Turismo
El voluntariado de la iglesia de San Pedro de Estella cumple una década
Unas cuarenta personas se encargan de abrir la iglesia de Estella para peregrinos y turistas, lo que ha permitido la visita de 381.983 personas

Publicado el 13/11/2022 a las 06:00
La red de voluntarios encargada de abrir la iglesia de San Pedro de la Rúa de Estella a peregrinos y turistas cumple diez años con una renovación al frente. Rosario Aldave Azparren deja la coordinación después de su labor de una década y lo hace en manos de Andrés Valencia Ciordia y Enrique Echeverría Osés. Unas cuarenta personas siguen implicadas en esta labor impulsada por el que fuera en su día párroco de San Pedro, César Purroy, que se lamentaba de que visitantes, sobre todo peregrinos, se encontraran a su paso por la ciudad con uno de sus templos más emblemáticos -y ubicado a pie del Camino de Santiago- cerrado.
Así que con la ayuda de Rosario se recabó este grupo que desde Semana Santa hasta finales de octubre se encarga de abrir la iglesia de 10 a 13 y de 17 a 19 horas. Una labor que se ha traducido en la visita de 381.983 personas, de las que 139.488 eran peregrinos y el resto turistas. En cuanto a nacionalidades, se han acercado hasta la parroquia más de 53 con países repartidos por América, África, Asia, Europa y Oceanía.
UNA DOCENA DE ADOLESCENTES
El grupo, desde hace un año, cuenta para la apertura de los sábados con una docena de adolescentes a las que les animó en este cometido el ahora coordinador Andrés Valencia, profesor de Historia de la mayoría de ellas en el Colegio el Puy. Como Irache Rodríguez Orbaiceta, de 16 años y de Estella. “Me gusta la historia y ayudar a mantener iniciativas como esta es importante para la ciudad. Daría pena que alguien que venga a visitarnos no pueda entrar a una de las iglesias más importantes”, comentó la adolescente en el encuentro que el miércoles tuvo el grupo para despedir a Rosario como coordinadora y dar la bienvenida a los nuevos.
De los dos, Andrés, de 56 años, es de los que se apuntó a esta iniciativa nada más comenzar. “A César (César Purroy) se le ocurrió la idea al acabar la restauración de San Pedro. Y con algo que nos hace excepcionales, que no cobramos nada. Creo que habrá pocas iglesias a lo largo del Camino de Santiago que se puedan visitar sin pagar entrada”, afirma el nuevo coordinador. Su experiencia a lo largo de esta década ha sido, en sus palabras, muy enriquecedora. “A la gente, sobre todo a los peregrinos, les basta estar dos minutos sentados en un banco de la iglesia para abrirse en canal, como si quisieran dejar aquí una pesada mochila”.
Su compañero en esta labor de organizar los grupos y horarios, Enrique Echeverría Osés, de 68 años y electricista, lleva menos recorrido. “Empecé en 2021 porque me lo comentó una vecina. Y como siempre me ha atraído el tema del voluntariado, me acerqué, conocí a la gente y me enganché”, comenta el otro coordinador, que también pertenece al grupo de belenistas de Estella.
“Para mí, lo más gratificante es hablar con la gente. Yo les cuento la historia de San Andrés y eso da pie a muchos a desgranarte su vida. Incluso hasta llegas a intercambiar teléfonos”, narra. Y también les revela el ‘milagro’ que le sucedió en la iglesia de San Pedro. “Yo llevaba el mantenimiento cuando estaba de párroco Nicandro Santesteban. Había que cambiar la potencia de 125 a 220 vatios y me encaramé cuatro metros por una escalera cargado con una gran bombilla. Y de repente comenzó a elevarse por los aires. Me quedé completamente asustado... hasta que me di cuenta que no subía nada, que era yo el que me estaba cayendo”, ríe al recordarlo.
"ME DAN MÁS DE LO QUE YO LES DOY"
Rosario Aldave considera que ha llegado el momento de dar un paso atrás. Pero sólo uno, el de dar el relevo en la coordinación pero no salir por la puerta ya que seguirá de voluntaria en San Pedro de la Rúa. “En este tiempo he recibido mucho más de lo que he dado. La gente, sobre todo los peregrinos, se abren a ti, te cuentan su vida, su motivación para hacer el camino y te agradecen horrores que les acompañes en su visita”, narra. “Y yo les hablo del camino de la vida y de la mochila que a veces llevamos demasiado cargada con cosas superfluas. Me gusta mucho estar con los jóvenes, explicarles que las drogas, las tecnologías o el puro divertimento es una felicidad efímera, que deben buscar el verdadero sentido”. Aunque no toda esa tecnología es mala y se ríe al comentar que sus palabras las graban en móvil para luego traducirlas a su lengua.