El programa de detección de cáncer de mama tendrá tres nuevos mamógrafos más precisos

Salud va a cambiar los mamógrafos del programa de detección precoz de cáncer de mama para incorporar tres nuevos aparatos, previsiblemente para fin de año. La ventaja es que los nuevos mamógrafos incorporan la técnica de la tomosíntesis que aporta una mayor precisión en la detección de tumores. Otra ventaja es que, gracias a su sensibilidad y especificidad, puede evitar en muchas ocasiones las segundas llamadas a las mujeres para una nueva exploración, lo que genera mucha ansiedad, apuntó María Ederra, jefa de Detección Precoz del Instituto de Salud Pública. La especialista participó ayer en una jornada en el Colegio de Médicos organizada por la Asociación de Radiólogos de Navarra y dirigida por Luis Apesteguía, exjefe de radiología del HUN, y Luis Pina, jefe de sección de Imagen de la Mama en la CUN, sobre el presente y futuro del cribado en cáncer de mama y los avances en su tratamiento. Ederra destacó la recuperación de la actividad en el programa de detección precoz de cáncer de mama tras la pandemia y apuntó que las exploraciones se siguen manteniendo, de 45 a 69 años, cada dos. Al año se realizan aproximadamente 50.000 exploraciones y en cinco de cada mil se detectan tumores, lo que supone unos 250 en el marco del programa. UN FUTURO ESPERANZADOR El futuro en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama es esperanzador, apuntó Luis Apesteguía. No solo por los avances que llegan, por ejemplo la tomosíntesis que ya se realiza en centros privados y en breve se incorporará en la red pública, sino también porque se vislumbran avances de la mano de la inteligencia artificial, que puede facilitar la labor de los radiólogos; de la genética, para lograr cribados personalizados, o en tratamientos más conservadores, como la eliminación de tumores malignos de mama sin cirugía, entre otros. Respecto a las últimas novedades diagnósticas, los expertos destacaron el avance que supone la técnica de la tomosíntesis. “Es más sensible y específica para la detección de cánceres y para descartar a quienes no tienen”, apuntó Ederra. “La visualización es mejor y puede disminuir las pruebas en casos en los que antes había dudas”, añadió. La mujer explorada no va a notar diferencia, ya que se seguirán realizando dos mamografías por mama y con idéntica compresión. El cambio está en la técnica, indicó Ederra. Apesteguía incidió también en esta nueva técnica. La mamografía convencional consiste en una placa única, una imagen que se consigue tras comprimir la mama, dijo. “Todo está superpuesto y, como consecuencia, puede haber dudas debido a esa superposición de tejidos, etc.”, explicó. Con la tomosíntesis la imagen que se obtiene corta por planos de un milímetro la mama, es decir se obtienen múltiples imágenes, como en el caso de escáner. “Se pueden ver con más claridad lesiones que podrían pasar desapercibidas”, explicó. También lesiones benignas que antes podían ser dudosas. “Aporta mayor sensibilidad y una mayor especificidad”. Respecto a los tratamientos, Apesteguía destacó la eliminación de tumores sin cirugía, con técnicas percutaneas. Consiste en introducir una cánula hasta el tumor y aplicar calor o frío para destruirlo, explicó. La técnica puede ser una opción para mujeres en las que la cirugía no está indicada, bien por problemas cardíacos, pulmonares o por edad. La inteligencia artificial está de actualidad y una de sus aplicaciones es el apoyo en los cribados de cáncer de mama (detección precoz). El radiólogo Luis Apesteguía explicó que ahora hay que ver mil mamografías para detectar cinco anormales. “Es un trabajo enorme”. El papel de la inteligencia artificial es el apoyo a esta labor. “Puede aprender con la información que se le proporciona”. Se trata de incorporar miles de mamografías, un big data, para que pueda realizar una preselección. Inicialmente, el radiólogo debería ver todas las pruebas pero tras ese primer cribado su trabajo puede ser más rápido en las que no hay indicios de cáncer y centrarse en las dudosas. “Aplicar la inteligencia artificial al estudio de las mamografías es factible e impactaría en los retrasos diagnósticos”. Otra de las líneas en las que trabajan los expertos es el cribado personalizado. Actualmente, el programa de detección precoz se centra en mujeres de 45 a 69 años a las que se realizan mamografías cada dos años. La idea es analizar qué mujeres tienen más riesgo de padecer cáncer de mama y proponer un ‘calendario’ personalizado de mamografías. Así, unas pueden requerir la prueba cada año y otras cada dos o tres, por ejemplo. Para personalizar es preciso realizar un estudio en el que se tengan en cuenta distintos factores: antecedentes familiares, densidad de la mama y test genéticos, son algunos. Los test se realizan con un análisis de sangre que ayuda a determinar este riesgo. Y con todo ello se puede personalizar las necesidades de revisiones.

El programa de detección de cáncer de mama tendrá tres nuevos mamógrafos más precisos

Está previsto cambiarlos este año e incorporan la tomosíntesis, una técnica más sensible en detección que podría evitar las segundas exploraciones

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