Salesianos, el solar que agrieta al cuatripartito

El de la mudanza de los Salesianos y el nuevo destino del solar del colegio en Pamplona es de esos temas que lo tienen todo. Mucho interés social, paladas de debate ciudadano sobre urbanismo y una buen aliño de ponzoña política. Vamos, que es de esos de los que nos gusta discutir hasta desfallecer. Un debate donde se mezclan muchas cosas y, desde luego, no apto para resumir en un tuit, que es como se hace política últimamente. Lo que no vale es presentarlo como una mera caricatura. “Pelotazo” claman desde Podemos o Bildu. Eso es lo único que, precisamente, no es. MUDANZA DE LOS SALESIANOS El punto de partida es sencillo. Los Salesianos son una orden muy reconocida en Pamplona desde hace casi un siglo por su trabajo pionero en el campo de la Formación Profesional. Generaciones enteras han pasado por sus aulas y han encontrado trabajo en la industria gracias a ello. Desde hace años, la orden busca hacer un nuevo colegio acorde con las necesidades del siglo XXI. Y pactaron con el Gobierno foral de UPN una fórmula, la de recalificar los terrenos sobre los que se asienta hoy para construir viviendas (hasta 400 viviendas libres) y pagar con este dinero el nuevo centro que prevén construir en Sarriguren (Egüés). Una operación en la que se usa el urbanismo para solventar el problema de una institución, cierto, un esquema repetido muchas veces en la historia reciente. Pero que, sobre todo, abre el futuro para una Formación Profesional de calidad que necesita Navarra, con garantías y sin coste además para las arcas públicas. LAS CUATRO POLÉMICAS TORRES El nuevo diseño urbanístico de la parcela origina un debate totalmente diferente. Se trata de un segundo nivel en la discusión. Tras un concurso de ideas, se seleccionó una con polémica detrás, ya que prevé torres muy visibles en un área muy cercana a la muralla. De 17, 16, 14 y 13 plantas de altura respectivamente. El debate está servido desde entonces y con opiniones encontradas entre expertos y ciudadanos. Por lógica, cada pamplonés, junto a un entrenador de fútbol, lleva dentro un concejal y tiene opinión sobre su ciudad. Faltaría más. Incluido su “skyline”, su línea del horizonte. Y aquí hay que reconocer que la polémica trasciende las posiciones partidarias. Es decir, se puede estar en contra y votar a UPN. O lo contrario. Es lo que tiene hacer ciudad en un lugar donde edificar en altura sobre el entorno provoca un evidente rechazo vecinal. Y EL VOLCÁN CUATRIPARTITO Llegamos al tercer escalón. El debate político dentro de la propia mayoría del Gobierno, que se ha encontrado con la obligación de gestionar este proyecto. El Ayuntamiento pamplonés de Bildu se opone frontalmente a la operación. Una orden religiosa, una recalificación urbanística y torres con mucha altura, y por este orden, resultan una mezcla intragable para la izquierda abertzale. Y no digamos nada para un Podemos que razona, y es un puro decir, a golpe de mensajes simplistas e incendiarios en las redes sociales. Por su parte, el Gobierno que lidera Geroa Bai no da saltos de alegria, pero se encuentra con que no puede dar marcha atrás sin asumir el pago de indemnizaciones millonarias. Por eso, a través del departamento que lidera el vicepresidente cercano a I-E, ha dado luz verde al proyecto con algunos cambios. Se ha aclarado el reparto de las plusvalías pero sin tocar el diseño de la operación ni la altura de las torres. Es decir, la operación se hará si se obtiene el dinero necesario en la subasta de los solares prevista para comienzos de septiembre. Salesianos se llevará un máximo de 37 millones, ni un céntimo más del coste del colegio proyectado. Y si hay más ingresos, se lo lleva el Gobierno foral para invertir en vivienda social. Pamplona, por su parte, recibirá casi cuatro millones para dotar de un Civivox al II Ensanche y se queda dos parcelas del solar. El reparto del dinero suena muy razonable, pero la guerra civil en el interior del cuatripartito ya estaba montada. Por eso, en estos momentos, Salesianos constituye una brecha de la que mana lava ardiente en el interior del volcán cuatripartito. Y lava a raudales. De todo menos guapo es lo que se han llamado estos días unos a otros los líderes de Geroa Bai, Podemos y Bildu a costa del solar de la calle Aralar. El emponzoñamiento del debate está hoy en máximos. Difícil encontrar un resquicio para razonar. Es la prueba del algodón de que mezclar ideologías tan contrapuestas (caso del cuatripartito) siempre acaba con un sonoro portazo.

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