CaixaBank, fusiones y el dividendo social en Navarra

La pandemia y la crisis económica nos devuelven al tiempo de las fusiones bancarias, que son tan sólo un medio de ganar tamaño y proteger a las empresas financieras de un entorno hostil. Caen los ingresos, baja la rentabilidad y se espera un crecimiento de la morosidad. Ese es el panorama. Las fusiones buscan reducir gastos (sobre todo recortando los de personal) y blindarse ante los malos tiempos. La de CaixaBank y Bankia (hoy con 50.000 empleados) es la primera anunciada ya y generará el mayor banco en España. La posición de CaixaBank Esta fusión que tiene aristas económicas (el reparto pendiente de poderes entre Barcelona y Madrid); políticas (la división dentro del Gobierno sobre su idoneidad al ser Bankia propiedad del Estado) y también geográficas (con zonas donde las redes se solapan, que serán las que más recortes sufran, y otras donde se complementan). Pero el hecho es que las fusiones siempre benefician al socio más fuerte, y en este caso, claramente, es CaixaBank, cuyo mayor propietario es la Fundación La Caixa que preside Isidro Fainé y que posee un 40% del banco a través de Criteria. Una posición de partida buena para Navarra. Aquí Bankia es puramente residual y CaixaBank es la principal entidad financiera tras haber absorbido en 2012 a Banca Cívica, que es donde se había integrado antes Caja Navarra. ¿Qué queda hoy de aquella historia tan convulsa? Una Fundación, la de Caja Navarra, que sigue existiendo, que nada tiene que ver con Caixa y que es la dueña de casi un 0,9% del banco catalán; miles de accionistas navarros en el banco; 700 trabajadores y una posición dominante de CaixaBank en el mercado financiero local. Fundación Caja Navarra Vamos por partes. En la anterior crisis económica, en 2012, CaixaBank fue el punto de llegada (vía absorción) de un proyecto que se hizo fallido, Banca Cívica, donde se había integrado Caja Navarra. Destacar, eso sí, que no costó ni un euro de dinero público (CaixaBank devolvió los 977 millones que el FROB prestó a Banca Cívica). Tras el tortuoso final de la CAN como entidad financiera independiente su herencia se dividió en dos realidades independientes. La red financiera se integró al final en CaixaBank y hoy forma su columna vertebral en Navarra, aunque mucho menor que antaño por sucesivas reducciones de personal. Y, por otro lado, el patrimonio que quedó (muy menguado en aquella crisis) se integró en la Fundación Caja Navarra, que sigue teniendo como objetivo contribuir al desarrollo social de Navarra . Hoy tiene un patronato que preside Javier Miranda Erro (ex-presidente del CERMIN) y lo componen personas del mundo económico, sanitario, cultural y del tercer sector con el Gobierno foral y el ayuntamiento de Pamplona como miembros fundadores. Su patrimonio ronda entre los 150 y 200 millones. Incluye desde el centro Isterria hasta el edificio de Civican. Pero es cierto que el valor del patrimonio de la Fundación CAN ha ido cayendo estos años en igual medida que el valor de las acciones de la banca puesto que está compuesto en su mayor parte por las 53,6 millones de acciones de CaixaBank que recibió en la operación de absorción de 2012. El dividendo del banco De hecho, las actividades educativas, culturales, sociales de la Fundación CAN (con un presupuesto de 11,3 millones ) siguen siendo posibles gracias a los dividendos que recibe de estas acciones de CaixaBank. El problema es que es un dinero que también va disminuyendo. Los dividendos sumaron 8 millones en 2018 y para este año estaban previstos 5,4 millones antes de la covid. Ahí está el debate sobre si la Fundación seguirá a o no como accionista de CaixaBank cuando venzan los compromisos mutuos u optará por diversificar su patrimonio para no depender tanto de los vaivenes del mundo financiero. Con la espada de Damocles de que el BCE ‘recomienda’ no repartir dividendos a la banca. Es cierto que no son sus únicos ingresos, ya que también tiene otro patrimonio financiero e incluso contaba con pequeñas participaciones en empresas. Por ejemplo, la Fundación ingresó el año pasado 703.000 euros por la venta a un fondo internacional (Keensight) del 1,13% que tenía en la empresa navarra de biotecnología 3P, que es otra de las herencias que recibió de Banca Cívica-Caja Navarra. Además, y desde hace años, Fundación CAN y Fundación La Caixa mantienen un sólido trabajo en Navarra, por separado y también de forma conjunta. La suma de ambas destinan no menos de 25 millones al año a acción social en la Comunidad foral. Y gran parte sale de los dividendos de CaixaBank a una u otra fundación. Navarra se juega mucho en la buena marcha de la entidad financiera. Y además en muchas más parcelas de las que parece a primera vista.

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