"Larga campaña electoral"
"El Partido Popular sale con el viento a favor en la carrera hacia La Moncloa, pero cometería un grave error si subestimara al Partido Socialista de Sánchez"
El insólito encadenamiento de dos procesos electorales apurando al límite el plazo más breve entre ellos que permite la ley va a someter a los partidos y al conjunto de la sociedad española a una prueba de estrés de imprevisibles resultados. Sobre todo, al celebrarse el segundo de ellos en plenas vacaciones de verano. El PP parte con la ola a favor de su victoria el 28-M, que refuerza a Feijóo y apunta a un claro viraje del país hacia la derecha. Pero los cerca de 800.000 votos en los que aventajó al PSOE no son una ventaja insalvable. Nada está decidido para las legislativas del 23 de julio. La experiencia demuestra la habilidad de Pedro Sánchez en el uso de los manuales de resistencia y el serio peligro que supone subestimarle. Incluso aunque ofrezca, como ahora, claros síntomas de desgaste y tenga el viento en contra tras una legislatura en la que las peleas en el Gobierno de coalición y sus pactos con los independentistas y el blanqueamiento gratuito de la izquierda abertzale le están pasando factura. Del grado de activación de una izquierda mucho más desmovilizada que la derecha dependerá en último término el veredicto de las urnas. El PP tiene razones para el optimismo, pero haría bien en no dar por descontado un triunfo que le garantice la Moncloa y en manejar con inteligencia su dependencia de Vox, aunque en comicios recientes haya dejado de dar frutos el voto del miedo al que ha vuelto a apelar a la desesperada el presidente Sánchez, quien, ante un eventual fiasco de Sumar y Podemos como el que acaba de sufrir ese espacio, parece decidido a intentar crecer a su costa. Las siete semanas que restan para las generales determinarán el color del nuevo Ejecutivo. Los partidos en liza deben actuar con responsabilidad y comportarse en consecuencia, huyendo de mensajes apocalípticos, como los lanzados por Pedro Sánchez esta semana, que en nada favorecen el normal funcionamiento de las instituciones democráticas. El 23-J hay mucho en juego, pero no todo vale para mantenerse en el poder o alcanzarlo.