El ocaso del coronel ‘Dos Pelos’ en Iturmendi
Una recreación histórica junto a una calzada que utilizaron los arrieros reproduce en Iturmendi el fusilamiento de 104 soldados y del coronel Sebastián Fernández de Leceta en el bicentenario del sangriento desenlace ocurrido durante el Trienio Liberal

Publicado el 22/10/2022 a las 16:44
A los pies de un robusto roble, junto a la calzada de Bernoa que fue paso obligado de los arrieros camino a la localidad guipuzcoana de Ataun, sonó este sábado el estampido de fusilería como el 17 de octubre de 1822 “a las tres menos cuarto de la tarde”. Lo que supuso una recreación, con la participación de diez miembros de la Asociación Batalla de Vitoria 1813, devolvió al presente el cruel destino de 104 soldados y de su mando, el coronel Sebastián Fernández de Leceta. Sus vidas acabaron en una fosa abierta por vecinos de Iturmendi, cuya ubicación ha sido objeto de pesquisas, averiguaciones y consultas a entendidos, como el antropólogo y médico forense Paco Etxeberria. Su paradero sigue siendo un misterio del Trienio Liberal (1820-1823) que libraron partidarios del régimen absolutista de Fernando VII y defensores de la Constitución de 1812. Sebastián Fernández de Leceta, originario de la localidad alavesa de Ulíbarri de Arana y apodado Dos pelos por la calvicie que lustraba su testa, fue de los últimos. Conocedor de estrategias de guerrilla como “mano derecha de Espoz y Mina” en la Guerra de la Independencia, se había “ganado a pulso y gatillo el temor y el odio de los contendientes por su crueldad”. La definición aparece recogida en un capítulo titulado Descarga en el camino de Ibarbeltz, del historiador y estudioso de Etxarri Aranatz Rafael Karasatorre.
De lo que no hay duda es del lugar donde se cometió la ejecución sin preámbulos ni palabras mediadas. En la transmisión oral de padres a hijos quedó bautizado con el sobrenombre de Erregengurutza (La cruz del rey), como escuchó de su progenitor el historiador local y exalcalde de Iturmendi, Nicolás Arbizu Gabirondo. Hay una segunda referencia, que da “testimonio inolvidable de la tragedia habida”, escribe Karasatorre, como es el término de Dospeloserrekalde que da nombre a un arroyo en las cercanías.
Una cruz en el camino, junto a un cartel encabezado por la leyenda de GR-323 La Calzada de Bernoa a 4 kilómetros del centro urbano de Iturmendi, señala el punto exacto del sangriento episodio. Para entenderlo, la curiosidad anima a remontar el camino del tiempo y la distancia. En un relato histórico, resumido a voz viva por Nicolás Arbizu en el lugar de los hechos y detallado en un folleto editado con motivo del bicentenario, el origen se encuentra en Estella. “El 14 de octubre de 1822, el guerrillero absolutista Fernando Zabala” atacó la ciudad. De aquel lance tuvo conocimiento el coronel Dos pelos que intentó sin éxito acudir en auxilio de la guarnición constitucionalista. Al ir a su encuentro, se topó con tres enemigos, que hizo degollar sin miramientos. Cree Karasatorre que fue fusilado en Iturmendi junto a los suyos por venganza de este hecho, recordó este sábado Nicolás Arbizu.

Apoyado en el mayor número de su contingente -800 soldados frente a 250 del coronel Dos pelos-, Zabala inició una persecución por Sesma, Iratxe y Allo hasta que sus oponentes se acogieron “a sagrado” en la parroquia de Dicastillo. Los robustos muros del templo aseguraron la protección pero una argucia del enemigo arruinó sus esperanzas. La quema de las puertas y el lanzamiento de pimientos y guindillas en su interior -recalca Rafael Karasatorre-, avivó una densa humareda que provocó la rendición de los asediados. De Dicastillo hasta Etxarri Aranatz, próximo destino, median del orden de 50 kilómetros que fueron recorridos a pie por los cautivos bajo vigilancia de bayoneta. Una escaramuza en la localidad de Sakana redujo su número. Por el camino de San Adrián o Ibarbeltz llegó el grupo reducido al llano de Ibarbeltzgogaña, ya en término de Iturmendi.
LA TARDE DEL FUSILAMIENTO
El bucólico paraje, salpicado por robles y castaños, invitaba a hacer un alto en el camino. Con un ejército constitucionalista avanzando tras sus pies, el mando realista ordenó abrir fuego contra los prisioneros extenuados. Es posible, mantiene Nicolás Arbizu, que lo hiciese para aligerar el grupo ante el desafío que suponía el ascenso al puerto de Pagozabal en la ruta hacia Ataun. Entre descargas de fusil, algunos prisioneros lograron huir. El recuento final sembró el paraje con 105 cadáveres, incluido el del coronel Dos pelos.

Este sábado descendientes suyos, procedentes de Ulíbarri de Arana, se unieron a la jornada de recuerdo que tuvo un segundo episodio en la plaza Arrano Beltza, de Iturmendi. Volvieron a escucharse descargas de fusilería y se habló también de los arrieros que aseguraron una vía de transporte entre el litoral guipuzcoano y la meseta castellana por la sierra de Urbasa. Hubo coincidencia de miembros de las cofradías de San Antón que hay en Iturmendi, Bakaiku y Urdiain, como portadores del legado de quienes proclamaban su condición de arriero y advertían de su reencuentro en el camino ante una disputa o una causa pendiente de purgar.
En el lugar del fusilamiento se oró un responso por los caídos hace doscientos años y las víctimas de “las guerras que, por desgracia”, siguen librándose en nuestros días. Lo dijo Nicolás Arbizu donde perdió la vida el coronel Dos pelos.
