Turismo
6 pueblos con encanto en Navarra
Un plan que se puede realizar en familia puede ser descubrir los pueblos más bonitos de Navarra. Todos ellos se encuentran en parajes de una belleza increíble, distribuidos de norte a sur de la Comunidad foral. Además de la naturaleza que les rodea, también vale la pena porque poseen patrimonio artístico y numerosos lugares de interés

- Alba Cidoncha
Olite: esta localidad se encuentra en el centro de Navarra y su indiscutible protagonista es su palacio. Un ejemplo del gótico civil navarro y europeo. Recorriendo las calles de Olite y los pasillos de su palacio, se puede volver a la época en la Edad Media donde fue sede real y también alojamiento para los príncipes y princesas. Además también es una buena ocasión para ver la iglesia de Santa María y las galerías medievales que posee Olite. Conserva, además, su recinto amurallado.

Ochagavía: este lugar se encuentra a las puertas de la Selva de Irati. En Ochagavía hay numerosos lugares que visitar. Uno de ellos es la ermita de Nuestra Señora de Muskilda, en la cumbre del monte con el mismo nombre a poco más de mil metros de altura. Esta construcción románica data del siglo XII y otea todo el valle de Salazar. Se atribuye al mandato del rey Sancho el Fuerte (1194 - 1234), y el conjunto tiene además una casa para el ermitaño y otra para el capellán, todo rodeado por una pequeña muralla de piedra. Se pueden visitar también los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría, a los que se suman casas blasonadas que datan de los siglos XVIII y XIX. También cabe destacar el puente medieval de piedra que une las dos partes del pueblo. La Iglesia de San Juan Evangelista es el edificio principal. Su origen es medieval y conserva restos de esa época. La construcción que hoy se ve es esencialmente de los siglos XVI y XVII. También es obligada una visita al Centro de Interpretación de la Naturaleza. Ochagavía es la puerta a la Selva de Irati y este centro permite conocer mejor sus secretos y el valle de Salazar.

Elizondo: esta localidad, capital del valle de Baztan, es reconocida por los muros blancos de sus casas, los tejados a dos aguas y los balcones de madera que poseen. Muchas de ellas, adornadas con bonitas flores para añadir color al pueblo. No se puede dejar de lado el imponente palacio barroco de Arizkunenea. Recorriendo sus calles, se puede revivir la trilogía del Baztan de Dolores Redondo y sus tres novelas ‘El guardián invisible’, ‘Legado en los huesos’ y ‘Ofrenda a la tormenta’. Su protagonista, Amaia Salazar, tiene que regresar al valle donde nació porque a orillas del río Baztan ha aparecido un cadáver de una adolescente. Es el principio de una serie de sucesos en la que seres legendarios del norte de Navarra conviven con crímenes aterradores.

Estella: el primer lugar al aire libre que se puede visitar en Estella es la plaza San Martín, presidida por una fuente que data del siglo XVI y de la que emanan chorros de agua. En la plaza también está la gran escalinata que sube a la Iglesia de San Pedro de la Rúa y el Antiguo Ayuntamiento del siglo XVI, que está erigido sobre una capilla franca. La iglesia está ubicada frente al Museo Gustavo de Maeztu, otro de los enclaves a los que se puede acudir. En el interior de San Pedro de la Rúa hay pinturas murales como la Capilla de San Andrés (1596) cubierta por cúpula de yeserías barrocas.

Ujué: la historia corre por las calles de la localidad. Se remonta a la Edad de Bronce, y la iglesia - fortaleza de Santa María de Ujué que vigila desde lo alto el pueblo combina el románico y el gótico. Se edificó sobre una iglesia románica del siglo XI, aunque se han encontrado testimonios de su presencia del siglo X. Aprovechando el paso por el lugar, se pueden probar sus tradicionales migas de pastor.

Cortes: en la ribera suroccidental del Ebro se localiza Cortes. Forma parte de la merindad de Tudela y es reconocido como el poblado de la Edad de Hierro española más completo y con los estudios más avanzados. Posee un yacimiento arqueológico del Alto de la Cruz de Cortes. Se descubrió por casualidad en 1.947. Pero no solo posee vestigios de aquella época, sino de la musulmana e incluso romana. Su casco antiguo gira en torno a su castillo y a la iglesia parroquial de San Juan. Entre sus calles, está la Casa Gaviria, una casa blasonada construida en un principio en el siglo XVIII. La iglesia parroquial de San Juan Bautista fue construida en el siglo XVI en el lugar que ocupó la anterior iglesia. Es probable que fuera románica y que estuviera dedicada a San Miguel. Además, allí en el año 1333 tuvieron lugar las capitulaciones matrimoniales entre Doña Juana, heredera del reino de Navarra, y Pedro IV el Ceremonioso, heredero del reino de Aragón.
