Un ingeniero navarro que lleva 21 años en Guatemala

Dos décadas lleva viviendo en Guatemala, “el país de la eterna primavera”. “Media vida. Aquí llegué en marzo de 2002”, evoca el sangüesino Francisco Javier Lacasa Fuertes, de 48 años. Su trabajo en el sector de las telecomunicaciones lo llevó a este país centroamericano y allí ha encontrado su lugar en el mundo. “Guatemala tiene muchas cosas que ofrecer, hay muchas oportunidades para trabajar, y queda mucho por desarrollar. Estoy aquí muy contento. Para mí ha supuesto un trampolín profesional enorme y le estoy muy agradecido”, afirma. Tanto, que en 2016 decidió obtener también la nacionalidad guatemalteca. Fue en enero de 1999 cuando empezó a trabajar como Project Manager en Madrid en la división de Telecomunicaciones de Unión Fenosa, al poco de acabar la carrera. “Tengo la suerte, o no, de haber hecho una sola entrevista de trabajo en mi vida y no haber cambiado de empleo nunca”, apunta. Al cabo de tres años le ofrecieron ir como Country Manager a Guatemala. “Era una operación muy pequeña, éramos 5 personas en aquel momento y no teníamos ni un kilómetro de fibra óptica desplegado”, rememora quien hoy es vicepresidente ejecutivo de Ufinet, un operador de infraestructuras de telecomunicaciones mayorista y neutral con unos 100 empleados solo en Guatemala. “Estoy a cargo de todas las operaciones de Latinoamérica y tenemos presencia ya en 17 países, con 100.000 km de fibra óptica propia desde México hasta Argentina, una facturación anual de unos 500 millones de dólares y más de 1.300 empleados”, explica. Pese a estar asentado en Guatemala, debido a su trabajo viaja muchísimo por Iberoamérica. “En prepandemia visitaba cinco países al mes, todos los meses”, especifica. GUATEMALTECOS AMABLES “Guatemala es un país cómodo para vivir, si bien el aspecto de la seguridad es mejorable. Resido en la capital, Ciudad de Guatemala. Y aunque es relativamente grande (unos 4 millones de habitantes incluyendo el extrarradio) tiene un clima envidiable, un tráfico razonable (que va empeorando), el aeropuerto en medio de la ciudad, unas viviendas muy cómodas...”, repasa Lacasa. Define al guatemalteco, o chapín, como “una persona muy trabajadora, servicial, amigable, hospitalaria y algo fiestera”. “Te hace sentir muy cómodo. No tengo queja alguna, he conocido a muchas personas y he hecho buenos amigos”. Eso sí, salvando las distancias, compara a la sociedad guatemalteca con la de los pueblos de España de hace 40-50 años. “Algo patriarcal, pero está cambiando a pasos acelerados”, dice. Y refiere además algunos hechos que le chocaron de entrada. “Cuando una frase empieza en ‘fíjese que’, es lo más próximo a un ‘no’ que vas a recibir. El guatemalteco, en general, es tan educado que le cuesta decir que no”, expone. “Otro punto al que hay que prestar atención es a la puntualidad, existe la famosa ‘hora chapina’, y también debes saber que aunque te digan ‘ahí nos vemos’, posiblemente se quede en nada”. Por otro lado, no quiere olvidarse del papel que juega la Embajada de España, con cuyos funcionarios ha mantenido siempre “excelente relación”. En todos estos años, F. Javier Lacasa ha tenido la ocasión de recorrer muchos lugares del continente americano, incluyendo Estados Unidos, y cree que en Guatemala hay lugares que uno no debe perderse. “Empezar con un amanecer en las ruinas mayas de Tikal, ir al Remate en el lago Petén Iztá, y de ahí a ver el atardecer en las ruinas mayas de Yaxha, es un buen comienzo”, indica. Pueblos con encanto, lagunas y pozas naturales, la Antigua Guatemala... Las oportunidades son inmensas. Pero lo que resulta “obligatorio” es subir un volcán. “Desde uno muy fácil, como el Pacaya, a escalar el Acatenango. Guatemala tiene más de 35 volcanes”, repasa. Respecto de la gastronomía, dice que no es fan de la comida tradicional chapina. “Pero me gusta por ejemplo el Tapado, una sopa de mariscos con leche de coco que lleva hasta caracol de mar. Es típica del caribe guatemalteco”. De hecho, asegura que lo que más echa de menos es la gastronomía navarra, así como a la familia, amigos y, cómo no, a la cuadrilla La Jarana de Sangüesa. “Afortunadamente viajo bastante a España, unas cuatro veces al año, y saco hueco para verles, más allá del contacto vía redes sociales”.

Un ingeniero navarro que lleva 21 años en Guatemala

El sangüesino Francisco Javier Lacasa Fuertes lleva 21 años residiendo en Guatemala. La empresa en la que es vicepresidente ejecutivo ha desplegado 100.000 km de fibra óptica en 17 países iberoamericanos

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