Tamara: “Si no cantara, no me sentiría yo misma”

Acaba de cumplir 33 años y lleva 18 en la música. Y doce discos, más de 2,5 millones de copias vendidas, cuatro nominaciones a los Grammy Latinos, 21 discos de platino, 4 de oro y doble disco de diamante, varios premios... un marido y cuatro hijos. Ciertamente, hay que nombrar la existencia de estos últimos porque la vida de esta sevillana que reside en Barcelona trata de buscar el equilibrio continuo entre su carrera y su familia. Sin cantar no se sentiría completa. “Pero mi familia la he creado yo, y, en caso extremo, me decantaría por ella”. No han pasado ni cinco meses de su última actuación en Pamplona y ya está de vuelta. Sí, sí. Y es mi tercera vez en Sanfermines. El público que me encuentro es muy bueno, entregadísimo. Siempre me ha ido bien. Le decía lo de los cinco meses... Cuando estuve con Rafael Basurto [de Los Panchos]. Eso, en Baluarte, en la gira conjunta. Han estado casi un año, ¿les ha costado la despedida? De momento, despedida no hay. Dejamos de vernos en verano. Sí, quería decir separación momentánea. A la vuelta del verano, yo creo que la gira continuará hasta diciembre. Y ahí sí que será despedida. Pero de momento no lo pienso: esto es despedida cortita, de vacaciones de verano y nos volvemos a ver [ríe]. ¡Ahora mismo ya tengo ganas de volver a vernos! En la presentación de la gira con Basurto decían de usted que era “la nueva musa de Los Panchos”. ¿Cómo se siente con ese título? Feliz feliz, muy feliz. Rafael me dio la oportunidad con 15 años, cuando lo conocí, de poder cantar con él Si tú me dices ven. Por casualidad hemos estado en varios escenarios juntos y cuando nos planteamos hacer esta gira me pareció extraordinario. Me apadrina, y es algo que me enorgullece porque estoy con grandes del bolero. Da gusto que te digan eso. No sé si le da gusto o responsabilidad que Basurto diga de usted que es “el futuro de los boleros”. ¡Eso da responsabilidad! [ríe] Se me conoce mucho por el bolero, pero soy cantante melódica romántica porque también canto baladas, rancheras... ¿Va de boleros el concierto en Pamplona? No, es totalmente distinto. Los conciertos de verano son mucho más pop, son éxitos de mi carrera. Igual sí alguna balada, pero no boleros. Aunque no falta Si nos dejan, que es el único que no puedo dejar de cantar. ¿Lo canta hace 15, 16 años...? Voy a hacer 18. No puede dejar de cantarla porque no dejarán de pedírsela... ¡Igual que Rafael lleva 42 años cantando Si tú me dices ven! [ríe] Y no me canso. Hablábamos del concierto en Pamplona, más pop. Sí, más mi último álbum, Lo que calla el alma, que publiqué en octubre de 2015, con canciones inéditas. A lo largo de mi carrera es verdad que he hecho muchas versiones, porque me gusta mucho hacerlas, pero también muchos discos inéditos. Hacemos un poco de balanza. En este último disco preguntó a sus fans qué nombre querían darle. ¿Qué importancia tienen los ‘tamaristas’ en su carrera? Lo hago a veces. Lo hice también con otro álbum, Perfecto... Les pido que me ayuden a poner el título: ofrezco varios y el que obtiene más votos, se queda. ¿Y por qué darles esa opción? Porque creo que sin ellos yo no cantaría, no sería Tamara cantante. Creo que los fans son el motor de mi carrera, y hay que darles ese sitio. Le he leído que le gusta ser artista, pero que también le gusta vivir, respecto a estar con su familia. Escuchándole ahora hablar de los fans, ¿dejaría la música por la familia? Sí. ¡Qué rotundo! Sí, sin dudarlo. No tal vez para siempre, pero por la familia, depende de en qué circunstancias, sí. Mi familia la he creado yo. Creo que hay prioridades. Es verdad que no me sentiría completa ni me sentiría yo misma si no cantara, pero también es verdad que sin mi familia tampoco cantaría feliz. Va unido. Pero en una balanza, si lo pones en ese extremo, se inclinaría del lado de la familia. Por si ese sí rotundo ha estado a punto de causar algún paro cardiaco, ¿tiene en sus planes a corto-medio plazo dejar la música? [ríe] ¡No! De momento no hay caso extremo para eso. Se compagina como se puede, a veces es un poco complicado. Lo has visto tú: a la vez que hablo contigo estoy haciendo cosas de casa. Pero se lleva: estoy con la familia, estoy por la familia, y luego me voy a un compromiso a León, a Pamplona, a Las Palmas de Gran Canaria, a Alicante... Pero lo compaginamos bien... Sí, sigo. ¿Perdón? No, se lo decía a mi niña, que me preguntaba si estaba hablando contigo... Compaginando... [ríe]. Me hablaba de los conciertos de verano, y su agenda está muy llena también a nivel personal... De cumpleaños, empezando por el mío, que ha sido el 27 de junio. Y luego tenemos muchos en julio y agosto: de mis hermanos, casi todos los de mis niños, el de mi marido, el de mi padre... Pero se puede compaginar y celebrar todo. Si no es un día, es otro. Si hay que atrasar el cumpleaños, se hace, pero se celebra igual, a la vuelta de dar conciertos. Estamos muy acostumbrados a hacerlo. Hay que compaginar bien la familia con el trabajo, y muchas mujeres lo hacemos. Por cierto, con aquello de los títulos que le han ido poniendo, ¿cómo le sentaba escuchar aquello de ‘Tamara la buena’? Eso tiene muchos años, del principio de mi carrera. Creo que dejó de decirse. Pero, ¿sabes? Mejor ser buena que mala, ¿no? [ríe]. No es algo que me haya afectado. De hecho llevo 18 años de carrera, creo que ahí se nota que no me ha afectado mucho [ríe].

Tamara: “Si no cantara, no me sentiría yo misma”

Identificada como cantante de boleros, sin embargo llega este martes con pop a la Plaza de la Cruz (20.30 horas)

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