Va y viene. Cruza la muga a su antojo. Y aunque no se ha establecido en el Pirineo navarro como hiciera años atrás ‘Camille’, la osa ‘Claverina’ sigue sintiendo predilección por el valle de Roncal, como demuestra desde que llegó al territorio hace cuatro años.
El balance osero de 2021 deja indicios de su presencia a lo largo de varios meses en los montes roncaleses (fue fotografiada hasta en tres ocasiones), así como un rastro de 5 ovejas muertas en 3 ataques a ganado en verano. ‘Claverina’, joven osa de origen esloveno, accedió al Pirineo occidental para reforzar su exigua población osera de la mano de una suelta del Estado francés en 2018 junto con la osa ‘Sorita’. Esta última, cuyo ámbito de acción se mantiene en territorio galo, sigue actualmente acompañando en su desarrollo a los 3 oseznos que dio a luz el pasado invierno.
“En Navarra, en 2021 solo se ha detectado la presencia de la osa ‘Claverina’. Una hembra que no ha tenido descendencia todavía si bien se desconoce si ha podido ser fecundada por algún macho este año”. Así lo aseguran fuentes del departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno foral, que realiza el seguimiento de esta especie catalogada en peligro de extinción (y que es prioritaria a nivel europeo) en coordinación con equipos de Francia, Andorra, Aragón y Cataluña.
‘Claverina’ comparte territorio geográfico con ‘Sorita’, y este 2021 también se detectó la presencia de otros dos machos en el Bearn francés. Fruto de la reintroducción de hasta 9 ejemplares de oso en el Pirineo central desde 1996, y de estas dos hembras en el occidental en 2018, la especie se ha venido recuperando y se estima que actualmente hay unos 64 osos pardos en todo el Pirineo.
Desde la llegada de las hembras, la inquietud regresó a los ganaderos del valle de Roncal de la mano de un aumento de los ataques a ganado. Los registrados son atribuidos a ‘Claverina’. Según Medio Ambiente, en 2018 hubo 4 ataques con el resultado de 4 ovejas muertas (y un pago por el Gobierno de 1.721,32 euros en indemnización de daños, conforme a lo fijado por el Plan de Recuperación del Oso Pardo de 1996); en 2019 fueron 9 ataques causando la muerte de 12 ovejas y corderos (4.493,23 euros); en 2020 hubo 8 ataques con 21 ovejas muertas (más 2 corderos y 2 abortos, con 7.684,37 euros de indemnización); y en 2021, un total de 3 ataques y 5 ovejas muertas (1.550 euros). En total, 42 ovejas depredadas por el oso en Navarra en 4 años.
En 2021, todos los ataques se han dado al rebaño ovino de un mismo ganadero de Isaba. El primero, la noche del 18 al 19 de mayo (2 ovejas muertas); el segundo, la noche del 23 al 24 de junio (2 ovejas muertas); y el tercero, la noche del 18 al 19 de julio (1 oveja muerta).
“FACILITAR LA CONVIVENCIA”
Desde Desarrollo Rural y Medio Ambiente siguen recalcando su apuesta por la ganadería extensiva, que “trae consigo múltiples beneficios ambientales, entre ellos el mantenimiento de algunos hábitats de interés y prioritarios”. Así, y buscando “facilitar la convivencia”, desde el departamento se diseñó un Plan del Oso que, a través del Servicio de Biodiversidad, impulsa diversas medidas y acciones para proteger el ganado.
Entre estas, se encuentra por ejemplo la colocación de cercados eléctricos para ganado menor cuando se detecta en una zona la presencia del oso, instalándose 2 en 2021 (fueron 3 en 2020). Asimismo, el pasado año se contrataron 4 pastores de apoyo a explotaciones ganaderas en zona osera, frente a los 3 de 2020.
También se retomó la colocación de geolocalizadores a los rebaños, que permiten conocer su posición vía GPS y apreciar movimientos inusuales (se aplicaron 44 a los rebaños de 23 ganaderos de Roncal y Salazar, frente a los 37 a 22 rebaños de 2020). Por contra, ningún ganadero manifestó en 2021 interés en que el Gobierno le proporcionase un cachorro de mastín para poder criarlo y emplearlo en la protección de ganado, algo que Medio Ambiente considera “una eficaz medida”.
Los oseznos de ‘Sorita’ crecen
Nacidos en la osera durante el periodo de hibernación del pasado invierno, los 3 oseznos de ‘Sorita’ han completado su primer año de vida en perfecto estado de salud. Así lo confirma Gérard Caussimont, presidente del FIEP-Groupe Ours Pyrenees, entidad que trabaja en pos del desarrollo del oso en el Pirineo occidental francés. “La osa y sus oseznos están bien. Han pasado en noviembre del valle de Ossau al de Aspe para comer bellotas. Las crías han engordado bastante”, indica. “Antes de Navidad cruzaron de nuevo al valle de Ossau, antes del cambio de tiempo, para meterse en una osera los 4. Su estado permite cierto optimismo sobre su supervivencia. Se independizarán la próxima primavera, cuando su madre entre en celo de nuevo”, añade. Y señala que en los últimos meses “se han recogido excrementos pero todavía no se tiene el resultado del sexo de las crías ni de la identidad del padre”.