Apaleados, ninguneados e invisibles
De un tiempo a esta parte estamos leyendo en prensa noticias denunciando la precaria situación del personal de Osasunbidea en general y de la atención primaria en particular, pero en ellas solo se habla del personal sanitario y nunca del personal administrativo de los centros de salud, como si por alguna razón fuéramos ajenos a esta situación, así que pretendemos describir la situación que vivimos para invitar a la empatía a la población y a la acción y toma de decisiones a quien corresponda.
Apaleados porque el personal administrativo somos la cara visible contra la que la población manifiesta su malestar y frustración por la situación actual, siempre ha pasado pero la pandemia no ha hecho sino acentuarlo.
Al trabajo habitual de antes, que no era poco, se suma ahora que debemos aprender y aplicar protocolos cambiantes, resolvemos las dudas que se generan, sabemos de vacunación, rastreo, restricciones, requisitos para viajar, aplicaciones de carpetas de salud...
Aunque hay unidades específicamente creadas para ciertos fines (vacunas, rastreo...) son difícilmente alcanzables para la población y por ello se acude al centro de salud, con la inmensa sobrecarga de trabajo que esto supone, más aún desde el evidente colapso de rastreo con esta última ola. Los centros de salud somos comodines de todo y para todos.
Todas estas nuevas tareas que asimilamos sin oposición, resta un tiempo increíble a la atención que se debería dar per se en un centro de salud y provoca una reducción de la calidad global que se da en cada centro de salud. Es por ello que se han acentuado en admisión las ya cotidianas faltas de respeto y cuestionamiento de nuestro papel y profesionalidad por pacientes que tratan de contactar y no lo consiguen, descargando su frustración contra nuestro colectivo.
Frustraciones originadas por la difícil accesibilidad al centro de salud al haber una demanda enorme y no haberse reforzado las plantillas, ni administrativas ni sanitarias, frustraciones por la imposibilidad de contactar con rastreo, frustraciones originadas por la gestión de la vacunación, frustraciones originadas por la gestión del pasaporte Covid...
En medio de esta frustración y descontento general, la empatía que quedaba ha sido agotada y quienes damos y ponemos la cara somos el personal administrativo, sin menoscabo del personal sanitario que está haciendo un grandísimo papel.
Frente a esta situación es habitual tener discusiones y enfrentamientos con pacientes e incluso ver como se publican cartas en la prensa menoscabando nuestra profesionalidad y compromiso, cuando el foco no debería estar en admisión.
Se ha normalizado y asumido que "va con el puesto" la agresión verbal y el reproche constante contra quienes damos la cara y ninguna culpa tenemos.
Ni que decir tiene que no debemos aguantar estas situaciones y quienes miran hacia otro lado, deberían actuar con urgencia.
Ninguneados porque da la sensación de que somos un mal necesario, personal que tenemos que estar "a pesar de todo". Parece que nuestro trabajo no aporta valor, y la realidad es que somos imprescindibles para gestionar un centro de salud y que la pandemia la estamos sacando entre todos los que trabajamos ahí, no solo enfermería y medicina, que insistimos hacen un grandísimo papel.
La realidad es que el puesto de admisión en centros de salud tiene muchísimo margen de mejora, dado que el estrés y enfrentamiento es el pan de cada día, no tenemos flexibilidad horaria, carecemos de teletrabajo alguno, a veces se alarga algo la jornada por las eventualidades que surgen, el autocuidado en tiempo de pandemia fuera del trabajo queda en nada en cuanto vamos a trabajar... Además nuestros puestos de trabajo exigen que hagamos multitud de tareas más allá de la atención al paciente, tareas que además pasan desapercibidas.
Para acabar decir que somos “invisibles”; no salimos en la prensa, no hay estadísticas que recojan nuestra situación ni nuestro sentir, no tenemos la fortuna como tienen otros profesionales de estar colegiados ni de tener asociaciones que nos den un claro respaldo.
Para finalizar, creemos que es urgente que se actúe para hacer nuestro trabajo digno, seguro y con unas condiciones acordes a la realidad del volumen y tipo de trabajo que desempeñamos, para conseguir generar fidelidad del empleado en dichos puestos y reducir la tremenda rotación , así como llamar a la sensibilidad a la ciudadanía navarra y animarles a empatizar con quienes acudimos día a día al trabajo con la ilusión de ayudar a quien lo necesita aunque ello nos está costando sudor y alguna lágrima.
Juan Rubén Ferrer Espada, en representación del personal administrativo de los centros de salud de San Juan-Huarte-Noáin-Milagrosa-Iturrama-II Ensanche-Mendillorri-Burlada-Sarriguren-Zizur Mayor-Ermitagaña-San Jorge-Txantrea-Buztintxuri-Azpilagaña-Berriozar-Aranguren-Villava.
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