Sector agrario
"Quiero sentir esa libertad de la que habla mi marido"
Iván observa a su hijo Martín, de dos años, mientras el pequeño juega con una excavadora a los pies de la cosechadora. A su lado, Marlén, con Bruno en brazos (nació el 17 de abril) se le escapa un suspiro

Publicado el 28/05/2023 a las 06:00
Iván observa a su hijo Martín, de dos años, mientras el pequeño juega con una excavadora a los pies de la cosechadora. A su lado, Marlén, con Bruno en brazos (nació el 17 de abril) se le escapa un suspiro. “Espero que algún día quieran tomar el relevo de sus padres en el campo”. Un deseo empañado por el último dato publicado por la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) que asegura que el 60% de los agricultores se jubilará a lo largo de esta década. “No sé qué va a ser de los pequeños productores de alimentos si todo el mundo se jubila en este sector”, interviene su marido, Iván Ederra. “A la falta de relevo se suma que cada vez nos ponen más trabas para todo. Nos acosan a papeles. La PAC solo es un engaño”. Marlén escucha con Bruno en brazos y sube con su hijo a la cabina del tractor para hacerse una fotografía. “Se están jubilando socios en nuestra explotación, si Marlén ha hecho también el curso es para dar continuidad al trabajo y quedarse con las tierras”.
¿Cómo le dice una hija a sus padres, teniendo un trabajo fijo como gestora administrativa, que quiere ser agricultora?
Agricultora y ganadera. (Sonríe). Porque también tenemos un cebadero con cerdos. Se lo dije en enero, a raíz del curso de INTIA. No le di mucha importancia. Les solté que nos habíamos lanzado a la piscina y que tenía la intención de hacer esta formación porque había decidido instalarme en el sector agrario.
¿Y cuál fue su reacción?
Mi madre me dijo que no abandonase el otro trabajo, pero se quedaron contentos porque era mi decisión.
¿Qué le ha llevado a tomar este camino?
Creo que al ser gestora administrativa puedo resolver mejor el papeleo en el campo. Con mi incorporación podremos ampliar y mejorar la explotación de cereal.
¿Hay tradición familiar en su casa?
En la mía no, solo en la de mi marido.
Entonces...
No hago más que escuchar a mi marido que ser agricultor es el mejor trabajo del mundo porque estás todo el día al aire libre, en el campo, sin horarios… “Eres libre”, dice. Veo a mi marido feliz. Quiero sentir esa libertad de la que habla.
¿Y cuál es la otra cara de la moneda de esta libertad?
Empezar de cero es muy complicado si no tienes apoyo familiar. El coste de maquinaria es muy alto. Me preocupa el aumento de los precios de los productos. Estas continuamente arriesgando.
Un sueño.
Que mis hijos, Bruno y Martín, tomen algún día las riendas de todo esto. Pero será su decisión. Sí es verdad que en Olite, donde vivimos, al ser un pueblo es más fácil el relevo generacional que en una ciudad.
Bruno no se ha despertado en toda la entrevista y Martín apremia a sus padres a que le bajen del tractor porque quiere ir al parque a jugar con los amigos.