El termómetro no dio tregua este jueves de norte a sur de Navarra. Otro asfixiante día más dentro de la tercera ola de calor del verano y de la que parece que no nos hemos apeado desde junio. Quizá por esa sensación sofocante que nos persigue de cerca, el acumulado de grados fue claro detonante para que el cierre de numerosas piscinas a lo largo y ancho de la geografía foral, consecuencia de una huelga de trabajadores de gestión deportiva, resultara todavía más impactante.
Y es que las piscinas, esa alternativa fresca al calor que ya se acumula en la mirada de muchos, se convirtieron en negativa para miles de personas. El paro convocado para el día de ayer dejó un rastro perfectamente marcado desde primera hora de la mañana. Piquetes informativos, abonados que no se habían enterado de nada, el no por respuesta; y dudas, sobre todo, dudas.
¿Me puedo bañar? ¿Y entrar a la piscina? ¿Funciona la ducha? ¿Y si tengo clase de natación, se recupera? ¿Hasta cuándo sigue la huelga? ¿Hay servicios mínimos? Preguntas que, en cantidad de ocasiones, no obtenían una réplica clara. La falta de trabajadores de mantenimiento, socorristas, limpieza o recepción fue patente en cantidad de localidades. Hasta 22 según el recuento de los sindicatos a última hora de la mañana. Tanto instalaciones municipales gestionadas en algunos servicios por empresas externas como clubes privados. Una reivindicación cuya consecuencia más importante fue el cierre directo de decenas de vasos, permitiéndose el baño, eso sí, en las de chapoteo cuando la instalación seguía abierta. Son las únicas que no exigen socorrista.
CIFRAS CLAVE
La huelga trajo consecuencias directas sobre todos aquellos usuarios que contaban con un chapuzón para aligerar sofocante calor. Sucedió en piscinas como Artica, Lagunak de Barañáin, Sarriguren, Guelbenzu, San Jorge, San Juan, Burlada, Zizur Mayor, Esquíroz, Huarte, Anaitasuna, Mutilva, fueron algunas de las afectadas. En el caso del Club Natación, se pudo utilizar uno de los vasos. En el Valle de Egüés funcionaron las piscinas de Olaz, donde recalaron algunos de los usuarios habituales de Sarriguren. En Berrioplano también permanecieron abiertas las de la capital, al concurrir sus trabajadores, y allí se derivó a los que estaban en Artica. Fue una decisión de última hora de la mañana.
El motivo de la huelga, como se recordará por los paros ya convocados el pasado mes de junio (con afección menor), es la reiterada petición de la mejora salarial de las alrededor de 2.000 personas que emplea este sector en Navarra. Según los sindicatos convocantes (CCOO, UGT, ELA y LAB), “el convenio de gestión deportiva lleva caducado desde el 31 de diciembre de 2020”, lo que implica que hay salarios “bastante precarios” (1.200 euros) que llevan congelados más de dos años.
Desde entonces, las negociaciones no están fructificando en acuerdos. ¿El motivo? Sencillo. Desde los sindicatos piden no perder poder adquisitivo, solicitando al menos la subida del IPC hacia el 6%, una cuantía que los clubs, en general, califican de “inasumible”. Por ello, como contrarréplica, se mantienen en que el incremento no podría ser superior al 3%. Y enumeran las numerosas pérdidas acumuladas por el alza de precios y las consecuencias directas tras dos duros años de pandemia.
Sobre servicios mínimos, desde los sindicatos explican que, al no tratarse de un servicio esencial ni ser una huelga de larga duración, “no están justificados”. De hecho, no se dieron tras la polémica el día anterior ante algunos anuncios.
Partiendo de esta base, lo cierto es que las principales afecciones se dieron en centros municipales, aunque también en aquellas instalaciones que subcontratan servicios como socorrismo, limpieza, administrativos... No se vieron afectadas las que tienen personal propio contratado directamente, como Amaya u Oberena. Tampoco afectó a otras localidades con instalaciones municipales gestionadas desde empresas y sociedades de las que también son titulares los consistorios. Fue el caso de Noáin.
Fue difícil calcular este jueves el número de afectados. En instalaciones como Lagunak (Barañáin), con 8.500 abonados, en días de verano se contabilizan hasta 2.500 entradas. En Sarriguren se cifran entre 250 y 300 los usuarios por las mañanas y ayer fueron 70 que se derivaron a Olaz, que permanecía abierta.
Desde Aranguren el alcalde, Manuel Romero, destacaba el hecho de que no cabían servicios mínimos y el momento “crítico” en cuanto a temperaturas. “Se debía tener en cuenta”, destacó.
El alcalde de Berrioplano, Raúl Bator, recordaba el trato de su Consistorio a los trabajadores de las instalaciones deportivas. “En la pandemia, cuando estaban en ERTE, se completó el sueldo. La huelga es un derecho y hay que respetarlo, pero también se podía haber tenido en cuenta la situación en la que estamos”.
“La que se avecina, navarra sin piscinas”, lema en una manifestación en Pamplona
Varias decenas de personas se concentraron este jueves por la tarde, tras un día de piquetes informativos, para visibilizar la reivindicación del personal del sector de gestión deportiva respecto a su convenio. Detrás de pancartas en las que informaban de su huelga y su demanda de “salario digno”, se lanzaron lemas como “La que se avecina, Navarra sin piscinas” o “Sin PC, piscinas cerradas”. Representantes sindicales cifraron en un 90% la participación y anunciaron otra huelga para final de mes si continúan sin acuerdo
Los sindicatos certificaron afecciones en:
Artica
Sarriguren
Esquíroz
Guelbenzu
San Jorge
Zizur
Astráin
Peralta
San Adrián
Caparroso
Lekunberri
Orkoien
San Juan
Burlada
Salinas
Beriáin
Huarte
Lagunak
Anaitasuna
Aranzadi
“Entendemos las quejas, pero con tanto calor es una chapuza”
Fueron muchos los que se encontraron de bruces con la cruda realidad. Sin saber que la huelga les iba a trastocar los planes desde primera hora de la mañana. “Algo había leído, pero no sabía que iba a ser así”, admitía Matías Samuel frente a las piscinas de San Jorge, una de las afectadas por la convocatoria. Acompañado por sus dos nietos pequeños, Josué y Leire, Matías comprendía la situación. “Entiendo que se quejen si les pagan poco, pero al final los que pagamos los platos rotos somos nosotros, los usuarios, o lo niños mejor dicho, y no tenemos nada que ver”.
Y no era el único, el cierre de muchos vasos pilló por sorpresa a Jacinta Estrella García. “Suelo venir a nadar a diario, a primera hora, que hay menos gente y me he encontrado con piquetes y todo”, contaba ya regresando a casa. “Me he tomado un café con una amiga y ya mañana (por hoy) lo retomaré con calma”. Eran situaciones que se repetían en buena parte de las piscinas. Incertidumbre y cierto malestar por tener que combatir el calor en la distancia.
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