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OPINIÓN

La lupa local del empleo en Navarra

Diario de Navarra ha colocado a lo largo de la última semana una lupa por toda la Comunidad foral para analizar con detalle qué sectores ofrecen empleo en cada municipio. Un ejercicio de cercanía periodística que sirve para extraer muchas conclusiones interesantes. Por ejemplo, sirve para visualizar qué actividades ayudan a fijar la población en las áreas más rurales o más lejanas a la zona central de Navarra, una Pamplona y su Comarca que, como un remolino gigante, atrae sin parar empleo y población frente al resto de la Comunidad foral. El comercio, la hostelería y la construcción, por ejemplo, están tremendamente descentralizadas y generan actividad en todos y cada uno de los grandes municipios navarros.
Pero además, uno encuentra cosas menos evidentes. Como que el sector industrial papelero, pequeño en número pero potente en estructura, tiene una virtud, la de repartirse por las cuatro esquinas de Navarra. Literal. Da trabajo directo a poco más de 2.200 personas, pero se concentra en sólo ocho localidades a través de otras tantas grandes empresas: Leitza (grupo Torras, Sarriópapel), Allo (la sueca Essity, papel tisú), Buñuel (el italiano Sofidel, papel tisú), Cordovilla y Sangüesa (del grupo irlandés Smurfit, pasta y cartonaje), Viana (Papelera del Ebro), Villava (papelera Abelan San Andrés) y Huarte (El Carmen, embalaje flexible). En cada localidad, el empleo que origina oscila entre los 400 y 150. Si esta diversificación geográfica se hubiera diseñado en un despacho de la Diputación no hubiera salido mejor.
Mucha mayor concentración presenta en cambio la potente industria de la automoción. Muy centrada en Pamplona y Comarca, con picos también en Tudela-Corella y Alsasua, catorce localidades acumulan la inmensa mayoría de las fábricas. Su eje es el que recorre la vía férrea en Navarra, entrando por Tudela y saliendo por Alsasua con parada y fonda en Pamplona. Por su parte, la industria agroalimentaria representa lo contrario. Está mucho más repartida y diseminada, con lo cual esparce más la generación de riqueza. Aunque no hay que olvidar que el cogollo de la industria agoalimentaria navarra, su eje vertebrador en cuanto a volumen de empleo, se asienta en la estrecha franja que va de Villafranca a Milagro y de Arguedas a Tudela. Las renovables, por último, tienen su capital en Sarriguren (Ciudad de la Innovación) con brazos fabriles que llevan a la Navarra Media (a Barasoian y a Sesma) y al pre-Pirineo de Aoiz o Lumbier.
Este recorrido ofrece una lectura preocupante al hablar del comercio. Es, sin duda, uno de los sectores económicos más capilares. Genera empleo en todos los municipios porque satisface, desde la cercanía, las necesidades más básicas de los ciudadanos. Y si se miran los datos globales de Navarra sigue creciendo, bien es cierto que con mucho menos vigor que otros. Pero con el análisis a nivel municipal la conclusión es muy diferente. Revela la existencia de una Navarra bipolar. Por un lado, el empleo, y su crecimiento, se concentra en Pamplona y su comarca. Y, por otro, se produce una fuerte destrucción del empleo comercial en todas las grandes ciudades cabeceras de comarca. De Tudela a Aoiz, pasando por Tafalla y Estella. Un fenómeno que avisa de una tendencia y que exige la reflexión de los poderes públicos para buscarle freno.
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