Lo que sobra en el comedor ya no se tira

Uno de cada tres alimentos en Navarra termina en la basura. Y, al año, en la Comunidad foral, suman más de 115.000 toneladas las que acaban en el contenedor, de las cuales un 42% se desperdician directamente en los hogares. Consciente del ámbito de actuación, pero también de que cualquier aportación suma, Mancomunidad de Valdizarbe, en colaboración con varias entidades, ha querido arrimar el hombro para contribuir en la reducción del desperdicio alimentario con una experiencia piloto en el colegio público de la localidad. El sobrante de comidas en el comedor de este centro educativo ya no va a la basura. Una experiencia piloto de desperdicio alimentario, integrada en el proyecto ‘Tejiendo redes sostenibles’, permite evitar dicho desperdicio aprovechando el sobrante de las comidas del comedor para su posterior reparto, por medio de los Servicios Sociales, a aquellas familias más necesitadas. “Es un ejemplo de cómo la generación de sinergias evita el desperdicio alimentario con los centros escolares como protagonistas”, expone desde el Consorcio de Residuos de Navarra Óscar Rubio. Son varios los agentes involucrados en esta experiencia que se espera pueda tener réplica en otros puntos de la Comunidad foral. El equipo directivo del centro educativo, la empresa Ausolan y sus trabajadoras del comedor, alumnado voluntario del colegio Padres Reparadores, los Servicios Sociales de Base, la Fundación Residuo Cero, la Mancomunidad de Valdizarbe y el Consorcio de Residuos de Navarra se han implicado en este proyecto que cuenta con la financiación del Gobierno de Navarra, a través del Fondo de Residuos. “El aprovechamiento del sobrante se lleva a cabo con todas las garantías de seguridad alimentaria”, remarcaba Óscar Rubio, incidiendo que se aplican todas las medidas de control necesarias que permiten garantizar la seguridad alimentaria, desde el control de temperatura, envasado y distribución del producto. El etiquetado, envasado y traslado de los alimentos corre a cargo de alumnado voluntario de los Padres Reparadores. Ocho de estos escolares participaron ayer en una jornada para demostrar el proceso. Este comienza en las cocinas del centro educativo y finaliza en la máquina frigorífica expendedora ubicada en los locales de la mancomunidad de Servicios Sociales, ubicada en la plaza Mena de Puente la Reina. La primera de las fases del proceso se concreta en el envasado de la comida que no ha salido de la cocina y se conserva en temperatura segura -más de 65 grados para línea caliente o menos de cuatro para línea fría-. Acto seguido, los envases son precintados mediante termosellado antes de pasar al etiquetado donde se indican datos de la tipología del alimento. Tras pasar por la abatidora - refrigerador de enfriamiento rápido- los recipientes se insertan en una nevera portátil para que el alumnado lo deposite en la nevera frigorífica. “Además, se almacenan los resultados sobre los alimentos rescatados en una base de datos”, informó Rubio, quien cifró en 38 los jóvenes de ESO y Bachillerato que se han formado para poder llevar a cabo este proceso con todas las garantías. Esta iniciativa seguirá materializándose a diario en el colegio público hasta final de curso. La idea, añadió Rubio, pasa por mejorarlo para darle continuidad el año que viene. “Y, si es posible, nos gustaría ampliarlo a la hostelería”, concluyó. Para poder poner en marcha esta iniciativa contra el desperdicio alimentario, sus impulsores han estado durante dos meses midiendo y analizando las cantidades de sobrante en el comedor escolar. Transcurrido este tiempo llega la parte más práctica del proyecto, el procedimiento de reutilización de los alimentos. Según los cálculos que manejan desde Mancomunidad de Valdizarbe, con el sobrante del comedor escolar serán unas veinticinco las comidas semanales a las que se podrá dar salida con esta iniciativa. Estas, a diario, se trasladan a la máquina expendedora que se ubica en el interior de la nueva sede de los Servicios Sociales. Y por allí podrán pasar a recogerla las familias con las que, previamente, se hayan puesto en contacto desde el Servicio Social de Base, que les indicará el día que deben acudir. “Está muy bien ubicada, ya que se encuentra en el interior y quien acceda a recoger esta comida lo hace con la intimidad que proporciona un lugar cerrado. Los cálculos son veinticinco pero luego pueden variar en función de las semanas”, refirió Rubio.

Lo que sobra en el comedor ya no se tira

Una experiencia piloto contra el desperdicio alimentario permite aprovechar el sobrante de comidas del comedor del colegio de Puente la Reina para su posterior reparto, por medio de Servicios Sociales, entre las familias más necesitadas

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