Suceso
Una mujer de gran vitalidad y corazón, originaria de Eugi
Fue por su bondad y carácter, un pilar en la familia

Actualizado el 25/01/2022 a las 13:06
La pérdida de María Ascensión Pérez Iribarren sumió el lunes en una profunda tristeza a sus sobrinos por su impronta de mujer “de pura vitalidad”, que deja en la familia una huella imborrable. Soltera, la benjamina de cinco hermanos recaló en Casa Marticena, de Iraizotz, en los años ochenta como el resto de sus familiares después de que la ampliación de Magnesitas Navarras SA incluyese la Casa Etxeberri, de Eugi, de donde era originaria.
La entereza, aderezada con carácter como le recuerdan quienes se dirigían a ella como “la tía”, le sobrevino por la capacidad de sobreponerse a las limitaciones desde temprana edad. Polio y meningitis menguaron su resistencia para aferrarse a la vida pero no lograron arrebatársela. Cursó estudios en Villava y estuvo ocupada durante un tiempo en la posada de Iraizotz, aunque dedicó sus esfuerzos a cuidar de su familia y de las ocupaciones de la casa. Las obligaciones domésticas no se impusieron en su compromiso de limpiar la parroquia. Fue por su bondad y carácter, un pilar en la familia.