Pocas cosas me ponen de tan mal humor como perder el tiempo en el cine
Pues me fui al cine a ver una película premiada, aplaudida por la crítica y por algún amigo virtual. A estas alturas, ya debería saber que a la promoción de una película o de una novela con expectativas de ventas, no se le llama crítica, sino publicidad, a secas. Dudaba, es cierto, porque pocas cosas me ponen de tan mal humor como perder el tiempo en el cine. Mi penúltima resistencia la venció el enjundioso artículo de un escritor cuya opinión casi siempre respeto. La película se titula Tár, protagonizada por una omnisciente y bellamente hombruna Cate Blanchett, cuyo talento interpretativo es descomunal. Lo cierto es que aquí debería terminar mi comentario, porque la película es la actuación prodigiosa de la actriz, y el resto va en gustos, es opinable y, por lo tanto, escasamente orientativo para el lector, aunque seas un melómano y te guste la Quinta sinfonía de Gustav Mahler. La actriz australiana interpreta a una directora de orquesta de fama mundial. Al margen de los demonios de la creación que la asedian -un director de orquesta es un artista, como lo es un buen traductor-, Lydia Tár es lesbiana y tiene una hija adoptiva con su pareja. Inteligente, culta, incisiva, la directora abusa de su poder entre las intérpretes de su orquesta, reparte regalías a sus amantes y es cancelada después de que su secretaria despechada desvele su vida sentimental. Al inicio de la película da una lección a un estudiante negro que se niega a interpretar una obra de Bach por considerarlo un compositor machista. La lección que recibe es demoledora. Hasta aquí todo estaría muy bien, si no fuera porque la novela de Philip Roth La mancha humana, que conoció una estimable adaptación al cine, comienza exactamente igual. Auge y caída de una celebridad. ¿Otra maldita película sobre la cancelación? Pues sí. Lamento no ver más allá en una obra muy interesante de Todd Field, en donde la interpretación de Blanchett va para Oscar en detrimento de un metraje a la moda, es decir, interminable.
