"No hacer nada es a veces el peor de los crímenes"
Miguel Ángel Rodríguez Arias es un abogado que trabaja desde la isla de la Palma, experto en derecho penal internacional, que ya realizó un meritorio trabajo en la investigación judicial de los niños robados del franquismo, y que ahora, como abogado de Dignidad y Justicia, ha dado un vuelco en la investigación y castigo de los crímenes de ETA, apuntando hacia arriba, es decir, intentando que se castigue a los auténticos responsables que, sin mancharse directamente las manos, desde la dirección, ordenaron los asesinatos. La Audiencia Nacional ya ha reabierto siete causas contra la cúpula de la banda, entre ellas los asesinatos de Miguel Ángel Blanco o Gregorio Ordóñez, y también la de los dos policías nacionales asesinados en Sangüesa en 2003. Que los que aprietan el gatillo son un mero instrumento de quienes mueven los hilos desde atrás, es algo que ya sabemos y que nos repugna, pero con la ley en la mano es difícil hacer algo contra ellos. No son en realidad autores directos y hasta ahora no se había encontrado una vía jurídica para acusarlos. Sin embargo, Rodríguez ha sido lo suficientemente atento y creativo para encontrar dos artículos no muy habituales en el Código Penal español para hacerlo posible: el que se refiere a la autoría mediata mediante dominio de la organización -el que causa un resultado sirviéndose de otra persona- y lo que se llama la comisión por omisión, es decir, el poder castigar a alguien por no haber hecho nada cuando debía hacerlo, pues es claro que quien estaba al mando de la banda podía haber evitado esas muertes con tan sólo decir una palabra. No hacer nada es a veces el peor de los crímenes. También el trabajo de este abogado se ha dirigido a evitar que queden impunes los crímenes de ETA a punto de prescribir, al entender que se trata de delitos de lesa humanidad, algo que el Parlamento europeo acaba de apoyar con el voto, después de unas primeras vacilaciones, del PSOE, lo que es una buena noticia.
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