mucho teatro
Diego Paños 'Antígona' de Jean Anhouil
Sobre el escenario del Gayarre o en la tribuna de oradores, la política tiene algo de teatral. En un juego de espejos, siempre se puede encontrar una obra en la que cada candidato se vea reflejado
- fernando hernández
En febrero de 1944, en el París ocupado por las tropas nazis, se estrenaba la Antígona de Jean Anhouil. El autor francés no cambia la historia que escribió Sófocles. Antígona, hija de Edipo, se empeña en enterrar a su hermano, pese a que su tío, el rey Creonte, ha dictado que el cadáver no puede ser honrado, bajo pena de muerte. Es el debate entre el deber personal y la obediencia a la ley, y en aquel tiempo se podía leer como un debate entre la resistencia y la ocupación, aunque el rey tebano es demasiado razonable. Creonte le reprocha a Antígona que, como el resto de su familia, busque un enfrentamiento inútil: “Os hace falta un cara a cara con el destino y la muerte”. Cuando el rey descubre que han muerto Antígona, su esposa y su propio hijo, termina suspirando y asistiendo al consejo de la tarde. En Ciudadanos, como los otros partidos emergentes, parecen repetir la frase de Creonte: “Son tiempos revueltos para Tebas. Tebas se merece ahora un príncipe sin historia”.
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