"Recuerdo reacciones mucho más contenidas cuando moría un hombre a balazos"
Mataron de mala manera a un galgo, leí hace días, y a la vuelta del puente todavía coleaba la noticia y el escándalo del galgo ahorcado, pero también la sensación de que los actos de denuncia y protesta que le siguieron se habían ido de las manos, que eran algo excesivo. El autor del galguicidio fue insultado, grupos de personas se juntaron frente a su negocio para llamarle asesino y su camioneta fue atacada. Recuerdo reacciones mucho más contenidas, con apenas un grupito cariacontecido, cuando moría un hombre a balazos, o una bomba explotaba bajo su coche. Un hombre menos que un galgo, se puede decir. Quizás esto indique algo. Ahora se ven muchos galgos en Pamplona, son perros de moda, elegantes, ciertamente muy literarios. Sabemos desde las primeras líneas que aquel hidalgo tenía rocín flaco y un galgo corredor y eso pesa. Ir de caza para ver correr los galgos en el campo ha sido un entretenimiento popular en España. Luego, muchas veces los perros se abandonaban y se veían flacos y tristes, merodeando por los pueblos. También había esos canódromos donde se desgañitaban tras la liebre mecánica, sin alcanzarla nunca, mientras le gente apostaba. No sé si eso seguirá siendo admisible, o el animalismo habrá tomado cartas en el asunto, aunque esas carreras me parece algo menos terrible que tener un galgo en un piso. El maltrato animal es una cosa fea y triste, humillante para el que lo comete, pero lo cierto es que se ha traspasado la frontera y para algunos es lo mismo que maltratar a un ser humano. No hay diferencia, pues no somos sino una especie más, sin ningún privilegio, se nos dice. Esto es ya más que una posición filosófica, teórica, pues ya está en la calle, y hace que la gente se arremoline para pedir venganza por la muerte del galgo. Este especismo -junto a ciertas teoría de género que rechazan la diferencia sexual-, son la muestra de que una cierta locura se ha hecho con el poder. Que hay un odio al mundo tal como es. El hombre, viene a decir el especismo, no es nada especial. Lo malo es que, si no es tan especial, tampoco habrá grandes reparos en hacer con él cualquier cosa, o sacrificarlo por algún pretendido ideal.
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