Maneras de emprender
Tres jóvenes de Torres de Elorz y su innovadora máquina para drenar campos
Los hermanos Miguel y Eduardo Echarte se unieron a su amigo de la infancia Miguel Lacunza para formar Drenajes D83, más conocidos por 'Ahí va el agua'

Actualizado el 22/09/2023 a las 13:45
Tres amigos y un maquinón. Suena a título de película donde el alcohol, el desmadre y las ganas de fiesta son los ingredientes estrella, pero en realidad es algo muy distinto. Esto va más de agua, trabajo y ganas de vivir del campo.
Los hermanos Miguel Echarte Zubillaga, ingeniero agrónomo de 28 años, y Eduardo, técnico superior en Automoción, de 23, se unieron a su amigo de toda la vida Miguel Lacunza Lara, técnico superior de Paisajismo y Medio Rural, de 24 años, y montaron la empresa ‘Drenajes D83’. “Porque el cuarto trabajador es un buldócer que se llama D8 y nosotros somos 3”, desvelan. Esperen, que aún tienen más. Su nombre comercial es ‘Ahí va el agua’ y se dedican, como ellos mismos resumen, “a sanear parcelas agrícolas que han sufrido encharcamientos”.
Todo empezó cuando Miguel Echarte trabajaba junto a su tío como agricultor y conoció a Iñaki, el dueño del buldócer, que había añadido varias modificaciones a la máquina para poder cumplir su cometido. “Estaba solo y me propuso trabajar con él porque para poder emplear el buldócer se necesitan dos personas: uno que lo conduzca y otro esté abajo, en la tierra, dirigiendo y echando grava”, explica. Tras dos veranos junto a Iñaki, éste planteó darles el relevo a los tres amigos. Tenía entonces 74 años y empezaba a pensar en dejar pasar a las nuevas generaciones.
La mala suerte quiso que Iñaki falleciese durante la pandemia del coronavirus, así que fue su hermana la que vendió la máquina y la patente de ‘Ahí va el agua’ a estos tres amigos. “Nos puso como condición que no utilizásemos el buldócer para otra cosa”. Y así ha sido. En febrero de 2022 nació la empresa bautizada como ‘Drenajes D83’ porque ‘Ahí va el agua’ estaba ya inscrito en el registro. “Nos metimos de cabeza en esta aventura del emprendimiento”, cuentan, divertidos.
Con el aparato cavan zanjas de hasta un metro donde instalan los tubos y la grava necesarios para sacar el agua que encharca las parcelas agrícolas, dejando así, al mismo tiempo, oxígeno para que puedan respirar las raíces de la planta. En el sector agrícola es fundamental que los suelos no se encharquen, porque un suelo mal drenado pierde rendimiento. “No podemos evitar que tengas agua en tu parcela, lo único que buscamos es que esa agua salga lo antes posible”, añaden.
EL BULDÓCER, SOLO PARA VERANO
La única pega de esta artilugio es que solo les permite trabajar unos pocos meses, desde que se termina la cosecha hasta que se siembra. El primer año los tres compatibilizaron su trabajo en el campo con otras empresas, pero pronto se dieron cuenta de que iban a necesitar mayor dedicación en verano. “El mes y medio de verano lo tenemos que trabajar entero y no podemos compatibilizarlo con otros trabajos”, explican. ¿Por qué solo en verano? Por su peso. Meter una máquina de 40 toneladas en tierra que no esté lo suficientemente seca hace que compacte el terreno. Ahora hora son Miguel Lacunza y Miguel Echarte los que se dedican a esto al completo, y Eduardo lo compatibiliza con un trabajo como mecánico en un taller, destreza que también ejerce con el buldócer. “Solemos hacer otro tipo de obras con una retroexcavadora en invierno”, añaden. Aunque confiesan que lo que le permite sustentar la empresa es el trabajo con el D8.
RENTABILIDAD EN CINCO AÑOS
Estos tres jóvenes agricultores aseguran que la rentabilidad de su trabajo puede verse pasados los cinco años. “En primavera es habitual sufrir tormentas, y suele coincidir con la época para echar abono y herbicidas en la tierra”, cuentan. “Si llueve, el tractor se queda encallado o puede tener averías, así que suele merecer mucho la pena hacer el saneamiento de la parcela para que esto no suceda”, explican. “Lo habitual es que después de hacer un trabajo con nosotros, en zonas de la parcela en las que no cogías cosechas, ahora puedas hacerlo”.
SER JOVEN Y VIVIR DEL CAMPO
Son de los que piensan que el sector agrícola debería dar un giro hacia la gente joven, pero ponen sobre la mesa las dificultades de un sector cada vez más envejecido. “Hay relevo, claro, pero cada vez existen empresas más grandes con las que competir”, opinan. “Mi abuelo vivía con 300 robadas y hoy mi tío cuenta con 4.000 para dar de comer a una familia. Cada vez necesitas más tierra”, argumentan. “La gente joven no puede relevar a sus mayores porque no tienen tierra suficiente”. “Mucho menos empezar de cero. Iniciarse sin tierras en la agricultura en Navarra es imposible”, sentencian.
Aun así, no se desmotivan y son de los que animan a otros a sumarse “a la difícil tarea de emprender”. “Hoy en día todo el mundo quiere ser funcionario y esto no puede ser”, comentan. “Nos conformamos con cobrar algo menos de dinero si trabajamos en lo que queremos”, afirman. Existe la parte menos bonita, claro. “Sufres la parte económica, el marketing, la gestoría…”, detallan. “Pero ser tu propio jefe es maravilloso”, terminan.