Sara Martínez: "Nadie esperaba que fuéramos a cerrar agosto con una ocupación del 91%"

Sara Martínez Sánchez (Burgos, 7 de enero de 1972) se describe como “una gran anfitriona”. Esta burgalesa, enamorada de sus dos perros, coordina desde hace tres años todos los departamentos del Hotel El Toro para que los huéspedes se sientan mimados hasta en el más mínimo detalle. Su voz, además, es la del resto de compañeros de oficio porque dos semanas antes del inicio de la pandemia fue elegida presidenta de la Asociación de Hoteles de Pamplona. En un momento en el que el turismo - y con él los hoteles- florece entre las cenizas de las restricciones, Martínez representa a 26 hoteles de la capital con casi 2.000 habitaciones y 3.800 plazas. “Solo están fuera dos o tres hoteles”, detalla. -Recuerdo una conversación con usted en plena pandemia. Me contaba que el silencio del teléfono era estremecedor. Era horrible. Y si sonaba era para una cancelación. Ver un hotel cerrado es lo más parecido a la película ‘El Esplandor’. Ha sido muy difícil de gestionar, posponer bodas hasta tres o cuatro veces. Los clientes te preguntaban a tí qué iba a pasar. No sabíamos ni qué decir porque la situación era dramática y escapaba a nuestras manos. .Ahora, supongo, no parará de sonar. Sí. ¡Y qué bien que suene! Estamos esperanzados. El mes de agosto, en los hoteles de Pamplona, ha sido excepcional, incluso mejor que agosto de 2019, que ya fue bueno. Hemos cerrado agosto con una ocupación del 91%, frente al 88% de 2019. Y el precio medio igual. En 2019 hicimos 74 euros la noche y este año, casi 80 euros. -¿Cuándo notaron los primeros síntomas de esta vuelta a la vida? A final de julio y primeros de agosto. Es curioso porque, a primeros de julio, con los no Sanfermines y la 5ª ola, hubo un parón absoluto que nos preocupó mucho porque empezaron las cancelaciones. Pero, de repente, reservas, reservas y reservas. Nos pilló a todos por sorpresa. No pudimos hacer una previsión ni nuestros proveedores. Nadie esperaba que fuéramos a cerrar con un 91% de ocupación en agosto cuando las previsiones que habíamos hecho en julio para agosto eran de un 65%. Imagina lavanderías, distribuidores de amenities... Nos hemos visto desbordados. -¿Seguirá en los próximos meses esta explosión de celebraciones y viajes? Septiembre se va a cerrar en torno al 80% de ocupación. Octubre, pensamos que en torno al 75%. Noviembre, al 65% y diciembre, al 50%, aunque hay incertidumbre para los dos últimos meses del año. Está confirmado el campeonato nacional de gimnasia rítmica, que los hoteles llenaremos. Y en noviembre hay un congreso internacional de editores. Hay que tener en cuenta que en septiembre arranca ya la empresa y, a partir de octubre, lo que nos llena entresemana son los congresos, eventos y reuniones de empresa . -Para el próximo año hay confirmados ya 17 congresos en Baluarte. Es una gran noticia. Nos incide de forma directa a hoteles, comercios, bares, etc, pero además hay otro impacto que no se mide. Hay congresistas que luego planifican en Navarra sus escapadas o vacaciones porque se han quedado con ganas de conocer más. Al final, es posicionar el destino Pamplona. -Durante la pandemia desaparecieron los turistas extranjeros. ¿Han vuelto? El turista extranjero supone en torno al 20% de los huéspedes anuales de los hoteles en Pamplona y, desde agosto, ya ha vuelto a pesar ese 20%. Que tengamos un 80% de turismo nacional y que Navarra sea un destino de interior, verde y sin masificar, ha facilitado la recuperación. Eso no resta la importancia que le damos al turista extranjero, que lo hemos recibido con los brazos abiertos. Hay británicos que tiene casas en el sur de España y que paran aquí y siguen por el Canal de La Mancha, franceses, holandeses... El peregrino también ha vuelto. -Pinta un momento dulce después de tantos sinsabores. ¿Cómo prevén que acabe el año? Hasta julio hemos tenido pérdidas. El año pasado la caída de ingresos de los hoteles de Pamplona se situó en una media del 60%. Este año, si se cumplen las previsiones hasta diciembre, la caída de ingresos puede estar en torno al 30%. -Después de tantos meses con pérdidas. ¿De qué han vivido los negocios? Ha habido que tener una capacidad de endeudamineto grande, pero ese dinero hay que devolverlo. Las ayudas directas del Gobierno han sido insuficientes y muchas han ido a pagar impuestos. En el mejor de los casos, un hotel ha podido recibir 125.000 euros y solo para el IBI ha destinado 80.000 euros. Luego, suma gastos fijos. Además, hubo hoteles excluidos de las ayudas por la exigencia de que el NIF estuviera en Navarra y porque habían unido sociedades y no podían acreditar equís perdidas. Insisto, hay que devolver ese dinero y nos va a llevar tiempo. -¿Cuántos hoteles se han quedado en el camino? Cuatro. El Palacio de Guenduláin, Mendebaldea Suit, Eslava y los apartamentos San Fermín. -¿Será 2022 el año en el que se recuperará el pulso de 2019? Es muy aventurado decir eso. Hay que mirar el futuro con esperanza, pero siendo realista, todo está en al aire. Va a depender de la economía, de la industria. Lo que ocurra nos afecta directamente. Hemos salido, pero la economía está tocada en muchos sectores y hay puestos de trabajo que penden de un hilo. En una crisis, ¿qué es lo primero que recortas? Pues en el ocio, el turismo. Por eso, necesitamos la apuesta firme de las administraciones por el posicionamiento de Navarra como destino. Es muy necesario. Tenemos mucha dependencia de que haya congresos y reuniones de empresas. Hay muchas que ya se han acostumbrado a teletrabajar y ese número de pernoctaciones no se ha recuperado. -Una recuperación con muchas debilidades todavía. Absolutamente, porque venimos de arrastrar unas pérdidas enormes. No vale con hacer un cierre de 2021 aceptable en esta situación, sino que debe ser una tendencia al alza porque los meses de enero, febrero y marzo, de siempre, son meses de baja productividad en los hoteles ya que se para todo. Son meses muy difíciles y es importante que a partir de Semana Santa, cuando se reactiva todo y cogemos volúmenes, tenemos que recuperar lo de esos tres meses. -Se tiene muy claro que la automoción es una industria y que la agroalimentación es otra. Sin embargo, da la sensación de que el turismo no siempre se percibe como tal. Así es. No se le ha apoyado con ayudas en consonancia con la magnitud que tiene en la economía. En Navarra es el tercer sector económico y no se ve la cantidad de puestos de trabajo que depende directamente de este sector: panaderos, ganaderos, bodegas, empresas de servicios, etc. -¿Cómo recibió las declaraciones del ministro Garzón diciendo que el turismo era un sector precario, estacional y de bajo valor añadido? Bueno, tremendo. Ha habido cosas que hemos tenido que escuchar que es conocer muy poquito nuestro sector. -Otra frase con eco, la del presidente Sánchez, que en enero afirmó que España iba a ser el faro de la resurrección del turismo en todo el mundo. Usted dirá si está siendo faro o farolillo rojo. Bueno, no quiero entrar en temas políticos. Las decisiones que se han tomado no siempre se han medido cómo iban a afectar a nuestro sector. Se pensó en cuestiones sanitarias, pero cada comunidad ha podido hacerlo de manera diferente y veías los agravios comparativos. -No quiere entrar en temas políticos, pero son los políticos los que les han impuesto a ustedes límites a la gestión de sus negocios. Partiendo de que poner normas en una pandemia tiene complicación, ¿qué medida le ha parecido más injusta o le ha costado entender? Hay dos. Los cierres perimetrales, que no había control suficiente de tránsito. Había personas del extranjero que podían venir pero los de aquí no podíamos ir a otra comunidad. Y la segunda, que por decir la palabra boda nos limitaban los comensales. Se ha echado a la gente de nuestros locales, que iban a estar controlados, para irse a ámbitos privados y a otras comunidades. En tema de banquetes, en Navarra nos prohibían hacer eventos y se iban a La Rioja porque podían hasta bailar. E, incluso, se han ido a Francia. Hubo una época que si usabas la palabra boda te limitaba a doce los comensales. ¿Que sucedía? La picaresca hacía que la gente dijera que era una comida familiar en lugar de evento. Fueron medidas que no entendíamos y nos creaban impotencia porque los datos de contagios no acompañaban nuestro esfuerzo. -Hablemos de empleo. ¿Se han recuperado todos los puesto en este boom de reservas veraniegas? Sí que han salido todos los trabajadores que estaban en ERTE. La asociación suma 592 empleos fijos, de los que 346 estuvieron en ERTE. Luego hubo 74 contratos que no se renovaron. A partir de esos números, podemos incluso llegar con trabajadores extra hasta l.400 empleos. Confiamos en no tener que devolver a trabajadores al ERTE abierto hasta fin de año. De hecho, hay departamentos en los que tenemos más necesidad de personas que gente disponible. -¿Y eso? Porque algunos han cambiado incluso de sector. Y a veces es muy difícil encontrar perfiles como cocineros. -En otro orden de cosas, ¿cómo ve la escasez de frecuencias de tren y vuelos porque la conectividad es otro factor que incide en el turismo y congresos? Es verdad que a veces nos quedamos fuera de candidaturas de congresos por eso, pero aquí, siendo realistas ¿cuántos vuelos internacionales vamos a tener? Navarra no tiene todas las conexiones que serían deseables pero hay que buscar alternativas y trabajar desde esa realidad. En ese sentido, estamos impulsando el proyecto de los eventos sostenibles para obtener fondos Nex Generation. -¿Qué es un evento sostenible? Eventos en un lugar de cercanía, porque Pamplona es una ciudad pequeña, lo que reduce las emisiones de CO2 en desplazamientos. También apoyado en alimentos locales, de kilómetro cero y con envases reciclables. Es un proyecto importante, como también lo son los clientes que llegan por temas médicos. También estamos muy contentos con el apoyo del Gobierno de Navarra a las productoras de cine, que nos están ayudando a llenar y superar esta difícil situación. -¿Usted es de las que se lleva el champú, gel y los demás amenities si va a un hotel? ¡Sí! Me los llevo si me gustan, pero es por deformación profesional. Otras veces hago foto. Creo que todos los directores de hoteles nos fijamos en otros hoteles y buscamos cosas diferentes para copiarlas. -¿Cuál es la petición más extravagante que ha pedido algún cliente? Pues hace poco nos pidieron camas de 2,20 metros para unos jugadores de baloncesto. ¡No lo había pensado! Y algún compañero me dio la solución de unir dos camas. Pero también recuerdo un cliente que aquí se gastó 60.000 euros en traer tulipanes desde Holanda para su pareja porque le encantaban. Alquiló un trailer y decoró una habitación entera y un salón donde iban a estar. ¡Impresionante! -¿Es una leyenda urbana que las toallas y las sábanas de los hoteles tienen chips para que los clientes no las roben? Eso no es cierto. Quizá en hoteles de superlujo, pero aquí que trabajamos la mayor parte con lavanderías industriales nada de eso. Quizá lo pueden notar más quienes trabajan con lavanderías más artesanales, que llevan un inventario del textil del hotel, pero con lavanderías industriales es muy complicado que lleven ese inventario. La gente se sigue llevando las toallas. En un sito en el que trabajé se llevaban los albornoces. Por eso hay hoteles que ponen en la habitación una nota que dice: “Si le gusta y lo quiere lo puede adquirir en recepción”. Luego, hay quien de vez en cuando vacía el minibar pensando que es de regalo. ¿Y ese cotilleo de que hay personas famosas que hacen reservas con un nombre falso para ir de incógnito? ¿Se ha llevado alguna sorpresa? Eso me ocurrió en el Ritz y allí, efectivamente, los famosos hacían reservas con nombres ficticios, muchas veces de dibujos animados. Luego, te dabas cuenta que era Tom Cruise, Richard Gere... Me impactaron George Clooney, Sofía Loren y Richard Gere. Clooney y Loren porque eran impresionantes físicamente. Eso de que Dios nos hace a todos iguales, nada. Educadísimos, bajaban a la cocina a saludar al servicio. Y con Gere, al salir por una puerta, me di de bruces con él y me regaló una sonrisa... -Por estas tierras no se ven famosos de ese nivel. ¿O sí? Pues no, pero con los rodajes de películas están viniendo grandes actores españoles. -En septiembre hizo tres años de su llegada a Navarra. ¿Qué le hizo coger las riendas de la asociación? No sé qué pesó más ser valiente o inconsciente. Accedí al cargo dos semanas antes de la pandemia. Íñigo Ojinaga no quería renovar. Me considero una persona echada para adelante y di el paso. No fue ningún mérito. A veces bromeo con ellos y les digo que ya he tenido la inocentada de bienvenida a esta ciudad. Les digo: Me dijistéis que eran tres reuniones al año, salí nombrada y a las dos semanas cerraron los hoteles.Pero ha sido un orgullo recoger sus demandas e inquietudes y ser protavoz, aunque no voy a renovar. Me voy el próximo mes de marzo.

Sara Martínez: "Nadie esperaba que fuéramos a cerrar agosto con una ocupación del 91%"

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