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OPINIÓN

El tamaño, un factor clave en las empresas

El tamaño es una variable que sí importa cuando hablamos de empresas. Y Navarra tiene, en este campo, un muy mal punto de partida. Su tejido empresarial está tan atomizado y fragmentado que hace difícil plantearse retos ambiciosos que impacten de verdad. Según los datos del propio Gobierno foral, el 94,5% de las empresas navarras tiene menos de 10 trabajadores. De las 44.290 empresas navarras, más de la mitad (24.500) no tienen ningún empleado. Es decir, en realidad más que empresas son autónomos, muchos en sectores como la construcción, el comercio, la abogacía, transportistas, el mundo de la hostelería, los técnicos de distintos sectores, etc... Y otras 17.300 empresas tienen menos de 10 trabajadores.
Constituyen lo que se denomina “microempresas”. Por el otro extremo de la pirámide, en la cúspide del volumen, sólo contamos con 104 empresas que cuentan con más de 200 trabajadores. La mayoría pertenecen al sector industrial.
La crisis económica y la recuperación posterior no ha mejorado esta situación sino todo lo contrario. El análisis de los técnicos del Gobierno (Situación de la Economía en el Proyecto de Presupuestos) lo dice claro. En diez años (2008-2018) hemos perdido 21 empresas de más de 200 trabajadores y hemos ganado 1.440 autónomos. Es decir, caminamos en el sentido opuesto al de ganar dimensión en nuestro tejido empresarial. ¿Cuál es la posición de Navarra en esta realidad? Pues no muy alejada de la del resto de España. En el conjunto del país el 95,5% de las empresas tienen menos de 10 trabajadores. Pero sí lejos de Alemania, el país que sirve de ejemplo para medir la competitividad empresarial, y donde sólo el 82% de las empresas tienen este mínimo tamaño.
Ahí tenemos un problema. Salir al exterior para competir, generar inversiones importantes, pensar en I+D+i, mejorar la productividad, etc. son cuestiones que todos los expertos del mundo de la empresa consideran clave y que se asocian a empresas de cierta dimensión. Es verdad que en este mundo digital, el volumen no lo es todo, y que el talento se puede desarrollar en un nicho tecnológico y una start up. Pero esa realidad no invalida la norma de que el tamaño de la empresa es un factor crucial para su desarrollo y expansión. Los datos lo recuerdan. La productividad en una microempresa industrial es de 24.400 euros por trabajador y en las más grandes sube a 84.000 (Datos INE). Las empresas más pequeñas exportan el 6,6% de sus ventas y las más grandes una media del 38%.
Las tendencias de futuro apuntan, claramente, por el camino de sumar y colaborar entre empresas para sortear este problema del tamaño. La política de generación de diversos clúster del Gobierno foral va en esta dirección. Son agrupaciones de empresas e instituciones de un sector para trabajar juntos en mejoras competitivas. Ahí están el clúster de la automoción, el de las renovables, el agroalimentario, el audiovisual, el de artes gráficas, etc.. También la propia CEN lo tiene claro con un programa específico para ayudar al crecimiento del tamaño de las empresas navarras.
Habría que hace un esfuerzo colectivo para analizar qué es lo que impide crecer de verdad a las empresas, incluidos trámites administrativos o normativas fiscales, para remover los obstáculos. Crecer, en este caso, sí es relevante.
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