Aiora Ganuza, diseñadora de moda:"Supongo que mi madre me vestía de forma diferente"

¿Qué es la moda? La moda incomoda, decía mi abuelo. Yo nunca he seguido la moda. No miro el Vogue ni revistas de moda. Yo miro a la calle, a la gente... ¿Y qué tal se viste en Pamplona? Mal, muy clásico. No se arriesga nada. Pero no sé qué es la moda. Supongo que es lo que te hace sentir bien y te diferencia del resto. ¿Usted reivindica el color? Cada vez, más. De hecho, la colección que estoy preparando ahora para primavera-verano quiero que sea una explosión de color. No sé por qué, pero me ha dado por ahí esta vez. Y en Pamplona hay gente que viste muy bien, pero es una ciudad muy clásica. Faltan formas. ¿Cuál es la ciudad en la que haya observado que se vista mejor? Pues tampoco he viajado tanto como me gustaría. Pero ahora que estado en Barcelona en una feria para mirar tejidos, la verdad es que da igual dónde estés. De repente ves a una pareja y se te gira la cabeza. No sé. Igual lleva un mocasín, con una falda vintage, con un pañuelo en la cabeza... Eso para mí es moda: identificarte con tu vestir. ¿Se considera heterodoxa? ¿Por qué cree que sugirió su nombre la actriz Laura Penagos? Sí me considero. Cuando Laura me sugirió, busqué la palabra heterodoxa y me gustó eso de estar fuera de la norma, de no seguir las doctrinas. Siempre me he considerado heterodoxa, sin saber muy bien qué significaba la palabra. Pero sí, desde pequeña. Siempre he sido muy fiel a mis ideas y he ido a buscar lo que quería, aunque tuviese que saltarme la norma. Las cosas impuestas no me gustan. DIEZ AÑOS DE HARI&ARI Va a cumplir una década con la tienda y taller Hari&Ari de la calle Curia, donde crea y vende sus propios diseños. ¿Quién era Aiora Ganuza cuando abrió la tienda y quién es hoy? Abrí en 2013. Tenía 27 años y por entonces ya había trabajado en el ámbito textil. Mi primer contacto fue en Texartu, un taller y tienda de indumentaria tradicional vasca. Después de estudiar Bellas Artes y mientras trabajaba en este taller, estudiaba moda en una academia de aquí, de Yolanda Gaviria, donde aprendí la tira. Fue mi primer contacto laboral en Pamplona con el mundo textil. Me gustó el concepto de esa tienda porque todo lo que venden lo confeccionan en el taller. Yo no me veía con un negocio propio. ¿Por qué? Bueno, mis padres son asalariados para otras empresas. Que no tienen nada que ver con la moda. Nada. Mi padre es pintor de coches. Nada que ver con la moda. Sí que tengo una tía, Manoli García, que ha sido modista de alta costura durante más de 40 años con Juan Bruguera, un modisto de Pamplona muy reconocido, aprendiz de Balenciaga. Para mí, ir al taller de mi tía, que lo tenía en un piso enorme de Carlos III con cuartos conectados entre sí que eran habitaciones para las pruebas que confección, con otro cuarto para el corte, otro para las máquinas… Me fui enamorando de este mundo. ¿Y el siguiente paso? Como todo estudiante de moda y una vez que terminé con Yolanda Gaviria, empecé a mirar escuelas más potentes: la Marangoni de Milán, la Saint Martins de Londres… Pero claro, veías que eran 12.000 euros al año. Y yo procedo de una familia trabajadora y humilde que me ha dado todo lo que ha podido. Pero esto era demasiado y no me atreví ni a pedirlo. Así que me fui a Bilbao a hacer un master de moda, en parte por formalizar los estudios que ya había hecho con Yolanda. Y soñando con ser diseñadora de moda. ¿Lo tenía claro en Bellas Artes? En el último año de la carrera, hacía todos los proyectos con textiles, pese a que yo estudié la especialidad de audiovisual. Te podías meter en una especialidad y picotear un poco de todo. Hice mucha escultura, en la que empecé a introducir textiles, pintura en los lienzos… Siempre he tenido relación con el textil. Supongo que mi madre me vestía diferente del resto de niñas. Siempre he tenido algo. Y sueñas. Sueñas con ser una gran diseñadora. Hasta que me apunté a un concurso de moda para jóvenes diseñadores… ¿Y se le cayó el mito? Sí. Se me cayó el mito. EL DESENGAÑO ¿Por ser un mundo frívolo? Sí. Mira que venía de Bellas Artes, que ya era un mundo frívolo también (risas). ¡Es que la gente robaba cuadros de compañeros para presentarlos a los profesores como suyos! Y el mundo del arte es muy frívolo, con muchos egos… En ese primer certamen de moda, me ocurrió una anécdota graciosa: a mí me pusieron un burro altísimo y no llegaba a coger la ropa. Así que pedí a unos compañeros, que también eran competidores por el premio, si me cambiaban el burro que les habían puesto porque era más bajo. Pues me miraron con mucho desprecio y no me ayudaron. Yo me puse una mesa para subir y bajar las prendas. A los problemas, soluciones. Y ahí me di cuenta de que era un mundo frío al que no quería pertenecer. Pero siguió de alguna manera. Sí. Me fui introduciendo como profesora en una escuela de moda de Pamplona. Impartía dibujo, patronaje, confección… Y fui entrando por ahí en la moda. Al mismo tiempo empecé a tener contacto con el cine en el departamento de vestuario. Así que tuve varios contactos con la enseñanza, el vestuario más de espectáculo o de audiovisual… Se me fueron abriendo cajones en mi cabeza. Vi que estudiar diseño daba más opciones. Y luego está la confección, a la que doy mucho valor. Los grandes diseñadores no saben confeccionar. ¿En serio? ¿Y qué hacen, el dibujo del diseño y lo confecciona otra persona? Sí. Hacen el boceto y chispún. No saben patronar. El caso es que cuando estaba dando clases fue cuando decidí abrir Hari&Ari. Y así fue. Dejé la escuela y me monté el negocio, en el que junté enseñanza con el diseño de prendas y su venta. ¿Y ahora qué es Hari&Ari? Sigue con la enseñanza. Sí. Y me gustaría hacerla más grande. Los talleres que impartimos los hacemos con mucho amor y enseñamos todo lo que sabemos. Pero me gustaría llegar a estudiantes de diseño que no han trabajado tanto el patronaje y la confección. Me gustaría centrarme en eso y también que mi marca se expanda, que gane fuerza, y poder dedicarme a la parte únicamente creativa. Estoy en el camino. ¿Y cómo es la clientela de una diseñadora de moda joven de Pamplona? ¿Complicado abrirse hueco con la industria de Inditex? Sí. Pero yo no compito con Inditex. La idea es dar un valor añadido. Por ejemplo, a mí me puede venir una clienta con un pantalón que se ha comprado en Inditex y que yo le haga la parte de arriba. Lo que yo quiero es que la persona que vea mis prendas se enamore. Mi clienta tiene un nivel medio-alto, de entre 35 y 70 años. Yo no diría que son prendas caras. Una blusa puede costar 70 euros, pero está hecha a mano. Todo el proceso. FRASES LAPIDARIAS Le digo frases de diseñadores famosos y me dice que le parecen. “La moda es la última piel de la civilización” (Paco Rabanne). Muy bonita. “La elegancia no consiste en destacar, sino en ser recordado” (Giorgio Armani). ¿Que sería la pareja que vio en Barcelona...? Pues sí. Porque a esta gente voy a tenerla en la cabeza. “Lo feo es atractivo. Lo feo es emocionante. La investigación de la fealdad es, para mí, más interesante que la idea burguesa de la belleza” (Miuccia Prada). Siempre ha habido tendencias “feístas” en la moda... Sí. Como en el arte. Supongo que nos atrae a veces lo visualmente agresivo. No sabes si te gusta, pero al final te lo quedas. “La moda no debe ser políticamente correcta. De lo contrario, nunca sería revolucionaria” (Alexander McQueen). Este tío era un crack, un revolucionario. Como todo artista, tenía su trueno. Todo el mundo tenemos nuestro trueno. Lo que pasa que cuando haces una creación, lo sacas y tratas de que sea una revolución. “Las tendencias desaparecen, el estilo es eterno” (Yves Saint Laurent). Es muy buena. Estoy de acuerdo. La tendencia es tendencia. Pues vivimos en el mundo de lo trendy. Sí. Pero igual voy un poco en contra de eso. A mí me da igual que el pantalón se lleve ahora de campana. Yo no voy a hacerlos así porque no me gustan, aunque sepa que se van a vender. Un empresario me diría que soy tonta. Pero nunca he tenido esa visión de empresaria. A mí me mueve mucho la pasión. Y cuando en tu trabajo te mueve tanto la pasión, el dinero importa menos. Pues yo creo que es una trampa esto de convertir tu pasión en tu trabajo. Pues sí. Lo es. Es muy tramposo. Yo estoy todo el día trabajando. He caído y me estoy desintoxicando. Ahora estoy muy relajada, pero hay veces que no como porque se me pasan las horas cosiendo. También me he relajado un poco en los últimos tiempos. ¿El diseño de vestuario de qué película le hubiese gustado hacer? Pues me gusta mucho la fantasía y la época. ¿Fantasía tipo Juego de tronos? No. Más Charlie y la fábrica de chocolate, Alicia en el país de las maravillas. De pelis de época me gustan los años 20 hasta los 70. Me hubiese gustado hacer Mulán. Estoy aprendiendo mucho y he tenido la suerte de trabajar con tres candidatos a los premios Goya. ¿Qué tal visten los políticos navarros? Uff, aburridos. María Chivite sí que tiene más estilo. Me encantaría poder vestirle si se acerca a mi tienda. Pues aquí tiene un altavoz. María, te invito a que te pases por Hari&Ari.

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