La estadística refleja de forma contundente un repunte de actuaciones de urgencia relacionadas con atenciones a personas que manifiestan intención de suicidarse. Se producen en Pamplona y en el conjunto de Navarra, donde se registra un suicidio consumado de media a la semana.
En la capital navarra, las llamadas de emergencia en este sentido son complicadas de cuantificar pero Carlos Moreira, agente de Policía Municipal de Pamplona y psicólogo, afirmó que son diarias.
Refrendó ese punto de vista Camino Núñez, psiquiatra del Servicio Navarro de Salud, que afirmó que las consultas en el ámbito de la salud mental en los últimos años ha aumentado, sobre todo por el crecimiento de atenciones en dos ámbitos: todos los relacionados con los intentos autolíticos o de suicidio y los relativos a la población infanto-juvenil.
Ambos ofrecieron su punto de vista recientemente con motivo de unas jornadas de Seguridad Ciudadana organizadas por el sindicato CSIF/SPF, en una ponencia que abordó los retos para estos profesionales de las intervenciones con pacientes psiquiátricos.
Posteriormente atendieron por separado a este periódico y mostraron varias reflexiones útiles tanto para los efectivos policiales como la población en general.
Marta Olaz, agente de
Policía Foral de la comisaría de Alsasua, fue la moderadora de la mesa.
Moreira expuso el papel policial en esos avisos que les da traslado el 112 por una posible ideación suicida. “Formamos parte de ese equipo que se activa, junto a bomberos y sanitarios, y a veces los agentes de calle, por su cercanía, son los primeros en llegar al domicilio donde se ha atrincherado una persona o donde alguien se asoma a un alféizar.
A veces son personas que padecen un trastorno mental grave como una depresión mayor o una esquizofrenia y hasta que los valore un sanitario nuestro papel es el de intentar establecer una comunicación verbal que lleve a esa persona en crisis a dudar”.
Según explicaba, en ese punto un ‘enganche’ puede ser que reflexione a ver si es la única y última opción que tiene esa persona. “Un suicidio no se explica nunca por una única causa. Hay múltiples factores y desde ese punto de partida hay que insistir en ellos, en si se ha agotado el último recurso de todos. Hay que hablarle. Decirle: te vas a matar. Preguntarle y detectar factores protectores: familia que le importe, las creencias, Dios, su red de apoyo social...”.
Básicamente, detalla Moreira, qué te vas a perder si te matas. “Estas personas se quieren matar para dejar de sufrir, hay que escucharles, ver dónde puede haber un enganche, que es lo que intentan en cualquier momento desde recursos como el Teléfono de la Esperanza”. Si la situación no se resuelve con éxito o se llega cuando el suicidio ya se ha llevado a cabo, la urgencia en la atención pasa a los familiares, los denominados supervivientes. “En ese aspecto trabajan muy bien asociaciones como Goizargi, de atención al duelo, y Besarkada, específica para supervivientes de suicidio”.
ENFERMO MENTAL, UNA VÍCTIMA
Camino Núñez, psiquiatra del SNS, contextualizó la realidad de una persona aquejada de una enfermedad mental. “Se debe abordar como una urgencia médica, no policial. Además, los datos nos muestran que su participación en incidencias relacionadas con el ámbito de la delincuencia es la mayoría de veces en el papel de víctima, sobre todo en el caso de las mujeres. Solo desde ese marco podemos juzgarles con más justicia”. Respecto a cómo abordar una situación que no siempre es fácil, Núñez apuesta por la empatía. “Cómo me gustaría a mí que me trataran, que me escucharan, que me transmitieran calma, que no se rieran de mí...”. Hasta la llegada de los especialistas del 112 es prioritario tratar de mantener la calma. “No hay que gritar, no hay que rebatir, no es aconsejable mantener un contacto visual retador...”.
En ese proceso puede resultar positivo que la persona se siente, indica. “Mientras no se esté haciendo daño a sí mismo o a los demás, permitirle, por ejemplo, que grite”. Puede parecer obvio, pero Núñez recuerda que grabar a este tipo de pacientes en estos momentos no es lícito, no es un espectáculo. “Respetemos su espacio, intentemos llegar a un acuerdo, ofrezcamos opciones desde un punto de vista constructivo, optimista. Necesitas ayuda, estás sufriendo mucho. ¿Quieres ayuda para contactar con alguna persona que te pueda ayudar?”, señala.
Lugares y teléfonos para pedir ayuda
Si tienes ideas de suicidio, cuéntalo y pide ayuda. Puedes llamar al 024, al Teléfono de la Esperanza (948 24 30 40) o a Emergencias (112). Los expertos coinciden en que las personas con ideación no quieren morir, sino hacer desaparecer el sufrimiento y liberarse de la carga que arrastran. En Navarra también puedes contactar con Besarkada-Abrazo (622 207 743) para el apoyo de otras personas supervivientes o el acompañamiento del duelo. También se puede consultar la web wwww.prevencionsuicidio.navarra.es. Desarrollada por Napresui (comisión para la prevención de las conductas suicidas del Gobiern ode Navarra), funciona como un centro de recursos y herramientas con material didáctico y de interés sobre las conductas suicidas desde una pluralidad de ámbitos