachas de viento que sobrepasen los 30 km/h y una humedad relativa en el aire inferior al 30 %.

Todo eso se dio de forma sobrada en Navarra. Pero, ¿por qué con unas condiciones similares Navarra sufrió incendios salvajes que no se produjeron, por ejemplo, en La Rioja, Álava o Huesca? Oria da una de las claves: el viento. “En Navarra fue muy destacado, sopló del sureste, canalizándose por el valle del Ebro, con rachas que llegaron a alcanzar los 50 y 60 kilómetros a la hora en algunos puntos. Con ese ingrediente cualquier fuego se desplaza muy rápido y escapa de todo control”.
Por si todo esto fuera poco, la virulencia de los incendios ha provocado la formación de pirocúmulos convectivos en Lerga y Valdorba-Ujué. Posiblemente el más espectacular fue el primero, que, según confirma Oria, se desplazó al norte y fue monitorizado por el radar la Agencia Estatal de Meteorología. Incluso descargó rayos en la zona de Basaburua (ver recreación de la formación de un pirocúmulo en gráfico adjunto).
Esas nubes pueden contener partículas de fuego y se suelen desarrollar en vertical, pero también pueden expandirse en horizontal, lo que plantean un riesgo de lluvia de fuego que puede agravar las tareas de extinción. Algunos de los incendios más voraces de los últimos años en España y otros lugares, como Australia, California y Columbia Británica, están vinculados a este tipo de convención. Las pavesas de los fuegos de Lerga y Ujué, bien arrastradas por el viento o por las propias nubes, propiciaron distintos focos al principal.
ABANDONO DE ESPACIOS RURALES Y DESAPARICIÓN DE REBAÑOS
Para Jorge Iñesta Marín, uno de los técnicos que participó en la jornada de incendios forestales con la que abríamos este reportaje la conclusión es clara: “Por desgracia, a menudo los territorios no enfrentan los efectos del cambio climático hasta que no ocurre un fenómeno grave”. El abandono de los espacios rurales y la desaparición de los rebaños que se alimentaban del matorral de los bosques, cuya madera tampoco se aprovecha ya como fuente de energía, ha provocado un creciente combustible, que además es más inflamable a causa de su sequedad. Incendios como los que asolan Navarra y otros puntos de España hacen que los dispositivos de extinción de bomberos se queden sobrepasados. Por eso, Iñesta plantea la necesidad de invertir en políticas (cortafuegos, selvicultura preventiva, reactivación de usos del territorio...) “que prevengan la aparición de incendios o que al menos limiten sus efectos devastadores”.
El Gobierno acelera ahora una orden foral para prohibir cosechar con altas temperaturas
Hasta este miércoles, está prohibido realizar cualquier labor agrícola en Navarra, algo que se decretó el sábado por la tarde, con los incendios ya desbocados. Por eso una pregunta sigue en el aire: con los 40 grados y el viento del sur que se anunciaban desde días atrás, la enorme sequedad del terreno, unida al ‘susto’ que habían dado ya los incendios de Leyre, Olleta y Tafalla, ¿se podía haber prohibido las labores agrícolas con anterioridad?
El Gobierno de Navarra sostiene que no. Afirma que la legislación actual solo permite la recomendación, algo que ya se hizo por diversos canales, sobre todo a raíz de los incendios de mediados de la semana pasada. Un llamamiento ante el que la gran mayoría de agricultores, tal y como resaltó el vicepresidente Javier Remírez, “respondió con responsabilidad”. No obstante, ya ese mismo viernes, horas antes de los grandes incendios, los bomberos tuvieron que intervenir en dos fuegos causados por cosechadoras en Allo y Ororbia.
Con los incendios de Arguedas y Valdizarbe en marcha y advirtiendo desde su fase inicial que iban a ser muy serios, el Gobierno de Navarra decretó el Nivel 2 de Platena (Plan Territorial de Protección Civil de Navarra), un nivel de “Emergencia general” y que pone al servicio del departamento de Interior todos los recursos del Gobierno de Navarra. Con este nivel activado ya se pudo decretar la prohibición.
Este periódico cuestionó el sábado al vicepresidente si, con unas previsiones extremas anunciadas con días de antelación y la situación de sequía, no se podía haber decretado ese Nivel 2 con anterioridad y haber prohibido las labores agrícolas para el sábado, por precaución. “Es una cuestión del ámbito de la normativa. Se va actuando y se va escalando los niveles de protección civil, no es una cuestión que deriva de la propia voluntad sino de la circunstancia. Hemos actuado conforme a la normativa vigente”, respondió, para destacar que desde el Gobierno de Navarra, concretamente desde del departamento de Medio Ambiente, ya estaba preparando antes de estos incendios una modificación de la Orden Foral que regula el uso del fuego. Esta nueva norma iba a permitir que, con el Nivel 1 del Plan de Protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales (Plan INFONA), se pudiera decretar la prohibición de labores agrícolas o su restricción en determinadas situaciones. Entre otras cuestiones, contempla “la prohibición de emplear maquinaria pesada en situaciones de meteoalerta; es decir, temperaturas máximas extremas o de Nivel de Aviso Amarillo por la Agencia Estatal de Meteorología”. O sea, la situación del sábado
Pero esa modificación legal no iba a llegar en principio para esta temporada de cosecha. A pesar de que tenía como objeto prevenir incendios como el del Vedado de Eguaras (se originó en julio del año pasado a raíz de los trabajos una cosechadora), tal y como informó en una nota el Gobierno foral el pasado 7 junio, a la Orden Foral le quedaba aún recorrido de tramitación. De entrada, aún tenía que pasar por la web del Gobierno Abierto para recibir aportaciones entre el 10 de junio y el 3 de julio. Pero los incendios de este fin de semana lo han cambiado todo y Medio Ambiente decidió ayer finalizar el plazo de aportaciones “por razones graves de orden público”. “Los incendios forestales de los últimos días y el Nivel de riesgo de incendios previstos para estos días justifican la reducción de este plazo de información pública (...) para poder aprobar la Orden Foral a la mayor brevedad”, dice el anuncio.
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