Sanguesa
Los 226 alumnos de la ikastola ayudan en la limpieza tras el Oinez
Desde el centro educativo agradecen el “gran apoyo” recibido de los miles de asistentes y de los 1.500 voluntarios

- ASER VIDONDO. Sangüesa
Que el buen recuerdo de la fiesta quedara en la memoria, no sobre el terreno en forma de basura. Con ese objetivo, los 226 alumnos de la ikastola de Sangüesa, junto con padres, familias y profesores, acometieron este lunes una limpieza global de las 4 áreas y los 6 km del recorrido del Nafarroa Oinez celebrado el domingo. Una cita que, desde este centro educativo, consideraron como “todo un éxito”, a la vez que agradecieron el “gran apoyo” brindado por los miles de asistentes, así como por los alrededor de 1.500 voluntarios que colaboraron en sacar adelante el evento.
“Estamos encantados, se superaron todas las previsiones”, reconocía Leire Rebolé, directora de Zangozako Ikastola. Aseguró que “es pronto todavía para saber si las necesidades económicas se han cumplido, pero las expectativas son buenas”. Además de afianzar el euskera y su cultura en esta zona oficialmente no vascófona, el principal objetivo de la fiesta era ayudar a liberar el “lastre” que supone en la actualidad para el centro el préstamo bancario al que hubo que acudir para construir el edificio de Educación Infantil tras el anterior Oinez de 1998. También se busca corregir el elevado consumo energético del edificio de Primaria y Secundaria, construido en 1991, e invertir en la calidad de la enseñanza.
“Fue un día muy emocionante para nosotros. El acto inaugural y los homenajes se vivieron con mucho sentimiento, de forma muy familiar”, apuntaba ayer por su parte Susana Garralda, presidenta de la ikastola. “El buen tiempo nos acompañó, no como en 1987 y 1998, cuando llovió. Contamos con el respaldo de mucha gente, nuestra sensación es que más de las 40.000 personas que contabilizó Policía Foral. Las áreas y los recorridos estuvieron abarrotados todo el día”, añadió. Tal es así que se agotaron las provisiones de comida y bebida en algunas barras. Este año, como novedad, no se sirvió alcohol más allá de cerveza, vino o pacharán.
“Quizá siempre en estas fiestas los atascos son lo peor, pero la gente es muy paciente y correcta, algo de agradecer. Y cabe destacar la gran labor de los voluntarios”, dijeron. Como colofón final de esta edición, en enero se llevarán a cabo las plantaciones de árboles vinculadas al proyecto ‘Oinez Basoa’, que busca corregir el impacto medioambiental de la propia fiesta. Ya van 652 apadrinamientos.
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