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Turismo

10 pueblos de Navarra que merece la pena visitar

Estos diez enclaves son parada obligada para cualquier visitante, tanto por su belleza como por la cantidad de actividades que se pueden desarrollar en sus inmediaciones

Ampliar Imágenes del rodaje de la película 'El hombre que mató a Don Quijote' en Gallipienzo.
Imágenes del rodaje de la película 'El hombre que mató a Don Quijote' en Gallipienzo.
Publicado el 11/09/2020 a las 11:04
Navarra es una tierra diversa y llena de contrastes. Su gastronomía, sus paisajes, la enorme cantidad de actividades que se pueden hacer al aire libre, su patrimonio histórico, también su patrimonio artístico... Son muchos los motivos que cada año atraen a cientos de visitantes en busca de un plan diferente, uno de esos que nos transporta a otras épocas, nos permite degustar una gastronomía excepcional y disfrutar con cada paso que damos.
La Comunidad foral cuenta con lugares únicos en el mundo, como por ejemplo el Parque Natural de las Bardenas Reales o la Selva de Irati, además de un montón de localidades bonitas por cuyas empedradas calles siempre merece la pena caminar. A continuación, repasamos algunos de los pueblos que no podemos perdernos, viajemos a Navarra en vacaciones o durante una escapada de fin de semana.
GALLIPIENZO
Escenario de película (literal, porque aquí se rodó hace unos años 'El hombre que mató a don Quijote', de Terry Gilliam), Gallipienzo está enclavado en un cerro de más de 600 metros de altitud en plena Zona Media de Navarra. Esta localidad, uno de los pueblos atalaya más pintorescos de la Cominidad foral, fue erigido en el siglo X como enclave defensivo contra los ataques musulmanes y, entre su patrimonio, destaca la Iglesia del Salvador (siglo XV). Desde el mirador, situado en el punto más alto, se pueden contemplar el desfiladero del río Aragón y la Reserva de Kaparreta. Es un lugar ideal para hacer una ruta con los más pequeños de la casa.
FITERO
En la frontera navarra con La Rioja y muy cerca de Tudela se ubica Fitero, un pueblo que combina arquitectura medieval y contemporánea en el que destaca la belleza medieval del Cortijo, un pequeño núcleo urbano erigido en torno al Monasterio de Santa María la Real, primer cenobio cisterciense de la península ibérica. Es un pueblo famoso por su balneario, donde se alojó Bécquer. Desde Fitero se pueden hacer diferentes paseos como el que llega hasta la Cueva de la Mora, cercana al Macizo de Roscas, una gruta en la que, según los escritos del mencionado autor, aparece cada noche el alma errante de una princesa musulmana. Otros enclaves interesantes son el Centro de rapaces y la Granja-escuela Tujedén.
IRURITA
Uno de los rincones con más encanto del Valle de Baztan, Irurita es una localidad señorial donde las casas blasonadas y los palacios acaparan todo el protagonismo, entre los que destaca la construcción medieval Dorrea o Jauregizarra (siglo XV), una típica torre de linaje que en 1496 fue encuadrada entre las doce casas más antiguas del Reino de Navarra. Otros enclaves dignos de contemplar son el Palacio de Jauregizuria, la plaza de la Duquesa de Goienetxe y la casa que llaman Gastón o Etxeberria, ejemplo de palacio torreado del XVIII. Muy cerca, merece la pena pasar por el puerto de Artesiaga, desde donde se pueden divisar algunos de los paisajes navarros más imponentes.
OBANOS
Situado a muy pocos kilómetros de Pamplona y al lado de Puente la Reina, Obanos es una localidad marcada por la historia, pues fue villa de señorío realengo, y por el paso del Camino de Santiago. Su patrimonio histórico y arquitectónico incluyen rincones como la basílica de Nuestra Señora de Arnotegui o la ermita de San Salvador. La arquitectura civil deja ver claramente su pasado medieval. A nivel cultural, destaca la celebración tradicional del llamado 'Misterio de Obanos', una leyenda popular estrechamente relacionada con la Ruta Jacobea que cada dos años se representa en la localidad y está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Es un lugar ideal si queremos respirar naturaleza mientras hacemos un apasionante viaje al corazón del Camino.
RONCESVALLES
Otro de los lugares sin los que no se entiende el Camino de Santiago es Roncesvalles, su punto de partida en España. Foco de leyendas y encuentro entre caminantes, destaca ante todo la imponente colegiata (siglo XIII), levantada en mitad de un singular paraje forestal del Pirineo navarro, así como iglesia colegial de Santa María (1219) y edificios civiles como el antiguo hospital, construido entre 1802 y 1807, o el museo-biblioteca, que data de finales del siglo XIX, donde se pueden ver tesoros artísticos como el Ajedrez de Carlomagno, un relicario de plata que está considerado como una de las mejores obras de la esmaltería medieval. El visitante no se puede marchar sin probar el queso Idiazabal.
ISABA
Isaba se ubica en una de las zonas más ricas de Navarra a nivel paisajístico. Situado al norte del Valle del Roncal, en pleno Pirineo navarro, y a los pies del valle de Belagua, este municipio deslumbra por sus calles estrechas y empedradas y las casas señoriales de piedra y madera. Su principal atractivo histórico y patrimonial reside en la iglesia-fortaleza de San Cipriano (siglo XVI), el escudo nobiliario de la fuente Uturrotx, en el que se puede leer la historia del valle, y la Casa de la Memoria. Isaba es un destino perfecto, además, si buscamos un lugar en el que practicar deportes como el esquí de fondo o hacer senderismo. En definitiva, un lugar único en el que descansar y viajar al pasado por unos días.
AMAIUR
El arco de entrada a Amaiur ya nos avisa de que estamos ante un pueblo pintoresco y excepcional. Destaca su trazado urbano irregular, que se explica porque la población levantó sus edificios siguiendo el recorrido del Camino de Santiago del Baztan. Entre su arquitectura palaciega podemos encontrar joyas como el Palacio Arretxea o la Casa Arriada, y otro de los rincones que más miradas curiosas atrae es el molino, aún hoy en funcionamiento, donde se vende harina de maíz o de trigo y el visitante puede probar talos recién hechos. Merece la pena hacer el paseo de 1,5 kilómetros que llega hasta el monolito del monte Gaztelu, entre otras rutas que podemos recorrer en las inmediaciones de esta preciosa localidad.
VIANA
Sede de varios monarcas, Viana se descubre como una de las poblaciones históricas más importantes de Navarra. Su cara visible está compuesta por casas solariegas, palacios e iglesias que dejan patente el esplendor que vivió entre los siglos XVI y XVIII. Es la última localidad del Camino de Santiago navarro y un lugar perfecto para disfrutar de la gastronomía típica o buscar una buena bodega en la que probar los mejores vinos de esta tierra. Entre su arquitectura y patrimonio histórico, destacan las iglesias de Santa María y San Pedro, el convento de San Francisco y las casas-palacio con escudos nobiliarios, como la de los Añoa y Busto, en la rúa Santa María.
LESAKA
En la comarca de Cinco Villas y al noroeste de la Comunidad foral se ubica Lesaka, una localidad marcada por la transición de ser un pueblo eminentemente rural y ganadero a convertirse en un potente foco industrial. Conserva, eso sí, un enorme encanto arquitectónico y destaca por su paisaje, pues está situada en un enclave rodeado de montañas. Cuenta con la iglesia parroquial de San Martín de Tours, considerada como una de las iglesias monumentales más importantes de Navarra. Además de contemplar los vestigios de un precioso patrimonio histórico, el visitante puede disfrutar de la naturaleza en estado puro y hacer una visita a la estación megalítica de Agiña, un rincón digno de un paseo. O dos.
SANTESTEBAN
La última parada del recorrido por los pueblos de Navarra nos lleva hasta Santesteban, ubicado en el valle de de Malerreka, al norte de la Comunidad foral. Cobijada por montes como el Mendaur, su historia está marcada por la actividad de los mercaderes en la época medieval y, a día de hoy, sigue siendo un importante enclave comercial. Destaca la iglesia de San Pedro, reformada en estilo barroco, que formó parte del antiguo Castillo del Conde de Lerín. La influencia del estilo de los palacios baztaneses puede apreciarse en la Casa Consistorial (siglo XVIII). Un pueblo ideal para perderse en plena naturaleza y descubrir, también, la tradición del deporte rural en Navarra.
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