Obituarios
Garbiñe Galdós, la empleada de banca que se hizo trapense con 67 años
Un cáncer de pecho detectado en enero de 2022 se ha llevado a esta novicia cisterciense que trabajó en Berriozar y vivió en el barrio de San Jorge en Pamplona

Actualizado el 25/05/2023 a las 16:00
Garbiñe Galdós Echezarreta falleció el 28 de abril en el monasterio cisterciense de Vico (Arnedo, La Rioja) a los 71 años de edad a causa de un agresivo cáncer de pecho. Una semana antes, el día 21, se estrenó en los cines 'Libres', un documental sobre la vida contemplativa que tiene a Garbiñe entre sus protagonistas. El director de este trabajo, Santos Blanco, se quedó impresionado del testimonio de Garbiñe, una mujer que después de ser empleada de banca, descubrió su vocación religiosa a los 67 años. “Yo lo que deseo es dejar aquí mis huesos”, les decía a su círculo más cercano cuando en 2019 se enamoró del carisma trapense. En marzo de 2022, siendo todavía novicia, le diagnosticaron un tumor. Le dieron 10 meses de vida. “Reaccionó como si le hubiera tocado la lotería”, cuentan sus amistades.
Garbiñe Galdós nació en Rentería (Guipúzcoa) en 1952. Era la quinta de trece hermanos (ocho chicas y cinco chicos). Dos hermanos son franciscanos. Uno de ellos vive en Aránzazu (Guipúzcoa) y otro lleva más de 40 años en Bolivia como misionero. Garbiñe se casó y tuvo tres hijos, pero obtuvo la nulidad matrimonial. Ella trabajaba entonces en una sucursal de Caja Laboral en San Sebastián y decidió trasladarse a la oficina de Berriozar. Residía en el barrio de San Jorge, en Pamplona, y colaboraba activamente en las actividades de la parroquia, sobre todo en la pastoral de enfermos. Era adoradora nocturna. Le gustaba visitar monasterios y hacer ejercicios espirituales. “Siempre ha sido muy activa, alegre y generosa”, explica Fermina Gil, su inseparable amiga durante esos años.
En una ocasión, uno de sus hermanos le comentó que había conocido un monasterio que le iba a encantar por su ambiente de oración y sus cantos. Era la comunidad cisterciense de Nuestra Señora de Vico, en Arnedo. Garbiñe fue a visitarlas y quedó tocada. Empezó a ir con frecuencia y sus estancias en la hospedería eran cada vez más largas. Un sacerdote de Pamplona le fue guiando ante la llamada que sentía en el corazón. Hasta que tuvo una larga conversación con la abadesa. Le preguntó si su avanzada edad y su trayectoria vital suponían una dificultad o impedimento para ingresar en el convento. También le expuso que había pasado un cáncer pero que llevaba 12 años “limpia”.
En la comunidad trapense le acogieron con los brazos abiertos. En 2019 comenzó el postulantado y en 2021 tomó el hábito como novicia. En enero de 2022, durante una excursión, Garbiñe sintió algo raro en el costado. A las pocas semanas le dieron el fatal diagnóstico. Garbiñe le dijo a la superiora que no quería ser una carga. “Me vuelvo a Pamplona y ya me apañaré por mi cuenta”, le expuso. La abadesa, que es médico, fue tajante: “Te cuidaremos lo mejor que sepamos”. De hecho, la superiora le propuso ir a Barcelona, donde se estaba probando un tratamiento experimental. Por “obediencia” allá se fue, pero la oncóloga le dio una mala noticia, que sufría el cáncer más agresivo. “¿Cuánto suele durar?”, preguntó sin tapujos Garbiñe. “Unos diez meses”, fue la respuesta.
Era el 2 de marzo, miércoles de ceniza, cuando Garbiñe regresó a Vico. “Recibió la noticia como un regalo de Dios. Incluso en algún momento se le ha hecho larga la espera”, comentan sus amistades. “Siempre que podía estaba en la capilla rezando. Después ya tuvo que estar postrada en cama, en la enfermería, donde por megafonía seguía todas las oraciones. Ha estado en todo momento consciente. No ha tenido grandes dolores. Después le salió un tumor en la cabeza y tenía dificultades para hablar. Rezaba muy lentamente”, relata su hermano franciscano, que al igual que otros familiares, acudía con frecuencia a visitarla. Sus hermanas de comunidad comentan que sus últimos días de vida estuvo tranquila, "con una sonrisa en la cara".