Javier Taberna: "Chivite no ha subido los impuestos y con eso yo ya me conformo"

No se retira. Es presidente de la Cámara de Comercio desde 1991 y volverá a serlo, si todo sale según lo previsto, a partir de las elecciones que se celebrarán este lunes. Iniciará así su séptimo mandato que le mantendrá al frente de esta institución hasta el año 2026. Javier Taberna, abogado, de 71 años, padre de cuatro hijas y un hijo, acaba de ser abuelo por séptima vez. Este último nieto tiene de especial que es el tercer Javier Taberna, porque es de su único hijo, y eso lo dice con orgullo. Está de celebraciones, porque, además, su hija pequeña se casó el pasado febrero. En la boda, el padre de la novia tocó la batería con su banda de música Gregario de Luxe. Con el grupo, disfrazado de negro, con sombrero y con gafas de sol, ha recorrido con música country y soul fiestas de pueblos y diferentes plazas. Lo ha hecho hasta la boda de su hija. Sigue tocando en el local de ensayo, pero de los conciertos se ha ‘cortado la coleta’. Lo que no hace en la Cámara, donde no ve razón para su retiro. El día de la entrevista acababa de presentar su candidatura para presidente, junto con la del comité ejecutivo. Ante sus séptimas elecciones, Taberna muestra la tranquilidad que le da saber que será el próximo presidente, pero envuelta de la duda por no tener seguro el resultado hasta que se vote. Y porque hasta 24 horas antes de las elecciones, es decir, hasta hoy mismo, todavía pueden presentarse candidatos. En esta situación, en la que vislumbra 4 años más de presidencia, periodo con el que llegará a los 35 años al frente de la institución, habla de sus razones para continuar en el cargo, entre otros temas. ¿Es usted el presidente de Cámaras que más tiempo lleva en el cargo? Creo que sí. ¿Ha pensado en su sucesor? No. Pasarán los cuatro años y luego habrá que ver qué sucede. Hay muchas personas que me han acompañado en este tiempo... De su despacho, donde trabajan dos de sus hijas, ¿ha pensado retirarse? Los abogados podemos no jubilarnos nunca. ¿Y de la Cámara? No lo sé. Esta debería ser mi última legislatura. Mientras los empresarios sigan confiando en mí... Puestos como el mío, que no son cargos políticos ni remunerados y que suponen quitar tiempo a tu familia y trabajo si quieres hacerlo medianamente bien, no son muy apetecibles. Porque estar permanentemente en el candelero, tener una imagen pública expuesta permanentemente, sometido a críticas... Me lo está poniendo muy mal... Es que no es un cargo apetecible, se lo digo de verdad, a los empresarios no les gusta. Amí, no me molesta ... porque no tengo nada que esconder. Su cargo no es remunerado, pero, ¿qué gastos tiene a costa de la Cámara? Quitando la gasolina... Bueno, si tengo que comer con alguien invitado por la Cámara, si viene un embajador, un director general, un consejero... Pero esos gastos no son míos, son institucionales. Yo no gasto. ¿En qué le beneficia ser presidente de la Cámara? En nada (lo dice tajante). Me beneficia en que me siento bien porque estoy haciendo algo por mi tierra, si no, no estaría aquí. El día que pierda esta ilusión, me iré. Siempre digo que si algún día veo a alguien con mala cara o se produce algo que pueda perturbar la paz de esta casa, yo mismo me iré. Pero creo que desde el punto de vista profesional incluso me ha perjudicado. No suena muy creíble. Pero así es. Porque mi imagen está más relacionada con la de presidente de la Cámara de Comercio que con la de abogado. En Navarra se sabe todo, yo no tengo un despacho de influencias y eso lo conoce todo el mundo. Pero es lógico pensar que ser presidente de la Cámara, ser conocido, pueda influir en tener más clientes. ¿Eso no es positivo? No, porque mi profesión me la he tenido que ganar yo a pulso, porque los clientes, si no haces bien las cosas desde el punto de vista profesional, se acaban. Su cargo como consejero de Audenasa, donde fue presidente, ¿no se debe a su cargo en la Cámara? No, porque yo soy consejero independiente por la parte de Itínere (uno de los socios de Audenasa, el otro es el Gobierno de Navarra). ¿Cobra por ello? Dietas. 1.000 euros por sesión. Nos reunimos seis veces al año, así que cobro 6.000 euros al año, de una empresa que factura 44 millones. Ser consejero de una empresa como esta tiene mucha responsabilidad. ¿No le viene bien a sus clientes que su abogado sea presidente de la Cámara? No. Tenga en cuenta que como presidente no tengo ninguna competencia para conceder nada a nadie. Así como en política, donde si eres concejal o consejero tienes evidentemente facultades para dar o no dar, en la Cámara no dispongo de capacidad para nada. Lo único que tengo son relaciones, claro. Pero las relaciones hay que cuidarlas mucho y no utilizaras ni aprovecharse de ellas. Yo vivo de mi trabajo como abogado. Al margen del trabajo, ¿algo en que le haya beneficiado ser presidente de la Cámara? En conocer a gente extraordinaria. Empezando con la suerte que he tenido en conocer a nuestro rey, Felipe. ¿Y con Juan Carlos? No le he conocido como a Felipe. Cuando empezó la pandemia me llamó Felipe para ver cómo estábamos, hemos tenido relación, cada vez que hemos tenido elecciones hemos ido a saludarle... Igual que al rey, he conocido a muchísima gente muy interesante y esto te abre el mundo y el pensamiento. Y ahora, en esta situación de cambio, la podemos observar desde un lugar especial porque tenemos Cámaras por todo el mundo. Esto es lo que me compensa, poder abrir mis sentidos a lo que está ocurriendo en el mundo, tener buena información y participar en apoyar al mundo empresarial... Eso me satisface. Así estamos todos los que estamos aquí, en la Cámara, porque mi vicepresidente, Rafael Moreno, lleva 31 años conmigo, desde que empezamos. Aunque le satisfaga el cargo, ¿no le parece ‘higiénico’ que se produzca un relevo? No les parece así a los empresarios... Además, es posible que yo pensara en la retirada, pero han ocurrido varios hechos: la mayor pandemia de los últimos dos siglos yuna amenaza de una tercera guerra mundial. Y todo ello en un momento de cambios brutales en cuanto a tecnología, cambio climático y situación geopolítica. Por eso hemos pensado que no era momento de cambios. Por ello el 85% del pleno anterior ha vuelto a ser votado. La renovación del pleno ha sido del 15%. Pero siempre puede haber algún motivo para no cambiar. Nunca en la vida de los últimos 150 años hemos vivido un cambio tan radical en todos los aspectos, acelerado por la pandemia y la guerra. Y nosotros queremos apoyar las empresas en este cambio, en la parte de la modernización de las empresas y en la transformación energética. Esto involucra a la internacionalización, porque los mercados y las reglas no van a ser iguales. Por eso se decidió continuar otra legislatura, para que no se produzca ninguna ruptura. ¿No era posible que lo hiciera otra persona? Posible, sí sería. No era aconsejable. ¿Qué cree que puede aportar usted que no haya aportado ya? Seguir aportando lo mismo. Nuestra labor es influir en los poderes públicos en el camino que creemos es mejor para la prosperidad. Pero desde la lealtad a los gobiernos, porque somos parte de ella al ser una corporación de derecho público. Llevo siete presidentes y con todos tengo la obligación de llevarme bien, pero también la de decir qué están haciendo bien y qué mal. ¿Han sido críticos suficientemente? Cuando ha habido que hacerlo, sí, no nos hemos callado. ¿Les hacen caso? Nuestro caballo de batalla es la defensa de la autonomía fiscal para aprovecharla al máximo y eso va calando. Pero no hay mucho consenso. Hay dos posturas: quien defiende que cuanto más recaude el Estado, más habrá para repartir, y la de quien postula que para crecer hay que reducir los impuestos. Esta demostrado que quienes tienen impuestos altos no crecen o crecen menos. Me molesta muchísimo escuchar que hay que subir los impuestos para pagar la Educación o la Sanidad. Eso es radicalmente falso. Lo que hay que hacer es crecer más y tener más ingresos. Y para crecer tienes que ser atractivo para que vengan empresas y crear empleo. Lo que ocurre es que a veces al llegar al poder quien defendía bajarlos los suben... En Madrid, no. El modelo es Madrid? Para mí, sí. Pero es la capital y eso tiene muchas ventajas. Su defensa de bajada de impuestos, ¿le ha ocasionado problemas con la presidenta, María Chivite? No, porque ella no ha subido los impuestos, y con eso ya me doy por satisfecho. Hay que pensar que el gobierno está formado por varias fuerzas políticas, algunas de ultraizquierdas, y tiene que hacer encaje de bolillos, así que si al menos no me los sube.... algo hemos conseguido. La subida de impuestos ahora sería una auténtica temeridad. Ha sido presidente con siete presidentes del Gobierno de distintos partidos. ¿Ha tenido que ejercer la adulación? Nunca. Me he podido llevar mejor con unos que con otros. Pero he tenido claro que debía lealtad y que no me tenía que callar cuando así lo pensábamos. En 2020 la Cámara nombró director general a José Andrés Palacios. ¿Por qué si había ya dos directoras? Porque desde la marcha de Amaya Erro no se había cubierto el cargo de director. ¿No se había cubierto con dos directoras? (Amaya Erro dejó la Cámara en 2014 y fue sustituida por una dirección mancomunada repartida entre Cristina Oroz, como directora de desarrollo de servicios y comercial, y Cristina Cabrejas, como directora de producción y operaciones) No, porque son directoras de departamento. El puesto de director estaba vacante. Desde 2010, con la supresión del recurso cameral, hemos atravesado una travesía en el desierto importante. Y, cuando hemos visto que ya estábamos mejor, hemos contratado a un director general. Ante la subida del IPC, usted defiende que hay que actuar sobre los salarios. ¿Por qué? No. El pacto de rentas se produjo con los Pactos de la Moncloa. Había entonces un IPCdel 28%. La única forma de reducirlo fue reducir salario y bajó al 12%. Ahora no es el caso, porque la subida del IPCno se ha producido por el incremento de salarios sino por agentes externos y porque estamos en un mercado común. Si bajamos las rentas, no hacemos nada. Pero sí hay que moderar la subida. Los dos convenios que he cerrado lo he hecho con el IPC. ¿Y en la Cámara? Se han congelado los salarios. Los trabajadores han preferido mantener empleo (que a veces no era necesario) antes que la subida de los salarios que, por otro lado, estaban por encima de la media del mercado. ¿Cómo ve la reforma de la reforma laboral? Estoy con los empresarios que la aprobaron. Yo habría hecho lo mismo, estaba a favor de su aprobación. Han tocado muy poquitas cosas. Yo defiendo y aconsejo a mis clientes que hagan fijos a sus trabajadores, da seguridad al empleado y se evita la incertidumbre de un contrato causal que puede llegar a ser fraudulento, siempre que haya herramientas para ajustar las plantillas a su necesidad productiva. Y como la empresa las tiene... No he conocido en mi vida a ningún empresario que se alegre de despedir, al contrario. Pero le penará mucho menos que al propio trabajador. ... No lo creo. Lo que más le gusta a un empresario es contratar, sin duda. Ydespedir está en contra de lo que puede ser su objetivo, que es hacer crecer la empresa. Despedir es la muerte para un empresario, un fracaso. Si tiene que despedir a muchos es que tiene que cerrar la empresa. El empresario que cierra se está jugando su propio patrimonio. ¿Son suficientes las sanciones a Rusia? Son absolutamente necesarias porque algo hay que hacer. Pero no son suficientes para acabar con la guerra. Hay que tener en cuenta que las sanciones también son a uno mismo, nos hacen daño a nosotros. Hay que continuar con ellas y endurecerlas cada vez más. Las empresas navarras que venden a Rusia, ¿deberían dejar de hacerlo? Deberían, pero si luego hay despidos, que nadie se queje. -Fondos europeos. ¿Cómo van? La Cámara de España es gestora de fondos europeos a través de sus cámaras territoriales. Los ‘nex generation’ todavía no están llegando como preveíamos. Es que los expedientes son lentos. Pero creo que empujarán mucho la economía en digitalización y transformación energética. En este campo lideramos un proyecto nacional, el de las comunidades energéticas, junto con los ayuntamientos. Y también participamos con el Kit digital para su transformación digital. ¿Puede que no lleguen los fondos? No, llegarán. Pero no va a ser el maná ni el plan Marshall que se pensaba al principio. Siempre le ha gustado ‘estar en el ajo’. Desde su etapa de universitario. Javier Taberna Jiménez nació en Pamplona el 10 de noviembre de 1950. El tercero de tres hermanos, es hijo Jesús María Taberna Arregui y de María Jesús Jiménez Irañeta. “Mi padre tuvo varios negocios, fue un empresario de la postguerra. Era propietario de una fábrica de lejía. Murió joven, a los 57 años, cuando yo tenía 23 años”. El presidente de la Cámara de Comercio estudió en el colegio San Ignacio-Jesuitas de Pamplona y, posteriormente, pasó a la Universidad de Pamplona para cursar Derecho de 1970 a 1975, cinco años, como era entonces. Sus dotes de organizador y de ‘director de orquesta’ se manifestaron ya en la facultad, ya que fue delegado de clase durante toda la carrera. Y, en el último curso, además, ocupó el primer cargo de delegado de estudiantes de la Universidad de Navarra. Al finalizar la carrera, tuvo la ayuda de uno de sus profesores, Javier Martínez Murguía. “En la vida todos hemos tenido algún mentor que nos ha apoyado a lo largo de nuestra profesión. Este fue uno de ellos”, explica con reconocimiento. Gracias a él entró a trabajar en AIN (Asociación de Industria Navarra), en el departamento laboral. “Ahí fue cuando empecé a conocer a muchos empresarios”, señala. Eran los años setenta, todavía bajo la dictadura, y funcionaba el sindicato vertical constituido por empresarios y trabajadores. Cuando a la muerte de Franco se aprobó la libertad sindical, se constituyó la Federación de Asociaciones de Empresarios de Navarra (FADEN), en 1977, en la que Javier Taberna fue su primer secretario. “Estaba formada por empresarios salidos de AIN y del Sindicato Vertical. FADENfue el germen de la CEN, nacida en 1981 con Juan Antonio Ibiricu como primer presidente. Desde la Federación me dediqué a unir a empresarios y constituir diferentes asociaciones”, añade. Alos tres años dejó este trabajo y se incorporó al despacho del abogado Ignacio Lana, otro de sus mentores, donde permaneció 25 años hasta que abrió su propio despacho, dedicado fundamentalmente a temas laborales. Como abogado, Javier Taberna ha sido secretario de diferentes asociaciones, de las que sigue siéndolo en dos, la Asociación de Industria Textil y la de Químicas. “Continúo negociando hoy convenios colectivos”, apunta. Como secretario de asociaciones, ha formado y forma parte de la CEN. “La Cámara y la CEN se llevan bien. De hecho, las 40 candidaturas para ser miembros del pleno han sido aprobadas por la CEN”, dice. ¿Siempre han sido buenas las relaciones con la CEN? Nunca nadie me habrá oído decir una palabra negativa de la CEN. Las dos instituciones suman esfuerzos. Eso nos ha diferenciado del resto de España, donde ha habido discrepancias. Precisamente, en 1991 fue José Manuel Ayesa, presidente de la CEN, quien me preguntó si querría ser presidente de la Cámara. Es entonces cuando me presento y salgo elegido, el 26 de marzo de 1991. Tenía 40 años. ¿Por qué le propone? Yo había trabajado en la constitución de asociaciones, conocía a empresarios, había ayudado en las elecciones de la Cámara... Y antes ya había saboreado las mieles de la política. En mi época de universidad, en último curso, en 1975, formé parte de la llamada ‘platajunta’, que era un movimiento clandestino integrado por defensores de las derechas y de las izquierdas, que se preparaban para la nueva época que llegaría con la muerte de Franco. También me integré en lo que fue el embrión del Partido Demócrata Liberal de Joaquín Garrigues Walker que se constituyó cuando se legalizaron los partidos. Era muy novedoso y lo que pretendíamos era que, cuando Franco muriera, hubiera un partido de derecha democrática. Queríamos que la izquierda no monopolizara la transición, un momento político, por cierto, que ha sido el más interesante de los que he vivido. Después, el Partido Demócrata Liberal se integró en UCD, donde estaba yo. Y llegaron las elecciones democráticas. En las primeras elecciones democráticas al Ayuntamiento de Pamplona, cuando yo tenía 28 años, fui número 2 en la lista de UCD. El 1 era Alfonso Bañón. Ganamos las elecciones, pero HB votó al socialista Joaquín Balduz. Bañón se fue de diputado a Madrid y yo me quedé como jefe de la oposición y como segundo teniente de alcalde, además de presidente de la comisión de Urbanismo y Tráfico. Desde ahí, me encargué de la peatonalización del Casco Viejo. Estuve una legislatura, de 1979 a 1983. Entonces, dejé la política activa y me dediqué a mi profesión. ¿Por qué no continuó en política? Porque, aunque tenía vocación clara de servicio público, entendí que de la política no hay que hacer una profesión. Y a mí me gustaba la mía. Es decir, que el paso de la política, en su opinión, tiene que ser temporal. Sí. ¿Y no piensa lo mismo del cargo de presidencia de la Cámara? No, porque esta presidencia, como les ocurre a los miembros del comité ejecutivo, no son cargos remunerados, es como una ong. Por eso no se puede comparar con una profesión, ni mucho menos. Siempre digo que en la Cámara estamos para trabajar por nuestra tierra. Pero nadie me obliga a hacer nada, me obligo yo a que las cosas salgan bien.

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