Navarra es una comunidad que cuenta con elementos positivos en materia económica y por tanto, de empleo. Una estructura productiva variada y equilibrada con un importante peso de la industria y un tejido empresarial fuerte y diverso.
En los últimos años hemos experimentado situaciones de cambio constante, algunos de gran impacto social y económico como la pandemia, han requerido de una ágil adaptación a todos los niveles, en especial por parte de las empresas y de los/as trabajadores/as. A pesar de ello, y de que la coyuntura internacional parece generar amenazas constantes que hacen que el empleo esté condicionado cada vez más no solo por factores internos sino también externos, la respuesta empresarial está siendo positiva, y según los informes actuales, se espera que la economía navarra continúe creciendo en los próximos años, lo que podría generar nuevos empleos y oportunidades. Esto no significa que todos los sectores experimenten un mismo nivel de crecimiento, las nuevas tecnologías, la industria, la logística, y la biotecnología, destacan como sectores con mayor potencial de crecimiento y tampoco hay que olvidar los sectores emergentes, como la economía verde, el turismo sostenible o la economía social.
Para que sigamos siendo una economía competitiva, generadora de riqueza y de empleo será preciso, no solo promover en las personas y en las organizaciones, lo que últimamente se menciona constantemente, la resiliencia, la adaptación inteligente de toda la vida, sino que hay que ser capaces de anticiparse a los futuros cambios. Esto puede resultar cada vez es más factible a través del big data y las IA, tecnología que, además, va a tener una incidencia directa y estructural en un futuro próximo en el empleo de muchos sectores, ya lo están siendo de hecho. Se prevé que las IA causen una gran transformación, y aunque inicialmente puedan provocar cierta sensación de vértigo, supondrán con toda probabilidad también nuevas oportunidades, por lo que, y en esa anticipación necesaria, habríamos de capacitarnos para trabajar con ellas en los ámbitos público y privado, y prepararnos para adelantarnos a sus posibles efectos en el mundo laboral.
Esa anticipación y adaptación inteligente pasa por evolucionar y apoyar a las organizaciones en esa evolución (sobre todo a las pymes, sustrato base de nuestra economía), para avanzar en cambios culturales y estratégicos que permitan el desarrollo de la competitividad, sobre todo a través de la flexibilidad, la innovación y la implantación de planes de igualdad y de conciliación corresponsable. Ya muchas empresas en Navarra lo vienen aplicando con excelentes resultados en su productividad. Hemos de reducir las brechas de género existentes en el empleo, que suponen una pérdida de talento y por tanto una rémora para lograr impulsar nuestro tejido empresarial y laboral. Las empresas cada día han de estar más comprometidas con la sostenibilidad y la ética, lo que resulta inalcanzable sin promover la igualdad. Por otra parte también es preciso actuar en la promoción de vocaciones técnicas y romper con las brechas de género en la elección de especialidades formativas entre las mujeres para posibilitar mayores opciones y encaje en el empleo presente y futuro.
El apoyo al emprendimiento de negocios con viabilidad, estimular las vocaciones emprendedoras, diseñar formulas innovadoras que trabajen en la recolocación de desempleados/as de larga duración y de las personas mayores de 50/55 años, impulsar el contrato de relevo, promover la transferencia del conocimiento y la realización de programas específicos para el apoyo al empleo y emprendimiento de inmigrantes, cuya implantación en Navarra es una realidad creciente y que hemos de ver no como una amenaza sino como un gran potencial de desarrollo, son también retos importantes para conseguir una mejora en los ratios de empleo y por tanto de desarrollo y bienestar. La formación ocupa aquí un espacio esencial, formación que habrá de dirigirse a la adquisición de las habilidades y competencias que en cada momento pueda demandar el mercado, y también hacia la adquisición o refuerzo en su caso de actitudes proactivas, positivas, y de responsabilidad con el trabajo. Los retos del empleo en Navarra requieren, quizás ahora más que nunca del esfuerzo de todos y todas, de políticas activas eficientes, de trabajadores/as preparados e implicados/as y de empresas éticas, competitivas y comprometidas.
Susana Labiano Bastero es gerente de Amedna
Diario de Navarra continúa esta semana con su cobertura especial para hacer un balance de los grandes temas de la legislatura y para debatir sobre los retos que nos plantean hacia el futuro. Esta semana se aborda el reto del empleo, un asunto sobre el que reflexionar por medio de artículos, opiniones de expertos, infografías, foros de debate en vivo y participación ciudadana