EDUCACIÓN. Diario de Navarra está realizando una cobertura especial
de lo que ha acontecido en la Comunidad foral durante los últimos cuatro años. Se van
a suceder semanas temáticas en las que se hará balance de los asuntos clave de la legislatura por medio de artículos, opiniones de expertos, infografías, foros de debate en vivo y participación ciudadana
En este final de legislatura, afectada profundamente por una pandemia que trastocó el calendario de aplicación de algunas de las medidas educativas emprendidas por el
Gobierno de Navarra, toca hacer un balance en el que desde mi perspectiva como Presidente del
Consejo Escolar de Navarra (CEN) destacan sobremanera las actuaciones llevadas a cabo para la consecución de un escenario de excelencia educativa sin dejar a ningún alumno/a atrás.
Sobra decir que la gestión de la pandemia de Covid 19 fue modélica en Navarra y que algunas de sus medidas, creadas para la red educativa de la Comunidad Foral de Navarra, fueron replicadas en muchas otras comunidades autónomas de España por su eficacia, al margen de haber servido para transformar el sistema educativo adaptándolo ante posibles retos de futuro en terrenos imprescindibles como, por ejemplo, el de la digitalización. Navarra fue, en ese sentido la única comunidad autónoma que logró mantener la presencialidad en las aulas en todos los niveles y etapas durante toda la pandemia.
Quisiera destacar los pilares positivos que han sustentado esta etapa, a través de la óptica de los datos que dispongo en el Consejo Escolar. Ha habido más recursos para la educación y se ha mejorado notablemente la gestión. Los esfuerzos del Departamento de Educación se han centrado en una atención prioritaria al alumnado más vulnerable, el impulso de la Formación Profesional y la creación, modernización y adecuación de las infraestructuras de nuestros centros educativos públicos.
Consideración específica merece la bajada de ratios para los centros con un índice negativo por acumulación de alumnado con necesidades educativas, que disfrutarán de una ratio por debajo de la ordinaria (22 en el curso académico 22/23 y 20 para el próximo curso académico 23/24), una nueva admisión que facilita una distribución más equilibrada del alumnado con necesidades específica de apoyo educativo entre todos los centros sostenidos con fondos públicos y la reducción del fracaso escolar y la tasa de abandono hasta el 5,7%, siendo Navarra la segunda comunidad de España con menos abandono escolar, que ya nos sitúa por debajo de la media europea de forma significativa.
Por primera vez en la historia de Navarra, el presupuesto destinado a Educación se acerca al 5% del PIB, siendo ya de un 4,26% frente al 3,42% del 2018. El Departamento de Educación ha respaldado con un notable incremento presupuestario (un 34,70%) sus planes educativos, y nos convierte de hecho en la comunidad autónoma donde más ha aumentado el presupuesto de Educación, por encima del 18,9% de la media española.
Esta legislatura ha sido trascendental para la modernización de los centros educativos. Ya he mencionado al inicio de este artículo el ingente esfuerzo de digitalización de las aulas, la dotación de recursos informáticos para alumnos de entornos desfavorecidos y la mejora de la formación del profesorado. Conocido es que todo el alumnado de la red pública de la comunidad foral comprendido entre los cursos 4º de Primaria y 2º de Bachillerato, así como el alumnado más desfavorecido de la enseñanza concertada, han podido trabajar con un equipo digital personal distribuido por Educación y se están elaborando en el presente curso los Planes de Digitalización de los centros educativos.
La equidad en el sistema educativo ha quedado muy reforzada con la transformación del Centro de Recursos para la Equidad Educativa de Navarra (CREENA) como centro de referencia en el ámbito de la inclusión educativa. En este capítulo hay que recordar que Navarra es la comunidad autónoma con mayor porcentaje de alumnado detectado y valorado con necesidades específicas de apoyo educativo, un 21,9%, triplicando la detección de alumnado con altas capacidades, que ya alcanza el 1,05% sobre la población escolar total. Como novedad muy destacable en la promoción normativa de inclusión destacaría la implantación por primera vez en la ESO de estructuras para alumnado con necesidades educativas especiales, que favorecen el régimen de inclusión.
Una parte sustancial del funcionamiento de la educación lo constituyen los llamados servicios complementarios (el transporte escolar y los servicios de comedor), que han gozado de una destacada potenciación, con el novedoso sistema de transporte escolar navarro. Se ha extendido el derecho del alumnado al transporte escolar y Navarra es la única comunidad española que incluye como alumnado beneficiario de pleno derecho a todo el de Bachillerato de cualquier modelo lingüístico, incluido el modelo de enseñanza en lengua vasca o modelo D, y el de los ciclos de FP de Grado Medio.
Quisiera mencionar un aspecto nuclear de la educación porque era y aún es importante el
problema de la temporalidad de sus docentes, un 70% del total, sobre todo en el
Programa de Aprendizaje de lenguas Extranjeras (PAI). Este programa supera en 20 puntos la media de temporalidad de la Administración foral a pesar de su extensa presencia, ya que se imparte en el 70 % de los centros en castellano, así como en el 20 % de los centros en euskera de la C.F. de Navarra. En este aspecto me parece muy destacable y necesaria la solución adoptada por el Departamento para reducir esa temporalidad mediante una ley foral impulsada y aprobada en base a las competencias de la Comunidad Foral de Navarra en materia de función pública. Para refuerzo de esta trayectoria,
está en el seno del Consejo de Navarra el nuevo Decreto Foral del PAI.
A la hora de establecer un balance final en materia educativa de esta legislatura hay que hacer especial mención a un instrumento educativo fundamental como lo está siendo la
Formación Profesional (FP). Se comprueba ahora el enorme acierto de haber creado una Dirección General específica de FP en el departamento de Educación. Desde la misma se han ampliado sus recursos humanos y logísticos de la red de centros públicos de FP, se han diversificado sus vías de acceso, y se ha actualizado su currículum, adaptándolo progresivamente a las competencias que va demandando el tejido productivo. Gracias a ello, la FP ha dejado en Navarra de ser una vía formativa de escasa implantación y mala percepción social, para convertirse en una opción moderna y competitiva de incorporación al mundo laboral.
De los 12.217 alumnos y alumnas con que se comenzó en el curso 2019-2020, se ha pasado a una cifra aproximada de 15.200 estudiantes de FP para el curso 2023-2024, lo que representa un crecimiento tremendamente significativo y relevante del 25 %. Recientemente, tres centros navarros de FP han sido incluidos en la red estatal de Centros de Excelencia de Formación Profesional, lo que pone de manifiesto, el lugar que la FP navarra ocupa en España.
Se ha fortalecido la red de escuelas rurales como un criterio prioritario de lucha contra la despoblación y un enorme crecimiento de la oferta formativa. Con más subvenciones, medios humanos y nuevos comedores sostenibles y saludables.
En un momento en el que desciende el alumnado por la drástica reducción de la natalidad en nuestra sociedad hay que apuntar a un indicador de calidad del sistema, el de personal docente. Los datos nos demuestran que la dotación de las plantillas en la escuela pública en 2022 fue de 9.747 profesoras y profesores. Eso significa que la legislatura se cierra con 1.389 docentes más que en su inicio, y es, asimismo, la cifra más alta en la historia de la educación navarra. Navarra es la comunidad autónoma con mejor ratio profesorado/alumnado con un profesor/a cada nueve alumnos/as, y eso le sitúa en una posición muy aventajada que debería ser la base sobre la que establecer nuevas formas de docencia que respondan al debate que el propio Departamento abrió en sede parlamentaria sobre las ratios y los refuerzos educativos.
La plena consideración educativa de toda la etapa de la Educación Infantil, de 0 a 6 años, plasmada esta legislatura con la aprobación de la nueva ley orgánica LOMLOE y la renovación curricular que ello ha supuesto, ha propiciado destacados avances en este ciclo. La llegada de la gratuidad en el primer ciclo de Educación Infantil es uno de ellos, gratuidad para las rentas por debajo de los 27.900 euros en el ciclo 0-3 y para todas las familias monoparentales, además de la aplicación de nuevas reducciones lineales a las rentas superiores, todo ello en un paquete de Educación que ha pisado así el acelerador de dos de los objetivos que se marcó al inicio de legislatura: la gratuidad y la universalización del ciclo, en este último caso con numerosas actuaciones abiertas para el aumento de plazas de 0 a 3 años.
Por otro lado, mi preocupación se focaliza en las áreas de resultados y en la autonomía y liderazgo de los centros públicos. La última evaluación Pisa 2018, aunque no es responsabilidad de esta legislatura, puso de manifiesto un descenso generalizado de los resultados obtenidos por el alumnado, acrecentado en lectura y ciencias, que debe ser tenido en cuenta para su corrección y mejora de resultados. En cuanto al liderazgo de los centros, es preocupante tanto la falta de candidaturas para la dirección de los mismos como la poca exigencia con las que existen. Deben tener mayor autonomía, con rendición de cuentas, y que esa valoración influya en todos los ámbitos.
¿Y que grandes retos quedan? Evidentemente potenciar los puntos fuertes ya manifestados anteriormente, pero siempre se puede y se debe mejorar. Consolidar y potenciar el liderazgo y la autonomía de los centros educativos públicos, con rendición de cuentas es clave en el progreso educativo. La mejora de la jornada escolar con el alumnado como eje, con horarios que tengan en cuenta su biorritmo, y con un equipo interdisciplinar, que incluya el aspecto sanitario, que garantice las actividades extraescolares en los centros educativos para los menores de todas las edades y que incluya el comedor como espacio educativo. Dar una mayor importancia de la educación emocional: la finalidad principal de la educación es que cada persona pueda alcanzar un grado óptimo de bienestar social y emocional. Se debe trabajar en un nuevo rol del profesor y su formación: desde la transmisión de contenidos a la orientación y apoyo del alumno, generando las condiciones para que sea este el que, de manera activa y experimental, construya su propio conocimiento. Es necesario entender la educación en su sentido amplio, más allá de su simple consideración como escolarización, y para ello es capital la cooperación entre familia, escuela y comunidad: la educación no es exclusiva de las instituciones educativas y es posible aprender en cualquier lugar de la sociedad.
En conclusión, para cumplir con la educación siglo XXI, debemos contar con planes de estudio de vanguardia e innovadores, el docente debe hacer pensar, tiene que conmover y emocionar, tiene que remover o provocar al estudiante. El docente debe despertar el deseo de observar a sus alumnos, que aprendan, que se apropien del conocimiento, que sean innovadores y que sean personas de impacto positivo en la comunidad. Todo ello acompañado y facilitado por el motor de la tecnología.